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12 de noviembre de 2014

Parques Nacionales II


Nuestro caminante creyó que los paraísos paisajísticos de los que había disfrutado colmaban sus expectativas, por lo que orientó su ruta hacia la vecina Francia. Craso error. Cuando las fronteras geográficas humanas se vislumbraban, un enorme macizo las difuminó de repente. En sus estribaciones se cobijaban multitud de lagos, meandros de alta montaña, torrentes, cascadas, turberas y frondosos bosques de pino negro, abeto, pino silvestre, abedul y haya. La conjunción de todo ello otorgaba a los ojos una gloriosa satisfacción emocional. Esta colmatación entusiasta lo llevó a no abandonar nuestro pueblo y seguir circundando sus innumerables espacios naturales.

No tuvo que recorrer mucho las lindes septentrionales para darse cuenta de lo acertado de su elección. Pronto se encontró con un monte perdido en medio de la nada. Aquí dominaban los contrastes: la extrema aridez de las zonas altas, donde el agua de lluvia y deshielo se filtraba por grietas y sumideros, contrastaba con los verdes valles cubiertos por bosques y prados, donde el agua forma cascadas y atraviesa cañones y barrancos.

El ocaso del día se acercaba, el sol empezaba a esconderse por el oeste. El reflejo del atardecer sobre la roca caliza de los Picos más continentales de la cordillera cantábrica iluminaba la cara de nuestro viajero con un brillo opaco. En este lugar, el bosque atlántico era el protagonista, alojando en su seno multitud de animales que se han visto acorralados por la presión humana: rebecos, lobos, urogallos, buitres leonados, águilas reales y hasta algún que otro oso pardo.

El embelesamiento que causó el océano atlántico en nuestro protagonista lo llevó a sumergirse en sus aguas. En su zambullido se encontró con unos pequeños riscos que se desprendían de la provincia más galaica de España. Cuando emergió para llenar sus pulmones de aire divisó una serie de acantilados, matorrales, dunas y playas, así como distintos fondos marinos (de roca, de arena, de concha…) que creaban un gran mosaico natural en estas islas y en las aguas que las rodean. La noche se hizo patente. La oscuridad que acarreaba obstaculizaba la percepción de más paisajes como los observados. Decidió por tanto sumergirse y bucear. En su nado subacuático contempló restos de cañones que eran el reflejo de batallas ancestrales. Ahora servían de cobijo a multitud de peces y fauna marina. Contempló medusas, corales rojos, anémonas, pólipos y diversos equinodermos que alegraban la vista de nuestro viajero, pero no sus pulmones.

Necesitaba oxígeno, por lo que empezó a buscar la superficie. Guiado por sietes luces, que hacían la función de luceros del alba, encontró las puertas oceánicas a los parajes definitivos. Cuatro parques nacionales que se localizan en las islas donde habitaron los guanches. Desde el vulcanismo más explosivo que dio lugar al pico más alto de nuestro país en la isla de Tenerife, hasta el vulcanismo más erosivo que formó la caldera de mayor diámetro de Europa en la isla de La Palma, pasando por la destrucción volcánica de una parte de la isla de Lanzarote que constituyó un mundo árido lleno de vida. Huyendo del centelleo volátil de la Tierra, eligió reposar para los restos en la manifestación selvática de la isla de La Gomera. Allí donde la persistente envoltura de nieblas que ascienden desde el Océano se pega a las cumbres insulares, impregnándolas de humedad y frescura, propiciando la milagrosa existencia de estas espléndidas y misteriosas selvas, últimos vestigios supervivientes de las ancestrales selvas subtropicales que hace millones de años poblaron el área mediterránea.

Los catorce Parques Nacionales Españoles, por orden de aparición en los artículos publicados, son los siguientes:
Doñana, Sierra Nevada, Archipiélago de Cabrera, Tablas de Daimiel, Cabañeros, Monfragüe, Aigüestortes i Estany De Sant Maurici, Ordesa y Monte Perdido, Picos de Europa, Marítimo-Terrestre de las Islas Atlánticas de Galicia, Teide, Caldera de Taburiente, Timanfaya y Garajonay.

Artículo reeditado: originalmente publicado el 18 de Junio de 2012.

10 de noviembre de 2014

Parques Nacionales I


Cierto caminante errante inició una travesía desde nuestras iluminadas costas onubenses. Decidió partir al alba, enfrentado su ser al sol llameante que se elevaba desde el horizonte.

