Mostrando entradas con la etiqueta Surrealismo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Surrealismo. Mostrar todas las entradas

8 de diciembre de 2014

¿A quién le falta una marea?

Sube la marea, la economía sumergida campa a sus anchas.
Baja la marea, estamos más secos que un tollo.
Sube la marea, este barco tiene más agujeros que un traje de faralaes.
Baja la marea, los ahogados por los recortes quedan a la intemperie.
Sube la marea, nuestros políticos juegan a hundir la flota.
Baja la marea, pisar suelo firme siempre es mejor que transitar montañas.
Sube la marea, estamos tocados y hundidos.
Baja la marea, el líquido elemento es demandado en Cabezas Rubias.
Sube la marea, la fauna mareal emerge cual pelotas en torno a un político.
Baja la marea, qué pena, los yates se quedan encallados. 
Sube la marea, los móviles de empresa se quedan sin cobertura.
Baja la marea, ¡me olvidé amarrarme el bañador!
Sube la marea, este camino parecía poco profundo y estoy hasta el cuello.
Baja la marea, la gravedad de la situación nos arrastra.
Sube la marea, ¡Niño, recoge los bártulos que se encharcan!
Baja la marea, las playas del Espigón se llenan de coquineros indocumentados.
Sube la marea, ¿quién incumple la ley de costas?
Baja la marea, la luna llena le da la vida.
Sube la marea, estos cuartos menguantes y crecientes son sinónimo de muerte
Baja la marea, ¿qué hace aquí este submarino amarillo?
Sube la marea, ¡pintémosla de color verde por un futuro mejor!
Baja la marea, tenemos aproximadamente seis horas para echar un partido de tenis.
Sube la marea, la Ría de Huelva se torna espléndida.
Baja la marea, el que empieza a marearse soy yo.

Artículo reeditado: Originalmente publicado el 19 de Julio de 2012.

15 de junio de 2014

El Padre de la Retahíla


La poesía es un género literario considerado como una manifestación de la belleza o del sentimiento estético por medio de la palabra, en verso o en prosa. La poesía junto a la música es el máximo exponente del arte en transmitir las sensaciones mas sublimes.
Hoy quiero rescatar del olvido al precursor de la poesía, deseo resaltar la gran obra Pedorretica del insigne Caco Porras considerado como el Padre de la Retahíla Rupestre y Rural.


La calidad literaria es bochornosamente acojonante, inolvidable son sus aportaciones “Gazpacho erótico”, “El perro de cuatro patas”, El de la gorra que corra”, “No corráis que es peor”, “Una mierda en un camino”, “No le metas el deo que te veo”,  “Orgasmo de Orfeo”, y tantas otras, a continuación os dejo la retahíla mas conocida del Reverendísimo Caco Porras, composición que lleva por titulo De Pijote-Negro a Culo-Roto, es recomendable leerla con buena música de fondo, sugiero Tocata y Fuga:


Delicado es el ojete para ir sin protección,
te recomiendo el consejo del Gran Jefe Culo-Roto
que por no llevar braguero, treinta puntos le cogieron.
Se lo partieron entero y pocos muy pocos fueron
suerte que tuvo el torero, con la corná que le dieron.
Desde entonces caga blando y tiene muy mala leche
lo juro por Manitú, tururú, turututú.

La historia de Culo-Roto es historia singular,
De muy joven le llamaban Gran Jefe Pijote-Negro
pero cosas del destino, el nombre le iba a cambiar.
Con embustes y mentiras los blancos lo trajinaron
para que fumara en pipa,
la gran pipa de la paz que la fumo por detrás.
Le metieron tal puntazo que el buje le desgarraron
crujió cual una canasta.
Como un búfalo trotando tres surcos fueron quedando
dos  de las plantas del indio y uno del tranco del blanco.

Pero volvamos al tema que es de consideración
¿Qué es lo que dice el consejo de tan sabio jefe indio?
El consejo reza así, cuando te la veas venir
si no llevas salva-ojete ten a mano vaselina o algo de Culipán.
La píldora que te metan casi no la notarás,
y los puntos de sutura no te lo tendrán que dar.


No tengo nada mas que añadir a las sabias palabras de Caco Porras.

