No puedo
describir mis sensaciones cuando llego al cielo, al octavo, De Dante Alighieri.
Rápido,
rápido me desnudo, necesito calor, mucho calor, frótame todo el cuerpo cariño,
no dejes un lugar sin tocar, hostias que sensación, esa crema es la magia y
además me protege de los celos del sol.
Descansamos un
poco, mi compañera de juegos e intrigas siempre sabe servir la bebida
adecuada a la temperatura idónea para aliviar mi cuerpo que sigue tomando color
y más calor.
Llegamos a la parte más esperada de nuestro juego del sábado. Hoy te toca a ti comerme, el próximo ya
me tocará a mí hacer lo propio. Debo de confesar que a veces optamos por
comernos mutuamente y siempre terminamos discutiendo, quien se entrega más y
quien come mejor.
Luego más
fuego, más calor, más sudor y siempre tú eres quien lo quieres dejar, no puedes
más.
Al final siempre cedo. Para limpiarme de la mezcla de líquidos que corren por mi cuerpo, desnudo y
ante la mirada incrédula de todos los residentes del hotel del boulevard, me riega y refresca con los besos de Neptuno.
Pasamos
después de devorar a desempeñar el papel que más me gusta, comienza a funcionar
la depravación; yo depredador busco entre las ondas algo que me relaje y tu
casi siempre, como no te suele ir mi marcha documental te refugias en unos
brazos menos violentos, a veces incluso en los de un tipo que le llaman Jorge Javier y que al parecer mantiene otro tipo de dieta.
El cansancio
nos lleva a un sueño placentero. Siempre “estravelado” pienso que pronto pasa
las horas cuando estoy contigo. Mientras, tu dolorida y hermética, te das la
vuelta para que yo no pueda ver tus ojos y adivinar lo que piensas ya que de
esta forma podría dominar tu cuerpo, única posesión que me resta para que la
sumisión sea completa y siempre seas tú la que me comas.
La despedida,
siempre rápida: Bueno hasta la próxima, lo he pasado muy bien, la comida que
has realizado hoy estaba riquísima, en su punto, acuérdate que el próximo finde
me toca a mí traer un plato especial, chao.
Cuando llego a casa me pongo a hojear mi recetario. Busco que plato especial puedo preparar para el próximo sábado y dejarla totalmente complacida.
Me encanta esto de comer en su casa, un día cocina ella, otro yo. Somos como niños. Estamos engordando un poco, ya se sabe, mucho comer y nada de sexo suele traer consecuencias.