El primer paisaje que divisó albergaba un manantial de vida. Se trataba de marismas protegidas por unas dunas nacaradas que, según parecía, servían de acomodo y refugio para multitud de aves. Si miraba a sus lados podía percibir grandes ojos de linces que le observaban, intuyendo en sus miradas una señal de auxilio. Todo ello le llevó a entender a la perfección el afán de aquel Duque de Medina-Sidonia por agasajar a su esposa Doña Ana con un palacete en dicho lugar.

El viajero prosiguió su ruta, la cual empezó a repuntar. El ascenso era constante, por lo que la quimera de tocar el blanco cielo se iba haciendo cada vez más tangible. Lo que nuestro transeúnte ignoraba es que ese pulcro paraíso se haría terrenal. Se encontraba en el monte del Sol, del Aire, de la Nieve. Testigo de excepción del alzamiento y caída de un imperio, elevación máxima, sin parangón en ningún territorio de nuestra tierra de conejos.

Desde tal elevación oteó una bandada de halcones peregrinos que volaban hacia las costas levantinas. Sin dudarlo, se lanzó sobre el manto de plumas aladas con el deseo de que le llevaran a otro paraje sin parangón. Así fue. Conforme descendía pudo comprobar que el archipiélago al que se acercaba no había sido objeto de la atroz especulación inmobiliaria a la que se han visto sometidas sus hermanas Baleares. Aquí la esencia de lo natural se conservaba y el agua cristalina del Mediterráneo se fundía con unas costas impregnadas de una frondosa vegetación donde antaño pastaban cabras montesas.

Un fuerte viento de levante se llevó a nuestro trotamundos en volandas y tuvo por suerte depositarlo en un paraíso hídrico y refrescante ubicado en el centro de nuestra península. Al levantar la vista comprobó que estos humedales eran el producto del desbordamiento de un río tímido, que tuvo el honor de dejar sus tablas fluviales en la provincia más Real de España. Como consecuencia de ello, ante sus ojos se hallaba uno de los ecosistemas acuáticos más bello y más lleno de vida que jamás divisaría nuestro viajero.

Creyó oír un fuerte disparo, al oeste. Puso pies en polvorosa. La hermosura de los estímulos recibidos ponía en peligro su capacidad para percibir nuevas sensaciones. Cuando llegó a la frontera con la provincia que albergó la capital del Reino Visigodo, se percató que el sonido era producto de su imaginación. Quizá un reducto de las actividades cinegéticas vetadas hace tiempo en ese entorno tan cromático, donde pastores y temporeros ecologistas reposaban en cabañas de jara y juncos tras duras jornadas de trabajo.

Cerca de allí, al norte de Extremadura, confluían el espacio y el tiempo reflejados en su  propia historia. Un paraje natural muy especial por motivos que saltaban a la vista: la singularidad de su clima, la peculiaridad de su geología y la sublime conjunción de vegetales, animales y hombres. Tal panorama dejaría en nuestro viajero una carga emocional que jamás le abandonaría: la necesidad urgente de conservar todos los espacios contemplados hasta el momento y todos aquellos que estuvieran por venir.

Artículo reeditado: originalmente publicado el 11 de Junio de 2012.