30 de mayo de 2014

Creaciones importantes II


Después de tanto roce, durante tanto tiempo, llegó lo que tenía que llegar.
El sol, a través de sus rayos, ha dejado preñada a la luna. Tras mucho tiempo pasado, la luna parió una cosa muy rara; un engendro. No era el primer parto de la luna; ya lo decía Mecano: “hijos de la luna”.
El problema viene ahora. ¿Quién se va a hacer cargo de esa cosa tan fea? El sol no se puede mover; la luna solamente está mariposeando enseñando su cara bonita.
Encontraron una solución: se harán cargo del engendro los sindicalistas, que se llevan todo el año sin hacer nada, pero solamente hasta que llegue Papá Noel.
¡Ahí tenéis el bicho! Sorprendidos los sindicalistas, preguntaban: ¿El bicho come cáscaras? Todas menos las de plátano, que es diabético.
No se sabe si es macho o hembra.
Le pusieron un traje de bulerías con peineta y lo llevaron al Rocío. El problema mas grave fue colocarle las castañuelas; tenía pocos dedos y además parecen cajas de cerillas.
¿A quién se le ocurre darle rebujito a un engendro? El bicho cogió un peazo de tranca que parecía un bodrio con todo el traje de bulerías pisado.
¡Esto es un marrón! Desde ahora hasta que llegue Papá Noel hay un rato. Solución: Se lo vamos a endiñar al de Bacuta.
Cuando el engendro le ve el mandao al de Bacuta, no sabía que era, empezó a correr de tal forma que ni Usain Bol le pillaba.
Casi se ahoga, pero fue rescatado por un pescador que estaba por la zona, pensando que era un pejesapo.
Al ver el pescador que no era un pejesapo, lo entregó en un zoológico. Por más que lo estudiaban, no sabían lo que era. Uno decía que tiene cierto parecido al caimán; otro que se parece más al mono aullador; otro que al ornitorrinco…
¿Qué comerá este bicho? Cuando el engendro vio un jamón, empezó a comérselo a bocaos, como el que se come un muslo de pollo. Dijeron: “Será feo, pero la boca no la tiene mala”.
Por fin llegó Papá Noel al lugar, guiado por un GPS engéndrico, y se lo llevó. Se lo llevó a Laponia y allí le congelaron hasta que llegue una generación de investigadores que puedan averiguar que coño es una cosa tan fea.

Artículo reeditado: originalmente publicado el 30 de Mayo de 2010.

19 de diciembre de 2013

De la fama efímera

De la fama efímera
(con muchos paréntesis)1


Y salió al balcón su santidad san Paco primero de Corrientes y tres cuatro ocho de Loyola.

Y pisó (“pero con otro fasto, oh, Diógenes”)2 el fastuoso balcón y todo su boato con sus botas franciscas.

Y apareció como si estuviese anunciando una nueva marca bioquímica multinacional.

Y mostró una farmacéutica cajita en la mano, en cuyo frente iba impresa la imagen de una víscera sangrante (vulgo coeur)3.

Y ese corazón estaba rodeado por una especie de concertina melillera (vulgo corona de espinas).

Y publicitó toda esa farmacopea y la llamó Misericordina.4

Y la urbe entera y el orbe al completo le admiraron con admiración admirable.

Y, al séptimo día (mira tú por cuándo), todo dios descansamos.


© Producciones Guadiloba


1  Y notas al pie.
2  Según el Laercio, en sus Vidas de los filósofos más [o menos] ilustres, cuando entró Diógenes ancá (chez) Platón y vio los mármoles y mosaicos, los holló diciendo: “Piso el fasto de Platón”, a lo que éste le respondió asín (ut supra).
3  C'est à dire: 'corazón'.
4  Y nadie hizo nada por impedirlo.

Guadiloba en estado puro, simplemente genial. GRACIAS.

