Mostrando entradas con la etiqueta Comida. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Comida. Mostrar todas las entradas

29 de octubre de 2013

¿Te como? ¿Me comes?


Estoy hirviendo, que nervios, ya es fin de semana. Espero tu llamada, tu wassap, tu sms… y por fin llega. Mi histeria desaparece y la Diosa Minerva me vuelve a dar el beso del triunfo.
No puedo describir mis sensaciones cuando llego al cielo, al octavo, De Dante Alighieri.
Rápido, rápido me desnudo, necesito calor, mucho calor, frótame todo el cuerpo cariño, no dejes un lugar sin tocar, hostias que sensación, esa crema es la magia y además me protege de los celos del sol.
Descansamos un poco, mi compañera de juegos e intrigas siempre sabe servir la bebida adecuada a la temperatura idónea para aliviar mi cuerpo que sigue tomando color y más calor.
Llegamos a la parte más esperada de nuestro juego del sábado. Hoy te toca a ti comerme, el próximo ya me tocará a mí hacer lo propio. Debo de confesar que a veces optamos por comernos mutuamente y siempre terminamos discutiendo, quien se entrega más y quien come mejor.
Luego más fuego, más calor, más sudor y siempre tú eres quien lo quieres dejar, no puedes más.
Al final siempre cedo. Para limpiarme de la mezcla de líquidos que corren por mi cuerpo, desnudo y ante la mirada incrédula de todos los residentes del hotel  del boulevard, me riega y refresca con los besos de Neptuno.
Pasamos después de devorar a desempeñar el papel que más me gusta, comienza a funcionar la depravación; yo depredador busco entre las ondas algo que me relaje y tu casi siempre, como no te suele ir mi marcha documental te refugias en unos brazos menos violentos,  a veces incluso en los de un tipo que le llaman Jorge Javier y que al parecer mantiene otro tipo de dieta.
El cansancio nos lleva a un sueño placentero. Siempre “estravelado” pienso que pronto pasa las horas cuando estoy contigo. Mientras, tu dolorida y hermética, te das la vuelta para que yo no pueda ver tus ojos y adivinar lo que piensas ya que de esta forma podría dominar tu cuerpo, única posesión que me resta para que la sumisión sea completa y siempre seas tú la que me comas.
La despedida, siempre rápida: Bueno hasta la próxima, lo he pasado muy bien, la comida que has realizado hoy estaba riquísima, en su punto, acuérdate que el próximo finde me toca a mí traer un plato especial, chao.
Cuando llego a casa me pongo a hojear mi recetario. Busco que plato especial puedo preparar para el próximo sábado y dejarla totalmente complacida.
Me encanta esto de comer en su casa, un día cocina ella, otro yo. Somos como niños. Estamos engordando un poco, ya se sabe, mucho comer y nada de sexo suele traer consecuencias.