24 de febrero de 2014

Único destino


Ví la luz, mi génesis, mi cuna, en un lugar idílico llamado Fuente García, en Frías de Albarracín.
Nací con un sólo y único cometido, andar, vagar, andar y andar, y volver a vagar por los caprichos que mi madre naturaleza me designó.
No dejo de caminar, ando por Teruel, Cuenca, Guadalajara, Madrid, Toledo, Cáceres.
El camino es largo, pero no tengo prisa.
Mis hijos, mis nietos, solamente piensan en abrazarme, en unir sus espíritus con el espíritu de este humilde viejo.
Aún recuerdo alguno de sus nombres: Jarama, Henares, Salor, Ibor, Alberche, Guadiela, Algodor, Manzanares, Guadarrama...ya mi memoria me falla.
Ando y no dejo de andar, impregnando con mi luz y mis cabellos cristalinos todo lo que puedo tocar a mi paso.
Muchas veces intentan atraparme, lo cierto es que en algunas ocasiones, en algunos lugares, lo consiguen, me encarcelan, pero mi única misión me hace superar todas las trabas. Otras veces mis faniliares vienen intoxicados, y cuando vienen a mí, me transformo en un doctor en medicina, sentimental que casi siempre elimino sus males.
Como todo eterno caminante, siempre hay un lugar donde uno se enamora. Me enamoré de Toledo y me rebelé con el destino. No quería abandonar a mi amada, la abrazaba. Tierra, otrora capital de un reino con su olor a mazapán.
Sigo recibiendo a más familiares, que me regalan aguas de colonia en frágiles envases de cristal transparente para perfumarme.
En otros lugares me reciben con blancas flores primaverales para engalanarme y posteriormente ruborizarse en un rojo placentero.
Estoy cansado, pero tengo en mi memoria recuerdos inolvidables: el primer beso de dos enamorados junto a mis regazos; los animales que han saciado su sed de mi altruista humedad; personajes conocidos que me han saludado en mi pasar (Felipe II, El Greco, Garcilaso de la Vega, etc).
Estoy cansado y solamente busco mi destino, el que mi madre quiso para mí.
Llego a Lisboa y allí encuentro mi fusión con el gran mar salado, ése era mi destino.
No puedo transformarme en un salmón y remonatar hasta llegar a mi cuna. Me quedará la esperanza de que a través del ciclo cerrado de la Madre Naturaleza, algunas de mis lágrimas puedan humedecer algún rincón de mi cuna.

Artículo reeditado: originalmente publicado el 18 de Abril de 2010.

24 de julio de 2013

Documenta Naturae


En el amanecer, negro, rojo y plateado, como un disfraz de Spiderman, se enfoca a una flor de esas de los desiertos, que se ve abrirse acelerada. Al mismo tiempo el sol, sólo insinuado al principio, sube a mayor velocidad que la de su luz. Cuando los ancestrales rayos —atravesados por una flecha de flamencos— que iluminan la sabana serenguética rompen en los párpados del cachorro de león y él se despierta, la cámara sube a los primeros azules del paisaje y fundido: sale del cubil el leoncillo corriendo hasta encontrar a su padre, que está, con sus garras recién afiladas, peinando su ¡cómo no? lustrosa melena mientras se mira en el espejo de las aguas de la laguna, tan sólo enturbiadas por algunas "fantásticas diatomeas".
               —Papá, papá... Hoy vamos a cazar gacelas, ¿verdad? Me lo dijiste, ¿verdad?: sangre y fibras y gemidos...
              —Lo siento, pequeño, pero es que hoy vienen los de la National Geographic y...
                Ante los ojos decepcionados del cachorrillo, añade con un punto de café cargado de amargura:
                —... y mañana tengo posado para la Disney.

©Producciones Guadiloba

Nueva Colaboración de Guadiloba, cortita pero en su línea... genial. GRACIAS.

27 de marzo de 2013

Plegaria a la Pachamama



Querida pachamama, tú que reinas en el universo con la inteligencia del sano equilibrio, escucha a tus hijos, intercede por nosotros con los grandes vientos, habla con el agua, con el fuego y con la tierra.

Hoy te pedimos dibujar la esperanza en nuestros rostros, danos la gracia de tu aliento eterno, cobíjanos con tu brillante Sol, guíanos en la noche de nuestras vidas con la luz de las estrellas y la sabia luna, acompáñanos en nuestro viaje visionario por medio del sueño sagrado y los tambores de luz.

Hoy te pedimos regresar las fuerzas de tempestad a su sitio, te pedimos calmar las aguas turbias, aquietar el fuego interno. Que tu sabia inteligencia se lleve muy dentro de nosotros aquello que pulula y exacerba en exceso creando caos.

Hoy te pedimos que nos acompañes en la curación de nuestro cuerpo y espíritu. Tú que eres sabia haz de nosotros tus hijos instrumento de salvación, hoy te pedimos que tu manto de luz nos purifique y sane las heridas y errores de nuestro pasado, te pedimos que nos ayudes a limpiar nuestro sendero de luz.

Querida pachamama te glorificamos por tus flores tus fragancias, la abundancia de tus alimentos y las aguas que hemos de beber. En agradecimiento te brindo mis sensibles prédicas, te rindo culto, te hablo en meditación y silencio, siempre muy presente estás en mis plegarias.