24 de julio de 2013

Documenta Naturae


En el amanecer, negro, rojo y plateado, como un disfraz de Spiderman, se enfoca a una flor de esas de los desiertos, que se ve abrirse acelerada. Al mismo tiempo el sol, sólo insinuado al principio, sube a mayor velocidad que la de su luz. Cuando los ancestrales rayos —atravesados por una flecha de flamencos— que iluminan la sabana serenguética rompen en los párpados del cachorro de león y él se despierta, la cámara sube a los primeros azules del paisaje y fundido: sale del cubil el leoncillo corriendo hasta encontrar a su padre, que está, con sus garras recién afiladas, peinando su ¡cómo no? lustrosa melena mientras se mira en el espejo de las aguas de la laguna, tan sólo enturbiadas por algunas "fantásticas diatomeas".
               —Papá, papá... Hoy vamos a cazar gacelas, ¿verdad? Me lo dijiste, ¿verdad?: sangre y fibras y gemidos...
              —Lo siento, pequeño, pero es que hoy vienen los de la National Geographic y...
                Ante los ojos decepcionados del cachorrillo, añade con un punto de café cargado de amargura:
                —... y mañana tengo posado para la Disney.

©Producciones Guadiloba

Nueva Colaboración de Guadiloba, cortita pero en su línea... genial. GRACIAS.

11 de julio de 2013

Recepción


Érase un ente a un iPhone pegado...
(Quevedo seis punto cero)
Recepción Mid-Season en Perrins Manor: Sir Humpt, conde de Perrins, hace el habitual gesto de sacar por la ventana la mano con la palma vuelta hacia arriba, como un meteorólogo pordiosero, por ver si llueve. Pero, al comprobar que solamente es una amarilla nevada de flores de aromo, arrancadas por los últimos vientos de la primavera: 

— By Jove! —exclama, con sólo el signo de cierre —¡Parece que el tiempo acompaña! —parece que se decide por el doble signo. 

Y al rato el anfitrión recibe todo lo calurosamente que puede a sus innúmeros invitados, según va anunciándolos un señor con patillas, librea y un bastón: 

— ¡El Káiser de Nosedónde y su evabráun! 

— Bis bald —le davidbisbaldea sir Humpt, mientras ejecuta un vertiginoso movimiento de rotación sobre sí mismo y otro simultáneo de traslación alrededor de la evabráun (no concurrentes ambos, con lo cual se puede ver, cara a cara, la cara oculta del conde de Perrins). 

— ¡El Xeij de las Dunas y sus cuatrocientas esposas! 

— ¡Imshi aljara! —le aljamía inversamente el conde y, al incorporarse de la zalema, tropieza con uno de los tropecientos lacayos que le cateringan el fiestorro a ojo y bandeja a mano alzada. Mira tú por dónde no se ha roto ni una copa. Ni dos. 

— ¡Su Alteza Morenísima, el Príncipe de Palm Beach! —se desgañita el del bastón —¡De solateras! —y allá que te va un barullo de herederas secundonas. Entonces, ante cien ojos que aguardan cincuenta autógrafos y algo más: 

— Encantado de surfearle —le cosquillea los dedos el conde antes de entrechocar los nudillos. 

Y se enzarzan ambos en una discursa sobre las series de TV: 

— ¿Se ha fijado, sir Humpt, en que en los NCIS (aka Navy) la iluminación está tres puntos por debajo del umbral de la ONCE? 

— ¿Y Vuestra Alteza en que en Law & Order, a más de ello, el volumen de la banda sonora es el triple que el de los diálogos? 

— Sí, ya lo he notado; pero todo eso es simplemente porque los teleespect########################################### 

Volvemos en... 6 minutos. Pero no desesperen; al cabo de medio minuto más, continuaremos con un abrumador chaparrón de anuncios (esta vez sin indicación de lapso). 










N.A.D.I.E.GmbH patrocina este espacio en blanco. ########################################### 

— y eso es lo que hay, mi querido conde.

— ¡El Ínfimo Mandarín de los Orientes y su puñetera madre, con alguna que otra de sus letales concubinas! —Sir Humpt tiene en su régimen foral interno ciertas dudas paradójicas sobre si sería mandarín decirle “Ni hao” o quizá “Fu-man-chú”, con lo que, ante su gesto a estas alturas ya interrogativo, opta por darle la respuesta homologada en cualquier chino:

— ¡Ah!, sí... Segundo pasillo.

En ello anda cuando vocifera el tío de la bastona (abollada la contera a golpes d’Annunzio, la dorada bola superior brillante a juerza de brazo y sidol):

— ¡Lord Albertshire, Duque de Worcestersauce!

— ¡OOOOHHhh!

