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25 de junio de 2014

El Profeta



Después de un almuerzo copioso, en una velada entre familiares y amigos, decidimos dar un largo paseo, por eso de que se hace mejor la digestión estando en movimiento, o porque si uno se acuesta la siesta no le levanta ni la grúa del puerto.
Nos adentramos en campo abierto a través de una vereda de carne donde no pasaba en años ni un mulo burrero.
Manchas de pinos, matorral y eucaliptos nos flanqueaban por babor y estribor.
Hubo un momento en el que uno de los caminantes machadescos, con el pudor correspondiente, decide echar una “meá”, adentrándose un poco entre los eucaliptos. Cuando se detiene para culminar el acto, se encuentra entre sus pies un inodoro, y además con la tapadera abierta. Como si no pasara nada, como si fuese normal, afina la puntería más que Guillermo Tell y, todo para adentro (ojo, es muy importante no mojarse los pies).
Casi todos los que allí estábamos, menos las mujeres, aprovechando la coyuntura, uno a uno, decidimos no hacer un guiño a las casualidades que nos ofrece el destino.
No nos lo podíamos creer, fue casi un milagro.
Llegamos a la conclusión que aquello era una predestinación, un mensaje del Dios del ácido úrico.
Ese porte, esa figura imberbe (no como otros) era el símbolo del nuevo profeta, el nuevo Mesías.
La  acogedora figura, orgullosa y coqueta, con apellido grabado en el lomo, se convierte en el símbolo de la nueva religión, reposando en un altar que sería la envidia del Taj Mahal.
¡No más piedras negras, no más cruces, no más figuras de príncipes ni serpientes emplumadas; UN INODORO!
La nueva fe se expandió por todas las comarcas cercanas hasta conquistar amplísimos territorios. Rutas de peregrinación se repartían en distintas direcciones.
Colas de muchos kilómetros de fieles esperaban para derramar el líquido sagrado, en vejigas a reventar, cuidando al máximo de no salir volando como un globo.
Las mujeres lo pasaban mal. Cuando no aguantaban más se ponían las manos en… ¡Ahí mismo!, entrecruzando las piernas para preservar hasta la última gota del líquido objeto de la veneración. Los hombres daban saltos como los masáis. ¡Ya no aguantamos más!
Al ver tanta gente, las grandes marcas cerveceras como Cruzcampo, Águila, Mahou, San Miguel,  Alhambra, Damm o Estrella de Galicia, entre otras, instalaron chiringuitos en las cercanías, como si el ambiente fuese de unas cruces de mayo o la final de una champions.
Cientos de chalecos reflectantes se movían como luciérnagas, controlando las filas a cambio de unas monedas.
Una tienda de souvenirs-reliquias ofrecían imágenes de inodoros a precios desorbitados.
Una clínica urológica bien equipada, aprovechando la coyuntura, no paraba de hacer ecografías, como si fuese una máquina fotocopiadora.
Todo estaba bien orquestado.
¡hay que ver lo que da de sí un urinario!
¡No aguanto más!
¡Hostias, me he meado en la cama!

30 de mayo de 2014

Creaciones importantes II


Después de tanto roce, durante tanto tiempo, llegó lo que tenía que llegar.
El sol, a través de sus rayos, ha dejado preñada a la luna. Tras mucho tiempo pasado, la luna parió una cosa muy rara; un engendro. No era el primer parto de la luna; ya lo decía Mecano: “hijos de la luna”.
El problema viene ahora. ¿Quién se va a hacer cargo de esa cosa tan fea? El sol no se puede mover; la luna solamente está mariposeando enseñando su cara bonita.
Encontraron una solución: se harán cargo del engendro los sindicalistas, que se llevan todo el año sin hacer nada, pero solamente hasta que llegue Papá Noel.
¡Ahí tenéis el bicho! Sorprendidos los sindicalistas, preguntaban: ¿El bicho come cáscaras? Todas menos las de plátano, que es diabético.
No se sabe si es macho o hembra.
Le pusieron un traje de bulerías con peineta y lo llevaron al Rocío. El problema mas grave fue colocarle las castañuelas; tenía pocos dedos y además parecen cajas de cerillas.
¿A quién se le ocurre darle rebujito a un engendro? El bicho cogió un peazo de tranca que parecía un bodrio con todo el traje de bulerías pisado.
¡Esto es un marrón! Desde ahora hasta que llegue Papá Noel hay un rato. Solución: Se lo vamos a endiñar al de Bacuta.
Cuando el engendro le ve el mandao al de Bacuta, no sabía que era, empezó a correr de tal forma que ni Usain Bol le pillaba.
Casi se ahoga, pero fue rescatado por un pescador que estaba por la zona, pensando que era un pejesapo.
Al ver el pescador que no era un pejesapo, lo entregó en un zoológico. Por más que lo estudiaban, no sabían lo que era. Uno decía que tiene cierto parecido al caimán; otro que se parece más al mono aullador; otro que al ornitorrinco…
¿Qué comerá este bicho? Cuando el engendro vio un jamón, empezó a comérselo a bocaos, como el que se come un muslo de pollo. Dijeron: “Será feo, pero la boca no la tiene mala”.
Por fin llegó Papá Noel al lugar, guiado por un GPS engéndrico, y se lo llevó. Se lo llevó a Laponia y allí le congelaron hasta que llegue una generación de investigadores que puedan averiguar que coño es una cosa tan fea.

Artículo reeditado: originalmente publicado el 30 de Mayo de 2010.

13 de mayo de 2014

Embrujo


Soy un gigante pétreo, ocupa e invasor; ladrón de nostalgias y sueños.

El poderoso, el más poderoso, el que se cree más poderoso, de la mano de Machuca, viciado en su afán “Manierista”, contaminó el símbolo del paraíso, quiso ver una luna nueva en la sempiterna luna mora.

¡Serás el adalid del “Sacro Imperio Germánico”, conquistarás muchos territorios, pero nunca podrás conseguir mi hermanamiento con el de “Comares” ni con el de “Los Leones”! Lo único que nos une son los largos brazos iluminados por el embriagado rojo de las antorchas nocturnas, mientras galopan de torre en torre, de la “Dela Vela” a la del “Homenaje”; de la “De los Hidalgos” a la “Quebrada”; del Adarve a “Plaza de Armas”.

¡Cuántas lágrimas derramadas y cuántos suspiros exhalados por el rey moro, fruto de la confianza, relajación y amor a una vida melancólica y de contemplación! ¡Nadie derrama ninguna lágrima por mí, sólo rostros enrarecidos por la incompatibilidad!, ¡no encajo aquí!, ¿Qué pinto aquí?.

Daría más de una de mis frías piedras para transformarme en el fantasma Abencerraje, galante, para poder penetrar en las entrañas del Generalife y tomar así la mano de la reina mora en el “Patio del Ciprés de la Sultana”, suspirarle al oído y regalarle esencias de limones, violetas y rosas.