Querida pachamama, me comprometo a limpiar mis pasos errados, mis equivocados pensamientos y desleales actitudes, me comprometo en beber del río sano, en curar a mis hermanos los animales y proteger los bosques; hoy me comprometo a dar alimento al pobre y quién estira la mano.

En ti nuestra vida nace, crece y reposa; en ti nuestra vida se enciende y se apaga. Somos tu luz, somos tu cuerpo, tu espíritu. Con solemnidad llegaré a ti convertido en polvo cuando mejor lo decidas. Munay pachamama, munay, ¡MUNAY!.


27 de diciembre de 2012

Fuente de vida


Desde que existe el hombre como tal, una de sus actividades de subsistencia alimenticia ha sido la pesca.

Esta actividad ha ido pasando por distintas fases. Desde clavar una lanza a peces de río en aguas poco profundas, hasta quitarle el pescado de la boca a un oso de Kamchatka, o de la bolsa a un pelícano.

La necesidad de este elemento proteico para la alimentación de una superpoblación ha llevado esta actividad a ocupar un lugar de privilegio en el mundo económico.

La máxima urgencia por conseguir grandes sumas de pescado ha hecho posible que físicos y geógrafos se hayan puesto manos a la obra para investigar y posteriormente descubrir zonas del planeta predominantes en grandes caladeros de pesca.

Para localizar estos caladeros tenemos que tener en cuenta la influencia de las corrientes marinas.

En las latitudes medianas, las corrientes que proceden del oeste, al  chocar con los continentes, producen una desviación de las aguas superficiales, que son sustituidas por aguas más profundas y frías. Eso ocurre con las corrientes de Canarias y de Humbolt, entre otras.

Voy a centrarme en el mayor caladero pesquero del planeta, en la costa occidental de América del Sur.

La corriente de Humbolt es una corriente marina originada por el ascenso de aguas profundas, muy frías, que se produce en las costas occidentales suramericanas. Se debe a la combinación de la fuerza centrífuga de las aguas oceánicas en la zona ecuatorial con la fuerza de coriolis (movimiento de rotación terrestre). Ejerce influencia determinante sobre el clima de la costa chileno-peruana.

Corre desde la costa central de Chile hacia el norte, principalmente a lo largo del litoral peruano. Su temperatura media es muy baja para la que correspondería a la latitud de dicha región.

La surgencia de aguas frías y profundas trae a la superficie una enorme cantidad de plancton.

Estas aguas frías contienen nitratos y fosfatos procedentes del fondo marino, de los que se alimentan el fitoplancton, el cual se reproduce rápidamente, favoreciendo así el desarrollo del zooplancton, que se nutre del anterior. Esto hace posible que su riqueza pesquera sea grandiosa.

De la mano en la cadena alimenticia nos encontramos con una gran riqueza ictiológica, abundancia de aves marinas en el litoral o islotes cercanos a la costa, entre las que destacan las aves guaneras (guanay, pelícano, piquero, etc.).

Sus excrementos, debido al alto contenido de nitrógeno y fosfatos, acumularon enormes cantidades de guano, que tuvo gran importancia para la economía peruana del siglo XIX.

Esta mecánica general se ve alterada periódicamente por el  fenómeno denominado “El Niño”.

El fenómeno de “El Niño”, del cual no se tiene demasiada información, trastoca toda la climatología planetaria.

Las repercusiones que dicho fenómeno tiene en la zona que estamos describiendo consisten en un calentamiento de las aguas superficiales. Al aumentar su temperatura disminuye el contenido de oxígeno, con lo cual se empobrece la riqueza del caladero.

Al retirarse los bancos de peces hacia otras latitudes, las consecuencias son aterradoras; la mortandad de miles de aves deja un paisaje devastador.

En los tiempos actuales, con el gran saqueo de estos grandes almacenes piscícolas y ante la gran demanda culinaria de ese producto, se ha optado por crear piscifactorías, repartidas por muchos rincones del planeta, con objeto de hacer frente a las exigencias del mercado.

12 de mayo de 2012

Algo Natural (Reedición de Colaboraciones)



Palabras… Pocas existen para describir el disfrute de lo natural con la familia. Este fenómeno solo es comprendido por aquél que vive, siente y ve en sus propias carnes, algo muy próximo a la divinidad, en mi familia llamamos a este fenómeno: Campo. ¿Campo?, ¿Qué es el Campo? El Campo, para cualquiera es donde no hay edificios, donde no suele haber civilización, en fin algo apartado.