La pública exclamación general no va dirigida ni al duque ni a la amistosa mano que le tiende el conde; simplemente es que acaba de aparecer en lo alto de la doble escalinata, allí al fondo, la condesa de Perrins, de traje de amplio vuelo, gasas, sedas y flores, toda de rubia hasta los pies vestida. El asombro de los concurrentes crece al ver cómo ella, ya sea por la anchura de sus caderas (vulgo esteatopigia), ya por el principio de indeterminación de Heisenberg, consigue bajar por ambas escaleras a la vez.

El duque de Worcestersauce avanza por tol mismo medio de la gran sala, aparta al marqués de Hellmans —quien no tiene nada de satánico— de un enérgico envión y se dirige al pie de la escalinata a una velocidad lo suficientemente sincronizada como para llegar al tiempo en que ella termina de bajar el último doble peldaño.

La condesa de Perrins —amplio vuelo hasta el tobillo, gasas, sedas, flores— le hace la consabida reverencia y el duque:

— MaDame, ¿no nos hemos visto antes? ¿Quizá en la sonriente recepción del untuoso Margrave de Cheshire, en la segunda base?

— Pues no estoy segura, pero... —Y vuélvese a agachar, corropatateramente, esta vez no por reverente, sino para asir con una mano el amplio vuelo intertobillar y subir gasas, sedas y flores, dejando al descubierto sus alabastrinos muslos tan sólo tachonados por algunos cuajarones sanguinolentos de vete tú a saber qué plenilunios.

Cuando tiene más arriba del ombligo el borde del vestido, se mete por dentro de las bragas la otra mano; de allí extrae su móvil y, mientras lo manipula, continúa:

— espere un momentito, my sweet Lord, quenseguida se lo miro... Si es que hay cobertura...


© Producciones Guadiloba

Después de una larga temporada, Guadiloba nos regala otra de sus inconfundibles obras. GRACIAS. 

18 de abril de 2013

Cinco minutos con Pepillo


(SOLO EN EL CEMENTERIO, JUNTO A LA SEPULTURA DE SU AMIGO PEPILLO).
-“¡Me has dejado solo, Pepillo, te has ido y me has dejado solo, y no volverás; no sé qué haré sin ti!.
En el lugar donde repose tu alma te mimarán y te tratarán como un marajá, porque tú eres de los buenos”.
-“Nos conocemos de toda la vida. ¡Cuántos recuerdos de otras tantas experiencias vividas!. Se me viene a la mente algunas de ellas”.
-“Jamás se me olvidará cuando te presenté a mi prima Inés, que a la postre terminó siendo tu mujer.
Recuerdo que fue en la discoteca del  Mojarro. Llegar y topar, canalla. Sólo querías música lenta, comer cuello; parecías un vampiro”.
-“¡Si es que nos ha pasado de todo!. Aun me río  del día que estábamos en la estación de autobuses esperando que llegaran nuestros hijos.
¿Te acuerdas que se nos acercó un marroquí, más grande que la torre kío, musulmán practicante, al menos eso nos dijo, con una cogorza de juzgado de guardia, que estaba de gorrilla por la zona y nos dijo: “echadme un vistazo a los aparcamientos que me voy a tomar una copa”?. ¡Nosotros de gorrillas, ohú, qué arte tuvo el moro!”.
-“¡No me vayas a decir que no recuerdas la noche en que te empeñaste en que fuésemos a robar berenjenas. Cuando fui a coger las primeras, lo que trinqué fueron las talegas de un chivo. Mira que confundir una mata de berenjena con un chivo!, menos mal que no lo confundí con el alcalde, que ese sí que tiene buenas talegas!. ¡Y mira que estaba hartito de repetirte que llevaras una linterna!”.
-“Hemos tenido vivencias en todas las etapas de nuestras vidas".
Nunca se me olvidará cuando, recién terminados en la universidad, te metí en el toro de crear un negocio. Tú no querías. Insistí y al final montamos una taberna.
Allí no entraban ni las moscas.
Lo que sí teníamos era un mono macaco que lo único que hacía era comer cacahuetes, dejar vacía la jarra de vino peleón que intentábamos vender, y hacerse pajas.
¡El cabrón del mono siempre estaba empajillao y  más alicatao que un cuarto de baño!”.
-“¿Y cuando alquilamos una parcelilla para sembrar?. ¡No teníamos ni puñetera idea!.
Sembramos diez kilos de patatas, en lomos.
Entre los chaparrones que cayeron y más de un mes que tardaron en nacer, cuando fuimos a cavarlas tuvimos que coger un pico cada uno; la tierra estaba más dura que un cuerno, parecía hormigón armao. Terminamos con las manos ensangrentadas, llenas de borbojas.
La gracia, Pepillo, estuvo en que cuando fuimos a arrancarlas, que las matas parecían del país de Liliput, estaban comidas por las hormigas”.
-“Como tú siempre has tenido mala memoria, te voy a recordar aquel día que estuvimos de copas y pillamos una buena milana. Quisimos hacer lo que hacen los futbolistas cuando meten un gol, lanzarse de boca deslizándose sobre la hierba. No había hierba, ¡nos hartamos de hormigón!.
Teníamos la cara como si nos hubiesen arañado veinte tíos cogiendo berdigones”.
-“Parece que alguien viene. Ya sólo decirte que desde que nos conocemos hemos estado muy unidos, a pesar de que hayamos tenido nuestras discrepancias por el distinto carácter que tenemos cada uno.
Tú has sido mi amigo, mi único amigo.
Ve conquistando el nuevo paraíso y sobre todo, busca la bodega que tenga el mejor mosto, que pronto estaré contigo.
Hasta luego, Pepillo, hasta luego, amigo mío”.