La belleza de mi hogar es inigualable, protegido por el Señor de la cumbre nevada, al que muchos pretenden alcanzar a través de la “Escalera del Agua”, en el más puro deleite y disfrute de los sentidos.

Siento tristeza, quizás sea envidia a las bóvedas de laureles, los arrayanes, el sonido de las cruzadas y alargadas lágrimas de agua cristalina, a un grupo de fierecillas que derraman sonidos acuosos en unos acordes musicales de ensueño:

“(…) A tan diáfano tazón,
tallada perla,
por orlas el aljófar remansado,
y va entre margaritas el argento,
fluido y también hecho blanco y puro.
Tan afín es lo duro y lo fluyente
que es difícil saber cuál de ellos fluye (…)”.

Lo único que me quedará será cerrar mis sangrantes heridas de amargura y aprender a convivir con todos mis vecinos del entorno; que se difumine la frontera de la Historia y del Arte, y soñar con que, con el tiempo, me quieran un poquito más y recoger algún que otro suspiro.



21 de abril de 2014

El Cid Campeador


Con gran lamento el Campeador partió;
su rey Alfonso al destierro le mandó.
Con todo su séquito emprendieron la acción;
algunos fieles le siguieron en la peregrinación:
su incondicional Minaya, su esposa doña Jimena
y sus queridas hijas doña Elvira y doña Sol.
Consiguieron pertrechos a mogollón,
incluso con burla a Raquel y Vidas dinero consiguió,
dejándoles cargado de arena un gran halcón.
Grandes aventuras y conquistas,
en tierra de moros le deparó.
Consiguieron conquistar fortalezas y poblados,
se mese sus barbas y más honra consiguió.
La hazaña del Campeador el juglar las cantó;
hasta el mismo rey don Alfonso se interesó;
aun más Don Diego y Don Fernando, infantes de Carrión.
Hubo casamientos entre los de Carrión con doña Elvira y doña Sol.
Los felices esposos llegaron junto al Campeador.
Un regalo preciado les reservó a los de Carrión,
la Colada y la Tizona cedió con gran emoción.
Llegó el momento de la máxima acción,
la conquista de Valencia fue la culminación.
Después de una dura batalla la victoria consiguió;
buscaron a los infantes de Carrión,
les encontraron debajo de un colchón;
después de risas y burlas por la situación,
venganza se juraron los infantes de Carrión.
Don Diego y don Fernando con doña Elvira y doña Sol
a tierras de Castilla marcharon sin dilación.
Cuando entran en el robledo de Corpes
su venganza se culminó.
Duro escarnio les dieron a las hijas del Campeador;
creyéndolas por muertas marcharon sin compasión.
Suerte tuvieron doña Elvira y doña Sol;
sintieron la mano del Protector.
De rabia casi muere el Campeador
y juró convertirse en su vengador.
Marcharon a Castilla y el Cid hizo su exposición;
el rey don Alfonso, receptivo, su petición le concedió.
La Colada y la Tizona sintieron emoción,
y a manos del Cid aterrizaron con precipitación.
Nuevas bodas organizó el rey Alfonso,
Doña Elvira y doña Sol
con los infantes de Navarra y Aragón.
Con mucha honra y venganza cumplida,
el Cid Campeador al rey don Alfonso se equiparó.

Artículo reeditado: originalmente publicado el 26 de Mayo de 2010.

14 de abril de 2014

Ausencia


Noche marismeña cuando la vislumbré por última vez
Su cuerpo físico me abandonó, se desplazaba, se retiraba; no quería estar conmigo.
Muchas dudas pasan por mi mente; no sé en qué he podido errar. La añoro.
No puedo comprender que si mi corazón late a un ritmo galopante cuando estoy con ella ¿por qué decide abandonarme?.
Quizás su corazón vaya por el camino de la libertad y al mío le sobre rapidez y le falte sinceridad lo que es igual a libertad.
Sin embargo su espíritu me pertenece; soy su dueño y señor; podría ser un desafío.
Me transformo por un momento en Segismundo y en mi soliloquio me digo: “ ya no quiero ser amo ni señor, de nada ni de nadie”, si te marchas ¡ya no me queda nada!.
En mi furia y abatimiento surge de lo más profundo de mi ser un lamento: que va a ser de mi. La sigo y abandono lo que tengo, o me quedo y ella me abandona.
Como te tema es complejo y no quiero abusar de los consejos de los Bakes considero más conveniente dejarlo en manos de un ilustre maestro llamado Don Félix Lope de Vega y Carpio (Fénix de los Ingenios):
"Ir y quedarse, y con quedar partirse,
partir sin alma, e ir con alma ajena,
oír la dulce voz de una sirena
y no poder del árbol desasirse;

arder como la vela y consumirse
haciendo torres sobre la tierna arena;
caer de un cielo, y ser demonio en pena,
y de serlo jamás arrepentirse;

hablar entre las mudas soledades,
pedir prestada, sobre fe, paciencia,
y lo que es temporal llamar eterno;

creer sospechas y negar verdades,
es lo que llaman en el mundo ausencia,
fuego en el alma y en la vida infierno”.

Artículo reeditado: Originalmente publicado el 20 de Mayo de 2010.

