¡Increíble! Un amigo me comenta que un grupo de compañeros vamos a una excursión-visita a la fábrica que Heineken-Cruzcampo tiene en Sevilla.
En nuestro intercambio verbal dijimos: “nos vamos a hartar de cervezas". Sigilo... ¡Qué coño sigilo, si todos sabemos a qué vamos! Cuentan conmigo el primero, ¿por qué será?
Me llevo dos días preparando mi estómago para esta magia-aventura, me entusiasma, ¡estoy entusiasmado!
Temprano, autocar repleto, 90 kilómetros Llegamos a la fábrica, ¡qué peste! Entramos. Miro el reloj y pienso: “ya es la hora de darse el primer lingotazo”. Nos enrean; nos meten en una sala oscura con una gran pantalla donde nos enseñan lo que es una caña perfecta: “que si máquina de presión; que si gas carbónico; que si ácido; que si temperatura; que si el vaso tiene que ser tipo barrilito por una cuestión de gas; que si hay que tumbar el vaso...
Me preguntaba: ¿cuándo viene el alpiste?
Se hacía de rogar. Gran martirio. Ahora nos llevan a la fábrica en sí. ¡qué peste! Sistema mecánico que no para. Barriles que se limpian por pasarelas; no tenían cuerpos de modelos; no paran. Estoy aburrido y miro el reloj. Me pregunto: ¿Cuándo coño empezamos con el “costo”? La mañana se hace eterna; no aguanto más; no me lo puedo creer. ¡Esto de qué va!
Por fin llegó el momento de acabar con la eterna parafernalia. Las 12 horas y nos vemos en el paraíso: barra circular, varias camareras para servir, mesa llena de canapés donde no faltaba el gran señor del tapeo: ¡el jamón!. No tiene alas, pero voló.
Todos los comensales empezamos a pedir cervezas de todo tipo, dentro de lo que existe en la marca.
En nuestro intercambio verbal dijimos: “nos vamos a hartar de cervezas". Sigilo... ¡Qué coño sigilo, si todos sabemos a qué vamos! Cuentan conmigo el primero, ¿por qué será?
Me llevo dos días preparando mi estómago para esta magia-aventura, me entusiasma, ¡estoy entusiasmado!
Temprano, autocar repleto, 90 kilómetros Llegamos a la fábrica, ¡qué peste! Entramos. Miro el reloj y pienso: “ya es la hora de darse el primer lingotazo”. Nos enrean; nos meten en una sala oscura con una gran pantalla donde nos enseñan lo que es una caña perfecta: “que si máquina de presión; que si gas carbónico; que si ácido; que si temperatura; que si el vaso tiene que ser tipo barrilito por una cuestión de gas; que si hay que tumbar el vaso...
Me preguntaba: ¿cuándo viene el alpiste?
Se hacía de rogar. Gran martirio. Ahora nos llevan a la fábrica en sí. ¡qué peste! Sistema mecánico que no para. Barriles que se limpian por pasarelas; no tenían cuerpos de modelos; no paran. Estoy aburrido y miro el reloj. Me pregunto: ¿Cuándo coño empezamos con el “costo”? La mañana se hace eterna; no aguanto más; no me lo puedo creer. ¡Esto de qué va!
Por fin llegó el momento de acabar con la eterna parafernalia. Las 12 horas y nos vemos en el paraíso: barra circular, varias camareras para servir, mesa llena de canapés donde no faltaba el gran señor del tapeo: ¡el jamón!. No tiene alas, pero voló.
Todos los comensales empezamos a pedir cervezas de todo tipo, dentro de lo que existe en la marca.
Había una luz azulona de la que nadie se percataba.
Yo solamente bebía de barril, de la rubia con su tonalidad azulada. Repetía una y otra vez. Sólo quería beber de mi rubia con color azulado; no paraba.
Un compañero me dijo: “tengo un pedazo de negra que no puedo con ella; es mucha tela para mí sólo, ¿me ayudas a compartirla?” Le dije: “Yo soy fiel a mi rubia con la tonalidad azulada.” No paré; bebí de la rubia hasta que dejé seco el barril; ni me cansaba ni quería cambiar.
Sobre las 4 de la tarde nos llevaron a un salón con mesas y asientos alargados, tipo merendero. Nos pusieron un buen almuerzo. ¿A que no sabéis qué bebió el “paisa”? ¡cerveza! No paré. No me arrepentía.
Cuando salimos de la fábrica nos llevan a un barco para hacer una ruta por el Guadalquivir. Casi todos estaban adosados, acostados, con un pedazo de tranca impresionante. Ahí está el “paisa” que se convierte en “Indiana Jones” buscando un arca, y la encontró: ¡Latas de Cruzcampo! No paré. Una tras otra. Me dejaron solo.
