"Cogieron
las toallas y se distribuyeron alrededor de la piscina, las dejaron cerca del
borde donde podrían encontrarlas fácilmente. A la de tres soplaron todos y las
luces se extinguieron con un corto temblor. Orlando escuchó sonidos de
cremalleras, chasquidos de jerséis que se despegaban del cuerpo y no esperó a
oír nada más, estaba deseando meterse allí, se quitó los zapatos y los
calcetines, los pantalones y el resto en un minuto. Tocó el bordillo con la
mano para asegurarse de donde estaba y se sentó. Despacio estiró un pie para
ver a qué temperatura estaba el agua, éste se recubrió de un fluido algo más
caliente que su sangre. Ya sin miedo empezó a meter el resto de su cuerpo y a
notar una sensación de placer nuevo que le subía a oleadas. Se sumergió
completamente. Desnudo como estaba, bajo el agua, parecía sentir una caricia
que se extendía por toda su piel, el calor le reanimaba cada miembro, cada
músculo.
Sabía
que había cabinas en algunos spas que simulaban estar en el vientre materno,
pero también sabía que eran pequeñas, no podrían compararse en absoluto con lo
que él estaba sintiendo, se deslizaba por el agua con toda libertad y la
desorientación le provocaba un leve aturdimiento que aumentaba el relax. De
pronto notó otra piel que le pasó rozando, se dio cuenta que no las había
escuchado meterse, concentrado como estaba en sus propias sensaciones, nadie
hablaba, pensó que estarían igual que él deleitándose y entrando en calor, de
nuevo sintió que le rozaban, esta vez parecía una pierna que al nadar había
pasado al lado suyo. Algo después volvió a notar una presencia detrás, unas
manos le tocaron la espalda, los brazos y siguieron deslizándose cercándolo y
después acariciándole el pecho.
Pensó
que Amelie le había encontrado, se giró para buscar sus labios en la oscuridad,
tocó su pelo mojado, sus hombros y la sujetó mientras su boca no tenía
dificultad en aprisionar la de ella y sin ningún ruido morderla a gusto, con su
mano derecha buscó sus senos para acariciarlos y besarlos cuando cortó el
movimiento en seco. Los pechos de Amelie habían aumentado y no tenían la misma
forma, en ese instante estuvo seguro de que no era ella, retiró la mano que aún
recubría a uno de ellos un tanto azorado, pero la propietaria la encontró y la
llevó de nuevo al mismo lugar mientras dirigía con la suya una caricia para sí
misma con la mano de Orlando. No duró demasiado, ella pegó su cuerpo cuanto
pudo al de él y le besó antes de alejarse nadando.
Aún
estaba algo confuso cuando empezó a notar que alguien se acercaba de nuevo
desde otra dirección, en una situación parecida a la de antes, una de las
chicas llegó hasta él y le tocó comprobando que era Orlando. En un tono casi
inaudible éste le dijo:
-¿Amelie?
Escuchó
una ligera risa mitigada, prácticamente ahogada, y la boca de ella fue a su
pecho y lo recorrió con los labios, bajando hasta el agua, entre el borboteo de
su respiración al soltar el aire escuchó la respuesta que pretendía igualmente
susurrada.
-No
Notó
la boca de ella bajo el agua como seguía recorriendo centímetros de su piel
hacia abajo y se descubrió paladeando aquella situación extraña. Sabía que
Ulises no había llegado ni siquiera a ver a las sirenas, pero la situación le
recordó a él por algún motivo, se veía a sí mismo como un Ulises sumergido en
medio del Mediterráneo cercado por aquellas criaturas que le deseaban. Las
sirenas de Ulises tenían hambre y las sirenas de Orlando también. Mucha hambre.
Su obligación debería ser satisfacerlas."
Hesperia
De la obra Orlando (Fragmento)
Hesperia nos remite una serie de fragmentos de su relato erótico "Orlando", cambio de estilo que esperamos os guste tanto como a nosotros. GRACIAS.
Has acertado Hesperia, me gustan las sirenas y cada día tú me gustas más.
ResponderEliminar¿Es cierto que los ciervos se camuflan con ramas?
ResponderEliminarNo. Aunque es cierto que a veces tienen ramas y matorrales enganchados a la cornamenta. Pero es una consecuencia no buscada de su afán por mostrar la potencia en época de celo. Muchas veces, los machos rompen o embisten la vegetación para demostrar su fuerza, a consecuencia de lo cual sufren estos enganchones. Lo cierto es que el resto de los machos sabe que es producto de este poderío y muchas veces huyen al verlos.
Esto es un náufrago que lleva tres meses en una isla, y en esto que aparece una sirena, arrastrada por una gran ola, pero una sirena... Con un traje neopreno súper-ajustado, un tipazo 90, 60, 90, y le dice la sirena: - Dime lo que más te gustaría en estos momentos, a lo que responde el náufrago: - Ufff, pues tres meses en una isla desierta...me gustaría un café bien cargado; y le aparece. La sirena le dice: - Ahora di lo que de verdad te apetece, y el náufrago le dice: Ya que tengo un café... me gustaría un puro muy grande, gigante; y en un segundo lo tenía entre sus manos. Ya la sirena, bajándose la cremallera del neopreno, le dice: Ahora dime lo que más te gustaría, y el náufrago le dice:
ResponderEliminar-¡¡No me fastidies que llevas el Marca ahí debajo!!!