7 de abril de 2014

El Pupas


Conocí a un tipo muy particular, como “el patio de mi casa, que cuando llueve se moja, como los demás”.
Estaba quemao, achicharrao, no se si era porque ponía mucho de su parte o porque la diosa Fortuna le tenía en el abandono. Anécdotas de todo tipo le pasaban. Paso a contar:
Un día, un grupo de personas decidimos ir de pesca, entre ellos estaba el Pupas. Comenzamos la pesca con anzuelos pequeños y lombrices, para pillar lisas, cabezones o cualquier otro elemento de la familia mujol. Me veo venir al Pupas y me dice: “Mira como tengo el deo gordo del pie”; estaba sangrando como un venao, con un anzuelo enterrado entre la uña y la carne, Le dije: “Yo ahí no toco”; un miembro del grupo, sacó una navaja y con manos de cirujano, le extrajo el anzuelo.
Continuamos con la pesca; cambiamos los tambores de los carretes con tanza del 50 y anzuelo grande de acero, para tirar a la anchova, me acerco a ver como tenía el dedo el Pupas y me lo veo intentando cortar a trozos un cabezón y le digo: “¿Qué haces cojones, no te das cuenta de que eso es un róbalo?, cambió el semblante y ya no pilló ni uno más.
Otro día, estábamos los dos solos, tirando a la dorada, en las primeras horas de subida de la marea, doble brazolada y anzuelos pequeños, lanzamos a un caño de cierta profundidad. Primer lance y al Pupas le pica un pedazo de róbalo tremendo, al subirlo, el movimiento de la criatura marina provoca, que el anzuelo libre, se mueva al volandeo, resultado: se le clava en una oreja; no quería ser menos y se colocó un pirsing muy especial, cuando lo veo, le dije: “Yo ahí no toco”; estaba a punto de llevarle a urgencias, con róbalo y todo incluido, cuando tuvimos la suerte que pasaba una pequeña embarcación de recreo y en ella había un médico, que se lo extrajo en un santiamén. ¡Qué mañanita me dio!
En otra ocasión, esta vez el Pupas sólo (al día siguiente me lo contó), se fue a pescar por la tarde a las marismas del Odiel, con marea grande; el coche lo aparcó al borde de la carretera, cuando terminó la jornada pesquera, sin pillar nada, casi de noche, vio que todo estaba cubierto de agua, no encontró el camino y se perdió andando entre caños, zarpales y barros. El agua le llegaba al cuello, pensó que allí se quedaba, no se veía ningún alma por ninguna parte. A duras penas, exhausto, consiguió alcanzar la carretera y tras andar un trecho, culminó con su espalda adosada en el cuatro ruedas. ¡Cuanta mierda llevaba encima!, se limpió como pudo, ya era de noche y dirección a su morada.
Apenas circuló varios kilómetros, se jamó un socavón que podría valer como guarida del oso cavernario, resultado: reventón de una rueda. Todo oscuro, más que la boca de un lobo, el Pupas tuvo la suerte que pasó un vehículo con varias personas y le echaron un cable.
Con toda la carretera oscura y el Pupas que “guipa” poco, el camino se le hizo eterno.
Por si faltaba algo, llegando al núcleo urbano, en una carretera exterior, vio en medio de ellas, dos peazos de pavos, de etnia gitana; uno llevaba en los hombros a un niño pequeño, y el otro portaba entre las manos, brazos en alto, un pedrusco que pesaba el doble que el niño, tuvo que parar y le desplumaron lo poco que ya le quedaba.
Estaba hasta los testículos, agotado.
Por fin llegó a su casa, se duchó y se acostó; todavía no había conciliado el sueño, cuando sonó el portero automático sin parar; se puso algo de ropa, y cuando fue a abrir la puerta para bajar al portal y ver que le pasaba al portero, no pudo abrirla; le habían amarrado una cuerda del pomo de su puerta a la del vecino de enfrente, tan tersa que se podían colgar diez chaquetones de invierno. Se dio cuenta por una pequeña rendija. El portero seguía sonando.
La única solución que se le ocurrió (ahí tuvo chispa, fue inteligente), fue llamar por teléfono al vecino de abajo (lo único que le hubiese faltado, sería haber llamado al de enfrente), levantarle de la cama asustao y que subiese con un cuchillo para cortar la cuerda.
Cuando esta criatura humana, ya rescatado, bajó, observó que el botón de su portero estaba mantenido pulsado con un palillo enganchado.
Si el Pupas sobrevivió ese día, va a durar más que el “Palmar de Troya”.
Por si nos cabía alguna duda, podremos entender por qué le llaman el Pupas.

Artículo reeditado: Originalmente publicado el 13 de Mayo de 2010.

1 de abril de 2014

¡¡¡Imposible!!!


Las neuronas son vida. Tienen una parte predominante, larga, llamada Axón.
Las neuronas conectan con sus compañeras a través de las dendritas. Transmiten vida, naturaleza, sentimientos, sensaciones, pero no todo es fantasía; no pueden completar su ciclo vital.

Viven en su clase G1, añoran una siguiente fase, donde su ADN se replique y se convierta en S.
Necesitan la fase G2, donde sueñan con proporcionar larga vida a sus descendientes, algo que ocurriría en la mitosis (explosión orgásmica).
Sin embargo no les queda otra que morir en su impotencia.

¿Dónde están las cavernas llenas de sangre?
Muchas dudas pasan por la mente: no es una cuestión de tamaño, ni de ganas; existe el deseo, el querer y no poder, con todo su amor y su ilusión.
¿Por qué me ocurre a mí?, ¿Por qué la naturaleza me ha elegido a mí?
¡Sólo quiero crear vida!

No elijo, estoy en esa situación que no he elegido. Me siento marginado en esta sociedad implacable, llena de trabas, donde estoy y estaré condenado en una maquinaria fría, sin escrúpulos, sin sentimientos, superficial, machacadora.

Aunque la ciencia ofrece medios para la reproducción, el ser humano necesita calor, amor, pasión, sentir, abrazar, fundirse con su ser querido, oyendo una canción que una sus corazones; que sus sentimientos básicos fluyan por los ríos de lo natural, pero las neuronas de mi cuerpo me dicen que no hay manera.

¡Imposible!.


Artículo reeditado: Originalmente publicado el 27 de Abril de 2010.

10 de marzo de 2014

Rios de Felicidad


¡Increíble! Un amigo me comenta que un grupo de compañeros vamos a una excursión-visita a la fábrica que Heineken-Cruzcampo tiene en Sevilla.
En nuestro intercambio verbal dijimos: “nos vamos a hartar de cervezas". Sigilo... ¡Qué coño sigilo, si todos sabemos a qué vamos! Cuentan conmigo el primero, ¿por qué será?
Me llevo dos días preparando mi estómago para esta magia-aventura, me entusiasma, ¡estoy entusiasmado!
Temprano, autocar repleto, 90 kilómetros Llegamos a la fábrica, ¡qué peste! Entramos. Miro el reloj y pienso: “ya es la hora de darse el primer lingotazo”. Nos enrean; nos meten en una sala oscura con una gran pantalla donde nos enseñan lo que es una caña perfecta: “que si máquina de presión; que si gas carbónico; que si ácido; que si temperatura; que si el vaso tiene que ser tipo barrilito por una cuestión de gas; que si hay que tumbar el vaso...
Me preguntaba: ¿cuándo viene el alpiste?
Se hacía de rogar. Gran martirio. Ahora nos llevan a la fábrica en sí. ¡qué peste! Sistema mecánico que no para. Barriles que se limpian por pasarelas; no tenían cuerpos de modelos; no paran. Estoy aburrido y miro el reloj. Me pregunto: ¿Cuándo coño empezamos con el “costo”? La mañana se hace eterna; no aguanto más; no me lo puedo creer. ¡Esto de qué va!
Por fin llegó el momento de acabar con la eterna parafernalia. Las 12 horas y nos vemos en el paraíso: barra circular, varias camareras para servir, mesa llena de canapés donde no faltaba el gran señor del tapeo: ¡el jamón!. No tiene alas, pero voló.
Todos los comensales empezamos a pedir cervezas de todo tipo, dentro de lo que existe en la marca.
Había una luz azulona de la que nadie se percataba.
Yo solamente bebía de barril, de la rubia con su tonalidad azulada. Repetía una y otra vez. Sólo quería beber de mi rubia con color azulado; no paraba.
Un compañero me dijo: “tengo un pedazo de negra que no puedo con ella; es mucha tela para mí sólo, ¿me ayudas a compartirla?” Le dije: “Yo soy fiel a mi rubia con la tonalidad azulada.” No paré; bebí de la rubia hasta que dejé seco el barril; ni me cansaba ni quería cambiar.
Sobre las 4 de la tarde nos llevaron a un salón con mesas y asientos alargados, tipo merendero. Nos pusieron un buen almuerzo. ¿A que no sabéis qué bebió el “paisa”? ¡cerveza! No paré. No me arrepentía.
Cuando salimos de la fábrica nos llevan a un barco para hacer una ruta por el Guadalquivir. Casi todos estaban adosados, acostados, con un pedazo de tranca impresionante. Ahí está el “paisa” que se convierte en “Indiana Jones” buscando un arca, y la encontró: ¡Latas de Cruzcampo! No paré. Una tras otra. Me dejaron solo.
Fin de la jornada y vuelta a tras. Tras el aterrizaje continué con mi rubia.
Llegó la hora de dormir. Lo que conseguí con esa jornada fue que esa noche roncara como un león cavernario y que en la fábrica cervecera pusieran un cartel con mi fotografía y una orden de alejamiento de, al menos, 90 kilómetros a la redonda.