Fin de la jornada y vuelta a tras. Tras el aterrizaje continué con mi rubia.
Llegó la hora de dormir. Lo que conseguí con esa jornada fue que esa noche roncara como un león cavernario y que en la fábrica cervecera pusieran un cartel con mi fotografía y una orden de alejamiento de, al menos, 90 kilómetros a la redonda.
Yo solamente bebía de barril, de la rubia con su tonalidad azulada. Repetía una y otra vez. Sólo quería beber de mi rubia con color azulado; no paraba.
Un compañero me dijo: “tengo un pedazo de negra que no puedo con ella; es mucha tela para mí sólo, ¿me ayudas a compartirla?” Le dije: “Yo soy fiel a mi rubia con la tonalidad azulada.” No paré; bebí de la rubia hasta que dejé seco el barril; ni me cansaba ni quería cambiar.
Sobre las 4 de la tarde nos llevaron a un salón con mesas y asientos alargados, tipo merendero. Nos pusieron un buen almuerzo. ¿A que no sabéis qué bebió el “paisa”? ¡cerveza! No paré. No me arrepentía.
Cuando salimos de la fábrica nos llevan a un barco para hacer una ruta por el Guadalquivir. Casi todos estaban adosados, acostados, con un pedazo de tranca impresionante. Ahí está el “paisa” que se convierte en “Indiana Jones” buscando un arca, y la encontró: ¡Latas de Cruzcampo! No paré. Una tras otra. Me dejaron solo.
Fin de la jornada y vuelta a tras. Tras el aterrizaje continué con mi rubia.
Llegó la hora de dormir. Lo que conseguí con esa jornada fue que esa noche roncara como un león cavernario y que en la fábrica cervecera pusieran un cartel con mi fotografía y una orden de alejamiento de, al menos, 90 kilómetros a la redonda.
Artículo reeditado: Originalmente publicado el 26 de Abril de 2010.
Primo, hay que descubrirse, eres el mejor.
ResponderEliminarLo de Beer te viene que ni pintando. Yo creía que aguantaba pero lo tuyo es vicio, del bueno claro.
ResponderEliminar!!Im-presionante!! jajaja, me imagino la carita que se le quedaron a los cerveceros cuando te alejabas en el autobus, pobre fabrica.
ResponderEliminarAdemas me creo lo de la fotografia tuya. jajajaja
Un fuerte abrazo.
La fábrica de la cruzcampo quebró probablemente por tu visita. Simpatico el artículo. Esto es lo que hace falta en este blog. Alegría y bulerias.
ResponderEliminarQuero falar con voce YA
ResponderEliminarJoojojojojo!
ResponderEliminarAbsolutamente genial!
Bake Beer en estado puro!
No se como no te contrataron en la fabrica para participar en su proceso de envasado como el envase cervecero más grande jamás visto!
Bravo! Acabaste con las existencias y además te buscan. Es extraño, podría ser que estuvieras disfrazado del mono de chita. Tened en cuenta que los primates consumen ingentes cantidades de alcohol.
ResponderEliminarMuy gueno gueno solo de leerlo ya estoy glu glu glu
ResponderEliminarLa cerveza fria y en el recipiente adecuado es un placer de dioses. Lástima que después de tu visita a mi no me han dejado entrar. Bravo por tu artículo-
ResponderEliminarBaco comienza con B y la B es de Beer. Rubia o negra pero con cerveza y luego que hagan conmigo lo que quiera. Después del acto coyuntural que me sirvan otra.....cerveza.
ResponderEliminarLos rios de felicidad son los rios de cerveza. Tu eres un rio de simpatia. Besos.
ResponderEliminarAhora me explico porque en mi pueblo falta en todos los bares siempre la cruzcampo. Monstruo.
ResponderEliminarA final del día, se ha familiarizado con su situación. Por fin, su compañera se ha habituado a mirarlo cuando le dice "Preciosa". A la puesta del sol, Preciosa deja oír un grito profundo y melancólico.
ResponderEliminar“Dice sus oraciones”, piensa el alegre soldado.
Pero dice esto porque su compañera se queda en una actitud pacífica.
- Va, mi pequeña rubia, te dejaré acostarte la primera, le dice, pensando, evadirse muy rápidamente cuando esté adormecida, para buscar otro lugar para dormir.
El soldado espera con impaciencia la hora de su huida, y cuando llega, rápidamente marcha en dirección al Nilo; pero él no ha avanzado todavía mucho en las arenas cuando oye a la pantera que salta detrás de él, y da su grito de cuando en cuando, más impresionante que el ruido pesado de sus brincos.