Yo quería hablar de que es el Campo para mi o para cualquiera de las personas que lo sienten en su corazón. 

El Campo es chimenea en noches frías, ducha con agua procedente del pozo, tardes de parchís, paseos para relajarse, estos paseos sin destino, pero en el fondo, en nuestro corazón, siempre hay un destino y siempre un final. 

Sigamos hablando del Campo; en el Campo hay mucha tranquilidad y cualquiera, si lo siente de verdad, es capaz de adorarlo. Es alucinar con la belleza de la naturaleza, que lo ha creado para que podamos sentirlo y amarlo. 

Quisiera terminar rozando el tema del tiempo…para una persona que vive en el Campo, el tiempo tiene otra medida, puede relajarse y quitarse preocupaciones, solo pensando que no existe el tiempo… 

Colaboración enviada por Raúl, Joven seguidor de 14 años, gracias por tu artículo y sigue escribiendo...

10 de febrero de 2012

Un tesoro a nuestro alcance



No podía creerlo, los Reyes Magos me trajeron un regalo inesperado, una bicicleta, que sorpresa, no podía llegar a pensar nunca ese premio, aunque podría ser debido a que necesitaba mas ejercicio del que habitualmente estaba haciendo, porque aunque no lo creáis, la practica del billar hace que se realice un cierto ejercicio, pero no sería suficiente cuando sus majestades convienen en ese regalo, así que me lo tomaré en serio y trataré de utilizarla lo mejor que pueda, para complementar el ejercicio que  al parecer me falta.

Je, je, os parecerá mentira, pero he llegado a tardar todo un año para echar a andar en bici, que si un día que si otro, que si una semana, un mes, y así han pasado doce meses, hasta lograr ponerla en funcionamiento y salir a la calle.

Cuando me propuse montarla pensé que me hacían falta algunos complementos, como una bomba para llenar de aire las ruedas, una caja de parches por si pincha alguna, una cámara de repuesto, y algunas cosillas mas para ir seguro en bici.

Una vez todo adquirido, quedé con mi hermano para hacer algunos kilómetros sin tener previsto itinerario, solo por ser la primera vez una hora de marcha, y así emprendimos camino decidiendo intuitivamente tomar dirección a la localidad costera de Punta Umbría.

El primer tramo fue sorprendente, atravesar la desembocadura del río Odiel por el puente sifón denominado de Santa Eulalia, con mas de dos kilómetros de longitud, que une Huelva con el pueblo de Corrales en bici, sintiendo la brisa de la marisma, que daban fuerzas para seguir pedaleando, y asombroso dado que tardamos pocos minutos en recorrerlo.

El sendero ciclista nos desvió por las salinas de “Bacuta”, una isla dentro del paraje natural “Marismas del Odiel”, un ecosistema en Huelva donde se cobijan un sinfín de animales y plantas en un entorno mágico, desde una especie de ruiseñor hasta el águila culebrera, el flamenco rosado o la cigüeña negra y en cada pedalada se respiraba naturaleza pura, sin aditivos de ninguna clase, maravilloso.

Es la primera vez que he pasado por esos lugares de esa forma, casi en contacto directo con la naturaleza, una vivencia de un valor incalculable, que de las miles de veces circulando con mi coche por las cercanías de la zona, jamás pensé que su interior está lleno de algo tan necesario como es la naturaleza.

La vuelta se hizo pesada, ya que fue la primera vez que se hacía ese recorrido, pero henchidos por tener este tesoro a nuestro alcance.