Artículo reeditado: Originalmente publicado el 26 de Abril de 2010.

24 de febrero de 2014

Único destino


Ví la luz, mi génesis, mi cuna, en un lugar idílico llamado Fuente García, en Frías de Albarracín.
Nací con un sólo y único cometido, andar, vagar, andar y andar, y volver a vagar por los caprichos que mi madre naturaleza me designó.
No dejo de caminar, ando por Teruel, Cuenca, Guadalajara, Madrid, Toledo, Cáceres.
El camino es largo, pero no tengo prisa.
Mis hijos, mis nietos, solamente piensan en abrazarme, en unir sus espíritus con el espíritu de este humilde viejo.
Aún recuerdo alguno de sus nombres: Jarama, Henares, Salor, Ibor, Alberche, Guadiela, Algodor, Manzanares, Guadarrama...ya mi memoria me falla.
Ando y no dejo de andar, impregnando con mi luz y mis cabellos cristalinos todo lo que puedo tocar a mi paso.
Muchas veces intentan atraparme, lo cierto es que en algunas ocasiones, en algunos lugares, lo consiguen, me encarcelan, pero mi única misión me hace superar todas las trabas. Otras veces mis faniliares vienen intoxicados, y cuando vienen a mí, me transformo en un doctor en medicina, sentimental que casi siempre elimino sus males.
Como todo eterno caminante, siempre hay un lugar donde uno se enamora. Me enamoré de Toledo y me rebelé con el destino. No quería abandonar a mi amada, la abrazaba. Tierra, otrora capital de un reino con su olor a mazapán.
Sigo recibiendo a más familiares, que me regalan aguas de colonia en frágiles envases de cristal transparente para perfumarme.
En otros lugares me reciben con blancas flores primaverales para engalanarme y posteriormente ruborizarse en un rojo placentero.
Estoy cansado, pero tengo en mi memoria recuerdos inolvidables: el primer beso de dos enamorados junto a mis regazos; los animales que han saciado su sed de mi altruista humedad; personajes conocidos que me han saludado en mi pasar (Felipe II, El Greco, Garcilaso de la Vega, etc).
Estoy cansado y solamente busco mi destino, el que mi madre quiso para mí.
Llego a Lisboa y allí encuentro mi fusión con el gran mar salado, ése era mi destino.
No puedo transformarme en un salmón y remonatar hasta llegar a mi cuna. Me quedará la esperanza de que a través del ciclo cerrado de la Madre Naturaleza, algunas de mis lágrimas puedan humedecer algún rincón de mi cuna.

Artículo reeditado: originalmente publicado el 18 de Abril de 2010.

10 de febrero de 2014

Respeto al dolor


Estoy observando una mirada y una sonrisa que no corresponden a la dulzura de sus ojos.

Sus ojos están llenos de sufrimiento, de amor, de añoranza, de odio, de no sé qué, pero tiene algo distinto.
Mientras persiste el momento de acompañamiento, la sonrisa continúa, pero su interior sufre.

No hay lágrimas, sólo sonrisas, sonrisas de hipocresía y lágrimas de desesperación. La desesperación le va a conducir al sufrimiento, a la soledad.

La observo, intento hablar, preguntar, invadir su intimidad. No obtengo nada, no tengo derecho, sólo intentaba echar un cable altruistamente.

Esta persona quiere estar sola, en su soledad, recordando sus buenos momentos pasados, con sus ojos llenos de ayer.

Lo tiene claro; sufre e intenta vivir, sobrevivir a nivel espiritual, pero ella no sabe que la amo.
Me da miedo decirle la verdad, lo que siento por ella; me da miedo, porque sé que está sufriendo.
Sufriré esperando eternamente, hasta que sus llagas se hayan curado. Cuando llegue ese momento no sé si tendré el valor de hablar con ella.

Quizás ella piense lo mismo de mi.

Artículo reeditado: Originalmente publicado el 18 de Marzo de 2010.

29 de enero de 2014

El Jamón


Jamón, palabra divina, pura divinidad, y si no, que le pregunten al paladar. Cuando se habla de jamón el sentido del gusto se pone en alerta, abre toda su inspiración y se dispone a “enfermar” al pobre cerebro.
Cuando se prueba un cinco jotas hay que hablar con el mejor neurocirujano para eliminar esa información almacenada en el hipotálamo.
Comentar que el jamón tiene su matriz, su nacimiento, no viene como elemento exento, exógeno; todo tiene su por qué.
Conocido por todos, que son las patas traseras, como las paletillas son las partes delanteras del cerdo (cuadrúpedus exquisitus).
Existen varias razas de cerdos, pero en este caso nos vamos a centrar en una raza de ellos que se llama ibérico.
El cerdo ibérico tiene unas características muy peculiares. A nivel físico es recortado y redondito, como se suele decir apretado y equilibrado.
Normalmente su pelo es negro, aunque algunos tienen una tonalidad rojiza, pero lo más importante es que sus pezuñas son negras y cañas finas. Es lo que les caracteriza.
Para conseguir un jamón (o paletilla) que tenga alguna jota paso a comentar como se puede conseguir.
Aparte, ya comentada, que tiene que ser de raza ibérica, lo idóneo es que se críen en libertad, en las dehesas de encinares; de esa forma consiguen que sus músculos se fortalezcan.
El plazo de tiempo que transcurre desde que nacen hasta que le sacrifican suele ser de un año, llegando a alcanzar un peso aproximado de 12 ó 13 arrobas (unos 140 kilogramos aproximadamente).
Su alimentación básica casi todo el año suele ser el maíz, también el habín (haba pequeña) o choche (altramuz seco). Pero, fundamentalmente, es que durante dos o tres meses (a partir de octubre) se alimentan de bellotas (montanera), primero las dulces y después las amargas, evidentemente serán cerdos, pero no son tontos. Este producto les aporta gran materia grasa.
Otros elementos básicos son las raíces o elementos micológicos, especialmente la trufa, que las encuentran con gran habilidad debido a su capacidad olfativa.
Todos estos ingredientes hacen que esa grasa se le incruste en su musculatura, facultad que tienen los gorrinos de esta raza.
Da gusto verlos andar desde una perspectiva trasera, ¡qué andares más maravillosos, están para comérselos! No hay prisas, todo se andará. ¡Qué felices están, embarrados, metidos en un charco!
Pasamos a la parte cruel, al sacrificio. Estos animales se huelen la muerte, gritan tremendamente. ¡Mejor que no sigamos hablando de esta parcela, aunque hay que matizar que “lo idóneo” es que el animal sangre lo máximo posible para que sus arterias-venas se vacíen lo máximo, así se evita que su curación no le piquen las moscas.
Evidentemente, en una cadena de grandes cantidades el sistema es otro (la parte eléctrica).
Después del despiece, tanto jamones como paletillas pasan por el período de cubrirlos de sal, todo recubierto de sal, sin que se toquen ningunas piezas, aplicándoles una carga de peso.
Pasados unas tres semanas, aproximadamente, se sacan de la sal, se limpian y pasa por la fase de curación. Parte muy importante: necesitan un microclima en cuanto a temperatura y grado de humedad.
Tras las pruebas de calas, y en el fondo estar controladas, pasado su tiempo (suele ser un año y medio o dos) están listas para ser degustadas.
La calidad en cuanto al número de jotas (me suena a la fantástica tierra aragonesa) varía dependiendo de las fases descritas al inicio.
Os pido un favor, ¡quiero los platos vacíos!
Invito a nuestro amigo Bake Cook para que nos prepare algo especial con este elemento.
Nota final:
Jamón con jotas: ya comentado.
Jamón cruzado: cruce de razas (ibérico con blanco)
Jamón de recebo: añadir pienso al final por no alcanzar el peso comentado.