Vamos, se dice, ¡me tomó cariño!... Esta joven pantera posiblemente no conoció todavía el amor. ¡Soy Posiblemente su primer amor¡
En aquel momento, el francés cae en arenas movedizas, tan terribles para los viajeros. Es imposible salir. Sintiéndose prisionero de las arenas, grita. La pantera lo toma con sus dientes y tira para atrás, lo saca de las arenas, como por magia.
Oh, Preciosa, dice el soldado, acariciándola con entusiasmo, esto es ahora hasta la muerte.
Salgo del turno de trabajo y con diferencia el mejor artículo el tuyo. Eres de los mios. Podeis hacer una fiesta de la cerveza y que asistan los seguidores. Un abrazo cervecero.
ResponderEliminarbake beer, como no me has llevado a esa maravillosa visita? De ir juntos hubieramos triunfado como el Duo dinamico, ya sabes dinamismo que se calienta.Buenisimo,besos.Queen.
ResponderEliminarAhora ya conozco el motivo de tu seudónimo. Eres d elos mios. Buenísimo y sabroson artículo.
ResponderEliminarEl Homer le dá pero me parece que tú lo superas. También en simpatía.
ResponderEliminarMuy simpa el art,me gusta hommer
ResponderEliminarEl Bake Beer tiene experiencia y gracia cuando cuenta la historia. Me hubiera gustado estar en ese viaje con tan buenos amigos.
ResponderEliminarJA,JA,JA,JA,JA,JA..............................
ResponderEliminarBake, lo tuyo es de vicio, aunque en una jornada así se pierde la noción del tiempo.
ResponderEliminarSe echaba de menos artículos de cachondeo como los de beer y gibran.
ResponderEliminarCerveza, causa y solución a todos mis problemas...
ResponderEliminarLa pizza quemada, la cerveza congelada y la mujer embarazada, son consecuencias de no haberla sacado a tiempo.
ResponderEliminarLos descuidos se pagan...
EliminarY si no hay paga??
EliminarTantos amigos, tanta cerveza, tanto aguante y tanta fiesta!!!
ResponderEliminarCoño bien, bien coño bien.
EliminarRíos de felicidad, bonita expresión mental y de semblante es la que siente mi Maná-Maná cuando se baña en sus piscinas "morenas"; o langostea en Cancún o Acapulco, Santo Domingo o Fortaleza; o repasando sus cuentas en paraísos fiscales; o llamando a filas a los sindicalistas liberaos, los del aberrante pacto de 20 liberaciones, tras las elecciones sindicales; o cuando acude a Montoro para que le suelte más pasta para hipotecar aun más a la ciudad, lo que se llama un rescate económico en toda regla (hay que preparar las municipales a 15 meses vista. ¡GOLFO!).
ResponderEliminarNo fiaros nunca de ese astado, que junto a su gran cohorte de polotas rastreros (también los hay trepadores), son capaces de arruinar la vida de cualquiera, eso que tantos años ha costado conseguir.
¿Y NO DIMITE ESE SINVERGÜENZA?.
¡Si no se va habrá que echarlo!
EliminarA molerlo a palos.
EliminarSería una buena idea hacer una fiesta de la cerveza, o simplemente un brindis, desde este espacio virtual. Es sólo una idea.
ResponderEliminarY yo me lo perdí.....!
ResponderEliminarUn artículo muy divertido y simpático.
ResponderEliminarDónde desembocará el conflicto de Crimea?, habrá otra guerra fría?.
ResponderEliminarВойна всегда жарко.
EliminarTraducción del Ruso:
EliminarLa guerra es siempre caliente
¡Buenos días, cerveceros! Un estudio de la Universidad de Oxford recomienda beber con amigos dos veces por semana...
ResponderEliminarLa imagen le va al artículo como anillo al dedo.
ResponderEliminarUn vaso limpio para cada cerveza ayudará a que se sirva mejor, se vea mejor, se disfrute mejor, formando una buena y duradera capa de espuma.
ResponderEliminarYo estuve de visita en esa fábrica y es como lo cuenta beer. Otra cosa es darle el toque de humor.
ResponderEliminarLa felicidad se mide en jarras de cerveza.
ResponderEliminar¡Qué bien te lo montas, Beer!
ResponderEliminar¡Estarías en el paraíso, amigo! ¡Qué gozada tanta cerveza... y además gratis¡¡¡¡
ResponderEliminarLos pobres beben agua, la clase media cubatas, los ricos champán y los multimillonarios en felicidad cerveza Cruzcampo¡¡¡
ResponderEliminarUn artículo como todos los del maestro Bake Beer: grandilocuente y simpático a rabiar.
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