
La vida me dio la suerte de conocer a una chica fantástica, un bombón con unos ojazos que envolvían el cielo. Poco a poco y con mucha ilusión por conocerla, me fui dando cuenta de que tenía todos los ingredientes que yo deseaba en una mujer, no solo me atraía su cuerpo sino que la claridad de lo que decía o pensaba, era un caramelo para mi.
No estoy hablando de amor, sino de amistad en el amplio sentido de la palabra, ella sabe lo que quiere y lo que no, nunca tratará de hacerte daño, y todo lo que pide es el respeto que se merece cualquier persona que se digne como tal.
Yo por mi parte, como machote que se precie, no quiero una relación de amor, la suerte no estuvo de mi lado en épocas anteriores, así que no busco mas que la diversión y si es en compañía de una mujer mejor. Es tan gratificante poder tener a una persona a la que le dediques el tiempo que quieras, como que esa persona te llame porque no puede dormir y necesita hablar contigo para sentirse mejor o no solamente para hablar, sino para que la abraces, o para que simplemente duermas con ella por seguridad en si misma.
Es precioso, es maravilloso, para mi es como si tuviese un espíritu paralelo, que me dice lo que quiero hacer o escuchar, si le pido un beso me ofrece su boca, si me pide caricias, se las hago con dulzura, pero todo con el respeto de ofrecer su corazón por y para la amistad, dado que ella tampoco desea enamorarse porque los hombres somos todos iguales.
Un día entrada la primavera y como llevaba tiempo con la sangre bastante alterada, le pedí que saliéramos para tomar algo charlar y aceptó, tanteé la posibilidad de tener sexo, y me abrió las puertas a ello, así que en cuanto terminé en mi trabajo, salí pitando a casa para arreglarme y buscar a mi amiga.
Antes de recogerla, la llamé por teléfono para pedirle que vistiera algo sexy, y facilito de quitar, ella, asintiendo, me preguntó que si se ponía una pequeña falda, a lo que le contesté que estupendo.
Cuando la vi llegar se me caía la baba por cubos, una morenaza que quitaba el hipo, subiendo a mi carroza, y poniendo rumbo a algún lugar que nos brindara la oportunidad de paz y tranquilidad para llevar a cabo nuestra codiciada cita.
Conduje hasta un lugar cerca del mar, se podía ver la magnificiencia del mismo en la oscuridad de la noche, parecía todo dispuesto, las ansias, el momento, la confabulación de los dos, apasionante. Al parar el motor del coche, charlamos de todo un poco, música, trabajo, y demás, abriéndose paso el silencio que ayudó a nuestras cómplices miradas. Durante quince minutos estuvimos besándonos, al mismo tiempo que realizábamos caricias por doquier, bebí de su sexo y se estremecía al sentir mi lengua recorrer su bello monte de Venus, estaba mojada, muy mojada, y subió a lomos del caballo cabalgando, gimiendo y apretando sus manos en mi cuello del placer que sentía, yo no me lo podía creer, toda desnuda encima mía, era bellísima, mil veces recorrí con mis manos y mi lengua sus pechos al aire, su boca no se cansaba de buscar mis labios, llegué a preguntarme si era un sueño, si era real, porque era imposible tener un bombonazo como ese entre mis piernas, y no tener erección alguna, no se levantó ni un milímetro.
!Qué despropósito¡, !qué infortunio¡, !qué desgracia¡ tanto tiempo esperando a que llegue un momento como ese, y luego ocurre que no se levanta, y sin embargo ella es comprensible, e incluso me pregunta si no es mi tipo, que pena que no conozca mas mujeres como ella, yo le regalé un gatillazo, y ella me dio su comprensión y amor para quedar otro día.
Artículo reeditado: Originalmente publicado el 19 de Agosto de 2011.
Artículo reeditado: Originalmente publicado el 19 de Agosto de 2011.