Artículo reeditado: Originalmente publicado el 31 de Marzo de 2010.

22 de enero de 2014

¡Curados!


Recuerdo un artículo anterior, donde se hacía alusión a todo el personal del “mundo” de la Sanidad.
En este caso, me quiero referir a la labor del médico-doctor-especialista, en cualquier rama de la medicina.
Durante la historia de la Humanidad, en los pequeños poblados, tribus, agrupaciones... siempre existían algunas personas dotadas de una sensibilidad especial que tenían labores fronterizas entre la magia, la reconducción espiritual y también la labor curativa.
Les han llamado de muchas formas: “chamán”, “mago”, “hechicero”, “brujo”, “zahorí”, “cautivador”, etc.
Intentaban conseguir un ungüento-pócima entre los elementos que la naturaleza les podía proporcionar, con un único fin: conseguir sanar a cualquier miembro de la comunidad.
Esta inquietud ha continuado hasta nuestros días, y aun continúa.
Haciendo un guiño a la Historia, podríamos destacar a Galeno, Hipócrates y otros muchos que nunca sus nombres han sido conocidos, pero que han mantenido la misma inquietud, aportar a los demás su sabiduría, su humanidad.
En los momentos actuales, casi la totalidad de estos profesionales suelen estar en las últimas vanguardias: investigación, formación continua, congresos... intentando alcanzar una meta final como es la de buscar soluciones a todos y cada uno de sus pacientes.
Gracias a ellos todos tenemos la esperanza cuando la salud falla de que todo se va a recomponer, todo va salir bien.
Sin embargo, en un pequeño, ínfimo porcentaje, existen algunos que se olvidan del código hipocrático, equivocaron o confundieron su verdadera profesión de alcahuetes por la labor digna de la cura del dolor. Me refiero a los que vagan por oficinas y despachos subiendo a costa de condenar a personas trabajadoras al ostracismo, al mundo de la indefensión, sin posibilidad de demostrar que pueden seguir siendo útil a la sociedad. Me refiero a un ínfimo porcentaje de aves carroñeras que pululan y se vanaglorian de tener la varita mágica, juzgar y condenar a la vez.
Para esta minoría es fácil: vivir en la comodidad, peloteando a sus superiores, los superiores del sistema, bebiendo de la lava que sus volcanes desprenden, obteniendo así el metano y la materia orgánica casi líquida (también llamada “cardillo”), que necesitan para mantener vivo rítmicamente el movimiento de su rabillo (el trasero).
Triste pero cierto. Lo más importante es que son una mínima de la mínima minoría; pura escoria, machacas, sin escrúpulos, con piel de oso y espíritu glotón de cobardía.
Retomando el hilo inicial, me descubro ante los verdaderos profesionales que muchas veces no son valorados como se merecen porque damos por hecho de que deben estar ahí, y lo están.
Gracias a vosotros, profesionales de la sanidad, donde incluyo a todos los que participáis en la labor humana de curar nuestro cuerpo para mantener nuestra alma más divina.

Artículo reeditado: Originalmente publicado el 30 de Marzo de 2010.

15 de enero de 2014

Liberado


Después de cuatro años viviendo en el letargo, el ostracismo, en el abandono total y absoluto, en la sima más profunda. por fin llega un día de ilusión.

El colorido de las ondas electromagnéticas de corta longitud parece invadirnos. La gama de los azules predomina. La emoción te nubla la mente.

En ningún momento quieres pensar que tu corazón ha estado dividido entre el escepticismo y la utopía.

El día se engalana, un día completo y largo donde la gran mayoría hace acto de presencia en la esperada y esperanzada jornada.

Se trata nada más y nada menos que de elegir a los representantes sindicales. Mucha participación. Misión cumplida (piensan los que encabezan las listas de casi todos los sindicatos).

Llega la hora de vaciar, desembuchar lar urnas. Se cierran las puertas para que los responsables destinados para ello puedan hacer la importante labor del recuento.

Mucha gente por los pasillos, nerviosos, impacientes..., en un momento concreto, por uno de los pasillos suena una voz que dice "lo que aquí se está dilucidando es quién coño se libera o no". Comentarios de todo tipo, murmullos, risas y miradas oscuras.

Por fin aparece alguien y desenmascara la incertidumbre haciendo lectura del reparto de escaños, digo mejor, de la tarta. Todos felices, algunos más que otros.

Después de pasado ya algún tiempo se puede sacar la conclusión de que seguiremos igual, anegados por el mar de la desvergüenza, en el abandono, indefensión y falta de todo tipo de información.

La lectura es muy sencilla y simple: se reparten la tarta para cuatro años más; continuarán intocables, liberados con el máximo salario posible; continuarán dialogando con los empresarios o políticos con vista a recoger algunas migajas y continuar en su servilismo; A LOS DEMÁS QUE LES DEN.

Cuando te diriges a tus representantes elegidos por ti para preguntar o exponer algún problema, poco menos que te tachan de rojo, traidor, problemático. provocador, inconformista, liante.