10 de marzo de 2011

La perdiz. Época del celo

Me siento atrapado en una celda muy estrecha de trémulos barrotes, alimentado a base de grano y agua; totalmente encarcelado.
La posibilidad de movimiento es mínima.
Recuerdo y añoro los bellos momentos que pasé con mi familia correteando en campo abierto, aunque era demasiado pequeño.
Ahora me veo en una celda situada en una sala cerrada. Observo que en una celda cercana, uno de mis hermanos, el saltarín, no para de dar saltos, dejando pegados los sesos en los barrotes del techo; otro de mis hermanos, el alambrista, no cesa de picotear los barrotes, sangrando abundantemente por el pico.
El hermano que está más a mi vera, el miracielos, sólo mira hacia arriba; parece que tiene una tortícolis crónica (lo cierto es que debo recordar que estamos emparentados con los urogallos; somos gallináceos).
Todos los días, al amanecer, solemos comunicarnos con nuestro propio lenguaje, a base de sonidos muy característicos.
Mi propio instinto me dice que estos hermanos míos o terminan desplumados y cocinados en una cazuela o les dan la libertad para reencontrarse con lo que debe ser nuestro hábitat natural.
En mi caso, sólo espero prisión, cadena perpetua.
Mi esperanza de vida, a lo sumo, puede llegar a unos 10 celos, equivalentes a años.
Siento una extraña sensación en mi interior que no puedo controlar; es la primera vez que me pasa; una especie de fuego, de deseo que no sé explicar.
Mi instinto natural me dice que pronto regresaré al paraíso, aquel lugar que me vio nacer, aquel que me dio días de felicidad en mi infancia.
Suena el despertador; presiento que hoy será el gran día. Hace frío (¿Cómo no va a hacerlo si estamos a primeros de enero!), aunque mi plumaje, de color rojizo, me protege. Estoy deseoso.
Así es, mi cuidador me traslada metido en mi celda y la coloca en un lugar paradisíaco, en un montículo situado en el monte bajo, teniendo a mi alrededor jaras, ulagas, matojos, etc, aunque justo en el punto más cercano del lugar, ha limpiado un poco el terreno (farolillo) y me ha colocado a unos 60 ó 70 cm. De altura. Me quedo sorprendido cuando descubro que no abre mi celda; continúa dejándome encerrado.
Noto el frío exterior en este amanecer, pero sigo sintiendo ese calor interior, un fulgor incontrolado.
Necesito cantar, llamar a alguna hembra; estoy en celo, necesito a mi amada, rozarme con su plumaje. No paro de cantar. Percibo que se acerca una hembra; se siente muy alagada por mi bello canto; me gusta y creo que le gusto; estoy enamorado.
¡Oh, no viene sola!, viene acompañada de un macho, arrastrando las alas por el húmedo terreno, parece el concorde a punto de despegar. Se acerca a mi prisión y me quiere atacar. Por un momento mis sonidos poéticos se apagan.
Estoy rabioso; necesito que me liberen para apalizar a este gallito tan chulito. ¿Qué se cree este polluelo?. ¡Te voy a matar! ¿Pero que hace?, ¡si trata de marcharse!.
En ese momento escucho dos disparos; proceden desde mi retaguardia; ha sido mi criador, que está oculto con jaras y matojos a unos 10 ó 15 metros. Ha caído mi amada; luego el macho que quería huir.
¡Ahora lo entiendo todo!. Me han utilizado para atraer a una pareja de enamorados, protectores de su territorio, para una vez cerca de mi prisión, fulminarlos. ¡Mi criadores un cazador!.
¡Quiero escapar de esta cárcel!.
El carcelero cazador repite la misma historia hasta mediados de febrero.
¡Quiero estar en una situación normal, ser normal!. Quiero volver al momento de mi infancia; cuando llegue el momento poder enamorarme y abandonar el bando con mi amada; crear nuestro propio territorio, nuestro propio hogar; hacer nuestros nidos a base de finos palitos de jaras, disimulándolos lo más posible, aunque no nos importase que estén cercanos al amparo humano; junto a paredes o en huecos entre pedruscos; que calentemos indistintamente los 15 ó 20 huevos que ponga mi amada. Ver nacer a los 23 días a nuestros retoños, nuestros polluelos, aunque seamos conscientes que el camino no sería nada fácil.
Las tormentas harían bajar el porcentaje de eclosión. Los cerdos, zorros, gatos salvajes, culebras, tractores, etc, eliminarían parte de los huevos; las aves rapaces, los linces y otros predadores se comerían a los más pequeños, una vez nacidos.
Habría que dejar en manos de la madre naturaleza la elección de la cantidad de polluelos que tendríamos que sacar adelante y que el ciclo se repita.
No consentiría que estando con mi amada en la época del celo, ningún intruso intente romper nuestro amor; la defendería hasta la muerte. ¡No es pedir demasiado!.
Creo que estaré encerrado eternamente.
“Yo sueño que estoy aquí de estas prisiones cansado, y soñé que en otro estado más lisonjero me vi. ¿Qué es la vida?; una ilusión. Que toda la vida es sueño y los sueños, sueños son”.

