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2 de agosto de 2012

¡Qué peligro tiene!

¡Qué peligro tiene el pejesapo a la hora de quitarle un anzuelo de la boca!.

¡Qué peligro tiene el Maná-Maná cuando coge su libreta y, a modo de la lista de Schildre, analiza a quién mandar al paro!.

¡Qué peligro tiene la morcilla cebollera de Villacarrillo jugando con el LDL!.

¡Qué peligro tiene la Merkel cuando se postra, con la cara embotijá, ante un micrófono!.

¡Qué peligro tiene Martín, el pescador, que no te deja ni uno!.

¡Qué peligro tiene Rajoy cuando su rostro aparece en televisión!.

¡Qué peligro, para los aficionados, tiene el Recre cuando juega en casa!.

¡Qué peligro tienen cien mil hijos cuando un inútil Borbón no vale ni para hacerle cosquillas a un gato!.

¡Qué peligro tienen los delfines, para los mújoles, cuando los acorralan en las costas saharauis!.

¡Qué peligro tiene nuestro monarca cuando va armado a… Botswana!.

¡Qué peligro tienen cien dálmatas cuando falta uno!.

¡Qué peligro tiene el jamón de cinco jotas cuando llevas toda la vida hincándole el diente al blanco “Tío Antonio”!.

¡Qué peligro tienen las babas de caracol, por el reguero que dejan cuando abandonan el despacho de un político!.

¡Qué peligro tiene el gazpacho andaluz cuando te has pasado de ajo y pepino!.

¡Qué peligro tenían Nerón, Calígula, Maná-Maná… respecto a su “Imperio” y sus ciudadanos!.

¡Qué peligro tiene ir montado en un burro, cuesta abajo, cuando ve y huele a una burra salida!.

¡Qué peligro tiene el Maná-Maná cuando se ve repartido, en forma de carteles, por las carreteras españolas!.

¡Qué peligro tiene un oso hormiguero en un termitero con alta prima de riesgo!.

¡Qué peligro tiene Ronald Reagan trabajando en una película del oeste!.

¡Qué peligro tiene la Maína cuando quiere jugar a la política sin tener ni puñetera idea!.

¡Qué peligro tiene el Correcaminos cuando no se deja atrapar por el coyote!.

¡Qué peligro tiene el flautista de Hameling en el Congreso de los Diputados y el Senado!.

26 de abril de 2012

Creaciones Importantes III

Intentando aprender de algunas reflexiones de Nárul, quiero buscar la soledad, un paisaje romántico donde no exista la figura humana.
Me dispongo a pasear en compañía de mi burro Francis.
Haciendo caso de la amiga Sole, antes de comenzar la jornada es muy importante alimentarse, un buen “Dejeuner sur l´herbe”, para evitar que entre la macacoja, también llamada “hopus culinarius matutinus”.
Mi burro Francis no es el asno de Apuleyo, ni el “pequeño, peludo, suave, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos” de Juan Ramón, Francis es más duro que una pandereta hecha de pellejo de huevo de perro perdiguero.
Le conocí siendo pollino y ahora es casi todo pepino. En su evolución vi su etapa de franciscano, cuando llevaba sotana para tapar su trompeta meana.
Su compañía es fundamental para mi ser, mi ente, la forma de entender que con el tiempo el gurumelo tendrá forma de paraguas; me inspira en los pensamientos de la gran aberración de los principios piramidales, con aromas de las bellas moñigas de la vaca que ríe.
Mi jumento dejó la sotana para convertirse en un taxi engalanado, cerca del mar, a modo de atracción de feria. Dura etapa.
¡Qué disfrute, cuánta relajación!.
Mis recuerdos, por un momento, se centran en mi gran amigo Josyan, cuando se abre ante el espectro de mis ojos la belleza de un amarillo trigal. ¿Por qué te llamas trigo en vez de llamarte Rodrigo?.
-¡Mira Francis, allí a lo lejos, entre las amapolas, se ve al Maná-Maná pastando!.
-¡Es un toro!.
-¡Qué más da, lo aconsejable será no acercarnos demasiado, por si acaso!.
El color del cielo va cambiando, el tono es oscuro, diría que negro, más negro que el hocico de un “canis lupus” harto de morcilla fresca, de Villacarrillo.
Después del largo y relajante camino, a mi burro le duele la garganta, y para estos casos el médico le manda una bufanda blanca.
-¡Antes de llegar a casa nos vamos a dar un homenaje, Francis. Vamos a parar en la venta “Angelito” y nos vamos a zampar una buena tapa de garbanzos con callos, bien picante, a ver si se te cura la garganta de una puñetera vez!, y si no, te voy a tener que dar una friega de “Vich Vaporub”.
Si por casualidad veis un burro volando, no os extrañéis, es mi jumento, que vuela más alto que un pavo de Navidad.
Por más que hemos andado, relajado, en un día de vino y rosas, una vez más seguimos sin encontrar a Robin.
-Francis, he de confesarte que en infinidad de ocasiones he dudado de mi existencia, de mi propia alma, por más que he leído profundamente al Coronel Tapioca, pero después de este día, he de decirte:
¡BURRITO, COGITO ERGO SUM!.