La consigna que tienen es muy clara y contundente: durante cuatro años más (suelen ser los mismos), que no molesten, que no me metan estos locos en líos. Llegaré y saldré a la hora que me apetezca; Y A LOS DEMÁS QUE LES DEN.

Ante una situación así, lo único que nos quedará será resistirnos a la pasividad y como decía un filósofo: "mientras nos quede la palabra..."

¿Qué diferencia hay entre la mayoría de sindicalistas y de políticos?

Ninguna. Son animales simbióticos y desvergonzados. Se necesitan mutuamente, como la hormiga y el pulgón.

Me da la impresión que estaremos en la isquemia del escepticismo, aunque, iluso de mí, me encantaría pensar en la utopía, es decir en el gotelé.

Artículo reeditado: Originalmente publicado el 23 de Febrero de 2010.

17 de diciembre de 2013

Creaciones importantes


Creemos. Todos creemos. Creemos en un cubata, en un licor de hierbas, oyendo música, acompañados de la lenguas leves que desprenden las humildes llamas entre brasas casi escuálidas (os tubaraos).
Todo sale; sólo huele. Nadie y todos somos culpables. ¡Todas las culpas recaen sobre las alubias!, pero en este caso están libres de toda carga. 
¿Quienes serán los responsables?. En este caso la culpa recae en animales mamíferos que desprenden lastre, relajando los esfínteres que durante mucho tiempo han estado controlados. 
Le quieren poner trampas. ¡Qué crueldad!. Después de mamar, encima trampas. 
Aunque no sean mamíferos, en este caso concreto se emparentan con los mirlos; sólo cagan, viven para cagar. Llaman a las ventanas al amanecer, dejando huellas como "Varón Dandy". 
Pero sus ancestros en la pirámide evolutiva viene del mixto-lobo, todo "colorao". 
Algunos sabios postularon que vienen del mar; otros, en cambio, piensan que vienen de la patata. 
Basándose en su conducta, en su percepción, en su sentido de la vista: ¡TUBÉRCULO!. 
Nacen, viven y se reproducen bajo tierra, pero mueren bajo la luz de la luna. 
En la vida subterránea existen predadores naturales que no quieren ver la realidad.
La energía ni se crea ni se destruye, sólo se transforma. 
Todos los ríos van al mar, pero antes de ir al mar tienen que regar a la patata, para que se sientan identificados. 
Todo nace, todo muere, todo es un ciclo cerrado de la vida. 
Terminamos respondiendo al interrogante. ¿Cual es la solución?. Respuesta: "vamos de culo, somos tubérculos y vamos de culo". Aunque esto es cosecha propia, me hubiese encantado haber compartido estos ratos fantásticos con Max Estrella y Don Latino de Híspalis; somos extemporáneos. 
Saludos, esté donde esté, a Don Ramón María del Valle Inclán.

Artículo reeditado: Originalmente publicado el 24 de Marzo de 2010.

27 de noviembre de 2013

Vamos Cuesta Abajo


Recuerdo la época de mi infancia. Chavales de la barriada jugando a “chicharito las habas”, la bombilla, las “colas” (machacando y desplegando las chapas metálicas de cualquier bebida, después de quitarle el corcho interior), a las bolas (canicas); tengo que reconocer que hacían trampas preparando unos pasadizos tragabolas, al trompo (peonza), a los rompis, a las tajoletas, a la lima, a la villarda, al pañuelo, al escondé, a la gallinita ciega, incluso compitiendo en algunas pruebas atléticas que nos enseñaron los que tenían televisión. Y otros muchos juegos más que nos inventábamos, que ya ni me acuerdo. En otros lugares esos mismos juegos pueden adoptar nombres distintos.
Una pregunta obligada ¿daba tiempo a jugar a tantas cosas? Por supuesto, después de las obligaciones (ya nuestros padres se encargaban de ello), aprovechábamos el tiempo que nos quedaba libre, sobre todo a partir de la primavera.
Recibíamos con enorme ilusión el único regalo del año, el de Reyes.
En los tiempos en los que estamos inmersos, la situación no es nada parecida (ahí habrá disparidad de opiniones).
La mayoría tienen ordenadores, hasta portátil (con Internet, teléfono móvil, la play del último grito; regalos casi todas las semanas.)
Cuando están en casa se encierran en su habitación. ¡NO QUIEREN ESTUDIAR! Porque no tienen tiempo. No se les puede decir una palabra más alta porque te contestan con brusquedad.
Lo peor de todo es que no piensan, se les da todo hecho, no necesitan pensar.
Es posible que en la escala de valores hemos ido muy rápido de un tiempo a otro.
Y nos encontramos en esta sociedad.
¿Quién tiene la culpa? Creo que una sociedad evolucionada (para mejor o peor, cuestión de opiniones) por la participación general de todos los elementos que la componen. Todos y nadie tenemos la culpa.
Lo cierto es que en un buen porcentaje, el fracaso escolar, que es el resultado de lo comentado, podrían tener culpa tanto los alumnos como la comunidad educativa. Esto nos llevará en un futuro corto-medio plazo a disponer de jóvenes con un nivel cultural más bajo, con menos preparación.
Ya sabemos lo que suele ocurrir en estos casos. Cualquier sistema político... oh, no, no quiero seguir pensando ninguna correlación de ideas. Confío en que siempre quedará un porcentaje con formación suficiente y responsabilidad que salve la situación en su momento. Confío en que no sea una utopía.

Artículo reeditado: Originalmente publicado el 02 de Abril de 2010.