15 de febrero de 2011

La Internacionalización


DECLARACIONES DE CHICO BUARQUE MINISTRO DE EDUCACIÓN DE BRASIL.

Durante un debate en una universidad de Estados Unidos, le preguntaron al ex gobernador del Distrito Federal y actual Ministro de Educación de Brasil, CRISTOVÃO CHICO BUARQUE, qué pensaba sobre la internacionalización de la Amazonia . Un estadounidense en las Naciones Unidas introdujo su pregunta, diciendo que esperaba la respuesta de un humanista y no de un brasileño.

Ésta fue la respuesta del Sr. Cristóvão Buarque:

Realmente, como brasileño, sólo hablaría en contra de la internacionalización de la Amazonia . Por más que nuestros gobiernos no cuiden debidamente ese patrimonio, él es nuestro.
Como humanista, sintiendo el riesgo de la degradación ambiental que sufre la Amazonia, puedo imaginar su internacionalización, como también de todo lo demás, que es de suma importancia para la humanidad. Si la Amazonia, desde una ética humanista, debe ser internacionalizada, internacionalicemos también las reservas de petróleo del mundo entero.
El petróleo es tan importante para el bienestar de la humanidad como la Amazonia para nuestro futuro. A pesar de eso, los dueños de las reservas creen tener el derecho de aumentar o disminuir la extracción de petróleo y subir o no su precio. De la misma forma, el capital financiero de los países ricos debería ser internacionalizado. Si la Amazonia es una reserva para todos los seres humanos, no se debería quemar solamente por la voluntad de un dueño o de un país. Quemar la Amazonia es tan grave como el desempleo provocado por las decisiones arbitrarias de los especuladores globales. No podemos permitir que las reservas financieras sirvan para quemar países enteros en la voluptuosidad de la especulación.
También, antes que la Amazonia, me gustaría ver la internacionalización de los grandes museos del mundo. El Louvre no debe pertenecer solo a Francia. Cada museo del mundo es el guardián de las piezas más bellas producidas por el genio humano. No se puede dejar que ese patrimonio cultural, como es el patrimonio natural amazónico, sea manipulado y destruido por el sólo placer de un propietario o de un país.
No hace mucho tiempo, un millonario japonés decidió enterrar, junto con él, un cuadro de un gran maestro. Por el contrario, ese cuadro tendría que haber sido internacionalizado.
Durante este encuentro, las Naciones Unidas están realizando el Foro Del Milenio, pero algunos presidentes de países tuvieron dificultades para participar, debido a situaciones desagradables surgidas en la frontera de los EE.UU. Por eso, creo que Nueva York, como sede de las Naciones Unidas, debe ser internacionalizada. Por lo menos.
Manhatan debería pertenecer a toda la humanidad.
De la misma forma que París, Venecia, Roma, Londres, Río de Janeiro, Brasilia ...cada ciudad, con su belleza específica, su historia del mundo, debería pertenecer al mundo entero.
Si EEUU quiere internacionalizar la Amazonia, para no correr el riesgo de dejarla en manos de los brasileños, internacionalicemos todos los arsenales nucleares. Basta pensar que ellos ya demostraron que son capaces de usar esas armas, provocando una destrucción miles de veces mayor que las lamentables quemas realizadas en los bosques de Brasil.
En sus discursos, los actuales candidatos a la presidencia de los Estados Unidos han defendido la idea de internacionalizar las reservas forestales del mundo a cambio de la deuda.
Comencemos usando esa deuda para garantizar que cada niño del mundo tenga la posibilidad de comer y de ir a la escuela. Internacionalicemos a los niños, tratándolos a todos ellos sin importar el país donde nacieron, como patrimonio que merecen los cuidados del mundo entero. Mucho más de lo que se merece la Amazonia . Cuando los dirigentes traten a los niños pobres del mundo como Patrimonio de la Humanidad, no permitirán que trabajen cuando deberían estudiar; que mueran cuando deberían vivir.
Como humanista, acepto defender la internacionalización del mundo; pero, mientras el mundo me trate como brasileño, lucharé para que la Amazonia, sea nuestra. ¡Solamente nuestra!

NOTA: Este artículo fue publicado en el NEW YORK TIMES, WASHINGTON POST, USA TODAY y en los mayores diarios de EUROPA y JAPÓN.


Este artículo nos lo remite Leandro, GRACIAS por tu Colaboración.