26 de abril de 2012

Creaciones Importantes III

Intentando aprender de algunas reflexiones de Nárul, quiero buscar la soledad, un paisaje romántico donde no exista la figura humana.
Me dispongo a pasear en compañía de mi burro Francis.
Haciendo caso de la amiga Sole, antes de comenzar la jornada es muy importante alimentarse, un buen “Dejeuner sur l´herbe”, para evitar que entre la macacoja, también llamada “hopus culinarius matutinus”.
Mi burro Francis no es el asno de Apuleyo, ni el “pequeño, peludo, suave, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos” de Juan Ramón, Francis es más duro que una pandereta hecha de pellejo de huevo de perro perdiguero.
Le conocí siendo pollino y ahora es casi todo pepino. En su evolución vi su etapa de franciscano, cuando llevaba sotana para tapar su trompeta meana.
Su compañía es fundamental para mi ser, mi ente, la forma de entender que con el tiempo el gurumelo tendrá forma de paraguas; me inspira en los pensamientos de la gran aberración de los principios piramidales, con aromas de las bellas moñigas de la vaca que ríe.
Mi jumento dejó la sotana para convertirse en un taxi engalanado, cerca del mar, a modo de atracción de feria. Dura etapa.
¡Qué disfrute, cuánta relajación!.
Mis recuerdos, por un momento, se centran en mi gran amigo Josyan, cuando se abre ante el espectro de mis ojos la belleza de un amarillo trigal. ¿Por qué te llamas trigo en vez de llamarte Rodrigo?.
-¡Mira Francis, allí a lo lejos, entre las amapolas, se ve al Maná-Maná pastando!.
-¡Es un toro!.
-¡Qué más da, lo aconsejable será no acercarnos demasiado, por si acaso!.
El color del cielo va cambiando, el tono es oscuro, diría que negro, más negro que el hocico de un “canis lupus” harto de morcilla fresca, de Villacarrillo.
Después del largo y relajante camino, a mi burro le duele la garganta, y para estos casos el médico le manda una bufanda blanca.
-¡Antes de llegar a casa nos vamos a dar un homenaje, Francis. Vamos a parar en la venta “Angelito” y nos vamos a zampar una buena tapa de garbanzos con callos, bien picante, a ver si se te cura la garganta de una puñetera vez!, y si no, te voy a tener que dar una friega de “Vich Vaporub”.
Si por casualidad veis un burro volando, no os extrañéis, es mi jumento, que vuela más alto que un pavo de Navidad.
Por más que hemos andado, relajado, en un día de vino y rosas, una vez más seguimos sin encontrar a Robin.
-Francis, he de confesarte que en infinidad de ocasiones he dudado de mi existencia, de mi propia alma, por más que he leído profundamente al Coronel Tapioca, pero después de este día, he de decirte:
¡BURRITO, COGITO ERGO SUM!.