Estamos poniendo caliente al personal y afl final esto termina echo un aguacero, tiempo al viento.
ResponderEliminarEntretenido y erótico relato. Debería haberse dado cuenta Orlando de que era un sirena si le toca la cola de corvina.
ResponderEliminar¿Orlando, furioso?.
ResponderEliminarMuy bueno.
EliminarLa sirena está en una postura de comida de Don José.
ResponderEliminarLa jodida está disfrutando como una cochina.
EliminarHesperia, tu imaginación es un taller de erotismo. Me ha encantado el relato. Espero ansiosa el siguiente.
ResponderEliminarNo sé si tendré alguna oportunidad con alguna sirena, ya que, como dice Serrat "yo nací en el Meditrráneo".
ResponderEliminarHesperia, alarga un poquito más el relato, que me has dejado a media asta!
ResponderEliminarMi Maná-Maná no es Orlando, ni la Maína una sirena. No se bañan en el Mediterráneo sino en las piscinas "Morenas", conseguidas por malversación de fondos públicos.
ResponderEliminarAlgún bufón sindicalista ha podido catar sus aguas, pero le han dejado que meta un dedo gordo de un pié.
¿De qué siglas son esos sindicalistas, de UGT, CSIF o CCOO?
EliminarLevantarte con la noticia de que igual si eso Aznar vuelve a la política y salir corriendo calle abajo. ¡Feliz Miércoles!
ResponderEliminarEL colmo es que, con lo que tenemos encima, venga Aznar a amenazarnos con volver... ¿No le dará vergüenza? Ah no, que no tiene...
EliminarEs que este país no tiene remedio. Ante la debacle del equipo de gobierno, por inútiles, quieren rescatar a uno que ya pasó, se hartó de billetes pr el bum inmobiliario, que coloca a su mujer en la política, que recibe sobresueldos de Bárcenas, que acepta "regalos" de Gurtel para la boda de su hija y un largo etcétera.
EliminarEsa criatura lo que tiene que hacer es irse a tomar por culo!!!
Aznar eligio al más inutil y falto de personalidad de sus delfines porque su plan fue desde siempre volver. Ya que decidio cumplir su palabra de estar solo dos mandatos, pensaba que Rajoy estaría 4 años y le cedería de nuevo el trono, pero su quiniela fallo.
EliminarEspero que se lleve la misma desagradable sorpresa que cuando se postulaba como el lider liberal que necesitaba Sudamérica.
Aparte de todo lo que comentais nunca se me olvidará uno de los momentos mas vergonzosos, en un congreso o mitin aquí en Andalucia, cuando una alcaldesa le decía "Que los tenía muy bien puestos" El respondió extasiado por su "carisma": "Si quiere subir alguien a medirme..."
Mucha ironía y más poca vergüenza la del muchachito.
EliminarLas Sirenas son los seres más inútiles no sirven ni para comérselas ni para follárselas.
ResponderEliminarEl relato está muy bien escrito, con su morbo incluido.
ResponderEliminarMe ha gustado.
Todo parece indicar que estamos ante una escritora profesional, todo un lujo para este blog.
ResponderEliminar¿¿CÓMO HACEN LAS SIRENAS CUANDO LE VIENE LA REGLA?? LO DIGO… POR LOS TIBURONES Y ESO. ACLAREN DUDAS.
ResponderEliminarQue bueno!!!! Jajaja
Eliminar¡Qué envidia de Orlando! ¿Dónde está esa piscina tan caliente?
ResponderEliminarUff, Hesperia¡¡¡ Eres la reina del erotismo, me encanta como lo describes.
ResponderEliminarYo quiero una cita ya!!!!
ResponderEliminarCon aguas calientes y los roces y abrazos de una sirena, se le quita a uno el reuma, las artrosis, la osteoporosis...
ResponderEliminarHesperia, quiero conocerte, aunque sea en las Hespérides.
ResponderEliminarOrlando, no seas agonía, deja alguna sirena para los demás.
ResponderEliminarInteresante este fragmento. Me encantaría leer la obra entera. Hesperia, un 10.
ResponderEliminarPara qué luego digan que las féminas no están hirbanadad por las inglés chorreantes
ResponderEliminarDebes continuar publicando fragmentos de tu obra, pero los más eróticos. Éste me ha gustado.
ResponderEliminarChica si te quedas en esa postura un poco más te hago las inglés brasileñas y te enseño mi erotismo de cms. aproximandose al metro.
ResponderEliminarMe ha gustado.
ResponderEliminarEste artículo, me convence de que no es necesario que te lo consulte como en los otros, ya veo que lo que debo hace es preguntarte ¿Cómo podemos quedar para ese polvete?
ResponderEliminarHabrá polvetes virtuales, ;)
ResponderEliminarEstan programados para publicar algunos fragmentos, luego pondré un enlace para quien quiera leerlo entero. Esto es un pequeño aperitivo, nada más.
Espero que os guste la nueva faceta,
gracias y un saludo a todos
Los polvetes virtuales son muy aburridos.
EliminarEsta crisis nos está haciendo polvo. El pobre Orlando tiene que abandonar el negocio del tomate frito para dedicarse a gigoló de sirenas. Verlo para creerlo.
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