26 de junio de 2013

El Italiano


Era un italiano perdido en las sombras de la noche. Él era un hombre del campo durante la noche y de la noche durante el atardecer. Él era un uomo di belle porte. 
Cuando le conocimos, lo primero que nos dijo, en un italo español, que él no creía en la amistad., sus experiencias habían sido todas muy negativas; curioso, en la hora de la muerte nos viene a buscar y nos declaró eterna amistad. Él era así, un italiano molto speciale.
Roberto era un tipo sufridor, su idioma era una mezcla difusa, latina pero con cadencia: "Antoño fiero leone". "Joseantoño il gran parlare ma non fare nulla". Especial, mitad padrino, mitad Robin Hood, diablo y ángel, noche y día, pero eso sí, siempre con su sonrisa del milano en la comisura de sus labios.
Lo imaginamos en su hotel de Italia rodeado de chicas suplicándole: "patrone danza di pattern per noi".
El jefe, sí, el jefe que siempre fue y de lo que a veces no supo ejercer.
Apostaba fuerte y siempre en la jugada final, jugada que a veces rozaba la inmortalidad; la jugada noctámbula. Cuando la noche desaparecía, Roberto la seguía; él no iba con ella, él era la noche.
Llamamos por teléfono y una voz fría pregrabada repetía: "la persona a la que está llamando no está disponible". Al colgar nos miramos y los dos pensamos: "ya nunca estará disponible", al menos en la dimensión que conocemos.
Con él se marcha un poco del espíritu de la elegancia, del señorío, el de la mirada de los dioses clásicos de Roma y también  la de los suburbios.
Hoy le dedicamos y le retamos a que vuelva a bailar con nosotros "papa americano".
Hombre grande; gran hombre, de porte elegante y genuino. Tirantes rojos sobre camisola azul en un ambiente estrellado, siempre contemplativo y al pié del cañón.
Imprescindible y añorado en el lugar que el Creador eligió para él, para que culminara su felicidad hasta el último suspiro.
Amable, sonriente y receloso, muchas veces cariñoso, llegó a renegar de su idea ancestral para, a retazos, plegarse a la gran elegía de la amistad.
Sus fieles compañeras, familiares y amigas le trataban con mimo, engalanado sobre una bandeja de plata durante los momentos de  compañía. Ambas, siempre inquietas día a día, desde su "partita hasta su voltar".
En algún momento, por desgracia, se tiene que elegir un camino, nunca transitado, para detenerse en un punto del mismo en el que depositar la última expiración y decir adiós, en la inconsciencia, al "imperio"  creado durante mucho tiempo.
Fue un hombre con talante latino que no pasó desapercibido por los senderos que le asignaron cuando vio la luz, su génesis.
Su "vechia signora" y su "forza azzurra" le daban algún que otro disgusto, rayas en el agua después de una trayectoria de momentos placenteros.
A Roberto è stato lasciato per invitare l'ultimo drink e che pagherà per noi, sarà la vostra salutela salute del bucaniere italiana e pasta diavolo in casa o la nostra quotaBuon Viaggio.

Chao Roberto, hasta siempre amigo.


4 de junio de 2013

Mi abuelo y yo

Sindicalista sin cobranza, un trabajador de la masa, del grupo. Destacaba por su vozarrón pero en el fondo era un niño grande. Crítico, pero luchador nato. Nunca fue comprado.
Hoy estamos con su nieta María, hija de Luisa, con la cual hemos recordado la personalidad de Luis, su talante, tanto humano como profesional; a ella se le salta alguna que otra lágrima y a nosotros se nos acongoja el corazón.
Hace ya varios años, no pudimos ni podemos comprender alguna razón para que la parca te llamara con 63 inviernos, y decimos invierno porque tu barba era de Papa Noel, el que siempre nos sorprendía con el último y más curioso discurso.
Tu mirada se convertía en hielo hacia el empresario cuando defendías a los que tú, cariñosamente, llamabas la masa obrera y entre la cual siempre te incluías. Eran otros tiempos, donde tú trabajabas y no estabas liberado. Hoy, Luis, todo ha cambiado, los pillastres son todos unos gorrinos.
A veces la vida te gasta bromas pesadas y tú como que no lo aguantabas; eras serio, adusto, pero tu sonrisa irónica, mitad asamblearia, mitad sindicalista de clase, no pasaba desapercibida.
Recordamos las charlas interminables y tu carpeta azul, siempre tu carpeta azul, fiel compañera debajo de tu brazo, de donde sacabas cualquier documento que hiciera falta, era como un baúl mágico y sin fondo.
Tus ojos marrones tenían el brillo de la lucha constante. Gracias a ella conseguimos logros que hoy otros se están encargando de hacerlos desaparecer.
Mucho conseguiste para los que nos quedamos y tu herencia está a nuestro lado. Ahora nos explicamos que en ti no recayera toda la belleza, sí, la dejaste para tu nieta María, tu preferida, que hoy te quiere dedicar con nosotros este sencillo y sincero homenaje. Ha llorado un poco recordándote, pero presentimos que también ha heredado un corazón bueno y fuerte como era el tuyo. A veces la unión de lo fuerte y lo bello es la mejor alianza.
Nunca olvidaremos tus frases: "El miedo es un montón muy grande, que cada uno coja lo que quiera" "Te pareces a Pepe el rápido, que sacaba un córner y lo remataba de cabeza" "La asamblea es soberana" "El mejor sindicalismo es el de uno mismo".
Te perdonamos que te fueras sin avisar, pero hoy tu nieta nos ha recordado al cowboy bajito y que ella lleva siempre guardado en su bolso y en su corazón.


18 de abril de 2013

Cinco minutos con Pepillo


(SOLO EN EL CEMENTERIO, JUNTO A LA SEPULTURA DE SU AMIGO PEPILLO).
-“¡Me has dejado solo, Pepillo, te has ido y me has dejado solo, y no volverás; no sé qué haré sin ti!.
En el lugar donde repose tu alma te mimarán y te tratarán como un marajá, porque tú eres de los buenos”.
-“Nos conocemos de toda la vida. ¡Cuántos recuerdos de otras tantas experiencias vividas!. Se me viene a la mente algunas de ellas”.
-“Jamás se me olvidará cuando te presenté a mi prima Inés, que a la postre terminó siendo tu mujer.
Recuerdo que fue en la discoteca del  Mojarro. Llegar y topar, canalla. Sólo querías música lenta, comer cuello; parecías un vampiro”.
-“¡Si es que nos ha pasado de todo!. Aun me río  del día que estábamos en la estación de autobuses esperando que llegaran nuestros hijos.
¿Te acuerdas que se nos acercó un marroquí, más grande que la torre kío, musulmán practicante, al menos eso nos dijo, con una cogorza de juzgado de guardia, que estaba de gorrilla por la zona y nos dijo: “echadme un vistazo a los aparcamientos que me voy a tomar una copa”?. ¡Nosotros de gorrillas, ohú, qué arte tuvo el moro!”.
-“¡No me vayas a decir que no recuerdas la noche en que te empeñaste en que fuésemos a robar berenjenas. Cuando fui a coger las primeras, lo que trinqué fueron las talegas de un chivo. Mira que confundir una mata de berenjena con un chivo!, menos mal que no lo confundí con el alcalde, que ese sí que tiene buenas talegas!. ¡Y mira que estaba hartito de repetirte que llevaras una linterna!”.
-“Hemos tenido vivencias en todas las etapas de nuestras vidas".
Nunca se me olvidará cuando, recién terminados en la universidad, te metí en el toro de crear un negocio. Tú no querías. Insistí y al final montamos una taberna.
Allí no entraban ni las moscas.
Lo que sí teníamos era un mono macaco que lo único que hacía era comer cacahuetes, dejar vacía la jarra de vino peleón que intentábamos vender, y hacerse pajas.
¡El cabrón del mono siempre estaba empajillao y  más alicatao que un cuarto de baño!”.
-“¿Y cuando alquilamos una parcelilla para sembrar?. ¡No teníamos ni puñetera idea!.
Sembramos diez kilos de patatas, en lomos.
Entre los chaparrones que cayeron y más de un mes que tardaron en nacer, cuando fuimos a cavarlas tuvimos que coger un pico cada uno; la tierra estaba más dura que un cuerno, parecía hormigón armao. Terminamos con las manos ensangrentadas, llenas de borbojas.
La gracia, Pepillo, estuvo en que cuando fuimos a arrancarlas, que las matas parecían del país de Liliput, estaban comidas por las hormigas”.
-“Como tú siempre has tenido mala memoria, te voy a recordar aquel día que estuvimos de copas y pillamos una buena milana. Quisimos hacer lo que hacen los futbolistas cuando meten un gol, lanzarse de boca deslizándose sobre la hierba. No había hierba, ¡nos hartamos de hormigón!.
Teníamos la cara como si nos hubiesen arañado veinte tíos cogiendo berdigones”.
-“Parece que alguien viene. Ya sólo decirte que desde que nos conocemos hemos estado muy unidos, a pesar de que hayamos tenido nuestras discrepancias por el distinto carácter que tenemos cada uno.
Tú has sido mi amigo, mi único amigo.
Ve conquistando el nuevo paraíso y sobre todo, busca la bodega que tenga el mejor mosto, que pronto estaré contigo.
Hasta luego, Pepillo, hasta luego, amigo mío”.

