No,
no se trata de una secuencia de cine, aunque no me extrañaría que
algún director lo pusiera en marcha para una película en el estilo
de tragicomedia, porque es trágico, pero al final un desahogo
siempre viene bien.
La situación se está
poniendo día a día mas tensa, solo echar un vistazo a la prensa, y
podemos leer diferentes noticias, que lamentablemente hablan de
cuestiones negativas en su gran mayoría, páginas y páginas llenas
de sucesos, que no hacen mas que preocupar a un público cansado de
ese bombardeo, angustiando, aún mas si cabe, por lo que en la
actualidad está pasando.
Lo mismo pasa en
televisión, las cadenas se jactan de dar conocimiento de primicias
que van sobre lo mismo, política cara y caótica, alzamientos en
países de economía en declive, conatos de guerras o imposiciones
que podrían hacer que se irradiara al resto del mundo, interviniendo
en el ahogo del que periódicamente ve televisión.
El miedo se palpa en el
ambiente, tanto para el que tiene un trabajo, lo tienen hoy, mañana
no se sabe, y hay que tragar con lo que te echen, y por lo que
quieran pagar. El que está desempleado y cobra prestación, observa como el inexorable
tiempo pasa rápidamente, sufriendo porque se acabe el poco soporte
económico que entra en casa, o el que no lo tiene, porque aun así,
cree que las puertas se están cerrando en su país, tratando de
poner sentido a las carreras que tanto le costaron, emigrando a
lugares insospechados y obligando a sus padres a sufragar los gastos
que se originen. Y aquellos que durante años dejaron su piel en el
trabajo, los jubilados, cuyo salario pende de un hilo, mientras suben
los impuestos, y las primeras necesidades, ven como aquél se congela,
padeciendo amarguras en el tiempo que les queda vivir para que no les falte nunca.
Además de todo esto, el
que tiene poder, tratará por todos los medios aprovechar el
desequilibrio, aumentando, mas si cabe, la presión en aquellos, que directa o indirectamente, se ven envueltos en esa tesitura, por
ejemplo, se instalan cámaras de vigilancia para, en principio, controlar que nadie ajeno a la empresa entre sin el debido permiso, o
poder observar algún peligro que se origine en el edificio,
incendios, derrumbes, etc., pero una vez colocadas dichas cámaras,
se aprovecha la coyuntura para que el control pase a vigilar a los
trabajadores; que si hablan, que si ríen, que si van mucho al
servicio, que si fuman, que si beben, que si entran tarde, que si
salen temprano, que si se ponen con la regla, utilizando este medio
para atemorizar al personal, que coartado intenta hacer el trabajo
que se le encarga aun sin gustarle.
Pero la cosa no queda ahí,
aquellos jefecillos que no se lo merecen porque en realidad no sirven
para eso ni para nada, ni disponen de ese dispositivo, eligen al azar
a alguno que esté pasando vicisitudes agónicas, que se preste al
peloteo profundo y que a dedo ha sido contratado, o por algún favor
sexual, para servir de chivo expiatorio, y anote cada una de las
anomalías que se produzcan en su ausencia para después ir a contársela.
Después de escribir esto,
y leerlo varias veces, no dejan de darme ganas de vomitar ante
tales atrocidades, el estómago hace más ruido que una vuvucela en
una misa de difuntos, cogiendo una rabieta de impotencia, que algunas
veces me dan ganas de enseñar agitando el dedo corazón de mi mano
derecha ante las cámaras o directamente decir “vete a la mierda, tú y tu chivato”.