13 de marzo de 2013

El de Tormes


En los tiempos que transcurren es cada vez más común ver cómo mucha gente tiene que sobrevivir en el día a día, utilizando cualquier tipo de artimañas con tal de llevarse algo a la boca.
La necesidad impera: desde buscar en los contenedores cualquier tipo de alimentos que puedan aprovechar los enseres que puedan serles útiles, hasta hallar cobijo en lugares insospechados para crear su propio “hogar”; desahucios canallescos que destrozan familias; suicidios que se van familiarizando en nuestras mentes, tratando, en la mayoría de los casos, de no delinquir.

También los hay, de los de siempre, que desde el momento de nacer hicieron un pacto de juramento de no hacer ni el huevo, de no dar palo al agua eternamente, empleando hasta el engaño y la trapalería.
Una palabra muy utilizada en España para calificar cualquier tipo de situaciones de supervivencia es “Picaresca”.

Para comprender el génesis de esa palabra tenemos que remontarnos a la primera mitad del siglo XVI. Tiene unas connotaciones literarias.
Forma parte, principalmente, de una obra ejemplar titulada “Lazarillo de Tormes”, que al tener continuación, después de 70 u 80 años con el “Guzmán de Alfarache”, o posteriormente con “El Buscón”, alcanza la categoría de “Género”. Si no hubiese sido así, se hubiera quedado simplemente en una gran obra literaria.

“Lazarillo de Tormes” narra las aventuras y desventuras de un humilde niño que tiene que abandonar su hogar, dándose a distintos amos, que casi todos le tenían  muerto de hambre.
Siempre serán recordadas algunas célebres escenas que se desarrollaron con su primer amo, el ciego, sin duda del que más aprendió, con putadas mutuas y continuas, terminando a mamporros limpios.

Otros, posteriores, fueron principalmente del gremio eclesiástico, además de un escudero (hidalgo) y un alguacil.
Para hablar de esta obra necesitaríamos rellenar muchísimas páginas, no obstante resumiremos los rasgos más destacables.

Se trata de un relato prosaico, de multitud de vicisitudes que vive Lázaro, en un tono jocoso, cómico, muy humorístico, irónico, con mucha crítica de la realidad social española de la época, donde prolifera el hambre, la mendicidad y la delincuencia, con vagabundos, malhechores, bandoleros; grandes pícaros vagabundos y estafadores.
La obra está también impregnada de una crítica mordaz anticlerical y contra el sentimiento de la honra, hacia sus indigentes hidalgos que tanto desprecian el trabajo; la visión social del honor y la obsesión de la limpieza de sangre.

Toda la obra está narrada en autobiografía, donde Lázaro cuenta su vida, desde su origen hasta el deshonor final; tiene una única visión, la del narrador.
Esta gran joya,  es una novela cerrada, es decir está contada desde el final.

Lázaro inicia la narración contando su vida a un personaje importante, posiblemente del mundo eclesiástico, por escrito, en contestación a una carta inicial recibida. Trata de demostrar, a través del relato, el por qué llegó al deshonor final. Éste se refería a consentir que su esposa tuviese que “visitar” a su señor, el Arcipreste de San Salvador, el cual le obligó a casarse con ella, dándole a cambio prosperidad y buena fortuna.
Este episodio se convierte en burla popular por toda la ciudad. Ya el ciego se lo dijo, en plano bromistas, cuando Lázaro topa con una cornamenta de ciervo en un mesón; augurio del futuro.

En fin, el número de episodios humorísticos son continuos; los hambrientos, también.
Resumiendo: “EL HAMBRE AGUDIZA EL INGENIO”.

21 de enero de 2013

Ramito de Violetas


Cuándo desaparecieron mis manos de tus suaves caderas…
Cuándo mis labios dejaron de reposar en tu apetitoso sexo…
Cuándo la frase “te quiero” dejó de ser eco…
Cuándo tus ojos se perdieron por las frías avenidas de los sueños…
No lo sé, ni lo recuerdo; no sé por qué, pero te sigo queriendo.
Se ha creado entre nosotros un muro invisible que soy incapaz de derribar, pero te sigo queriendo. Paseando a través de los sueños pude comprobar un incipiente resquicio para volver a comunicarme contigo, porque te sigo queriendo.
Mis palabras no sonarán, pero te llegarán mis versos.
Mis besos no llegarán a tu mejilla, pero te llegarán flores por primavera; inundarán tu cuerpo, sin tarjeta, pero siempre llegarán en forma de un ramito de violetas, porque te sigo queriendo.

"Era feliz en su matrimonio
Aunque su marido era el mismo demonio
Tenía el hombre un poco de mal genio
Y ella se quejaba de que nunca fue tierno
Desde hace ya más de tres años
Recibe cartas de un extraño
Cartas llenas de poesía
Que le han devuelto la alegría.

Quién la escribía versos, dime quién era
Quién la mandaba flores por primavera
Quien cada nueve de noviembre
Como siempre sin tarjeta
La mandaba un ramito de violetas.

A veces sueña y se imagina
Cómo será aquél que tanto la estima
Sería un hombre más fiel, de pelo cano
Sonrisa abierta y ternura en las manos
No sabe quién sufre en silencio
Quién puede ser su amor secreto
Y vive así de día en día
Con la ilusión de ser querida.

Quién la escribía versos, dime quién era
Quién la mandaba flores por primavera
Quién cada nueve de noviembre
Como siempre sin tarjeta
La mandaba un ramito de violetas.

Y cada tarde al volver su esposo
Cansado del trabajo la mira de reojo
No dice nada porque lo sabe todo
Sabe que es feliz, así de cualquier modo
Porque él es quién la escribe versos
Él, su amante, su amor secreto
Y ella que no sabe nada
Mira a su marido y luego calla.

Quién la escribía versos, dime quién era
Quién la mandaba flores por primavera
Quién cada nueve de noviembre
Como siempre sin tarjeta
La mandaba un ramito de violetas."