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4 de abril de 2016

Mi vida vale un diez

No me gusta la forma de mirar que me tienen, aún no me conocen para tomar esa determinación, aunque ellos pueden pensar lo mismo de mi, me siento vigilada en una prisión sin barrotes, sin rejas, pero con muchas carencias, y además la medicación que me sirven, me deja fuera de mi y sin embargo mis sentimientos me dicen que sobro aquí, rodeada por vainas que envuelven nuestro cuerpo cuando no tenemos mente, !que pena¡

Después de haber tratado vilmente a mi persona por el amor que sentía, he aprendido que no merecía la pena morir por quien no te quiere, he aprendido a dar gracias por respirar todos los días, por despertar a la vida cada mañana y luchar por ser la mujer y madre que soy, y derrochar mi cariño con aquellas personas que me abren su corazón.

Tuve la suerte de conocer a una persona que me tendió su mano, que me animó cuando estaba a las puertas de esta prisión, y he pensado mucho en sus consejos y sus palabras, y pienso que es sano, que sin conocerme de nada, ve que mi vida tiene sentido, como la de todos, espero tener la oportunidad de agradecerle su atención.

Hoy hace cuarto días que entré en la planta de psiquiatría de este hospital, y sigo sintiendo que este no es mi lugar, deseo cuanto antes salir de aquí.

Suena mi nombre por el altavoz, por un lado siento miedo, miedo a quedarme aquí mas tiempo, y por otro lado alegría de pensar que me dan el alta para ir a casa, esperemos lo segundo.

!Que alegría¡, acaban de decirme que estoy de alta médica, y que me puedo ir a casa, las lágrimas que acarician mi cara y la sonrisa en la boca dan a entender la felicidad que siento, y que vuelvo a respirar este aire que tanto necesitaba, estoy en la calle y libre, !Que bien¡

Mi casual consejero vino a verme, le prometí que intentaría hacerle caso, y curarme lo antes posible, le comenté que lo primero que hice al llegar a casa fue tirar por el retrete la medicación que me habían impuesto, y lucharé para no tener que volver a utilizarla y se alegró al saber que después de cuatro días en el hospital, he vuelto a mi casa, con mis hijos, con mis rutinas caseras odiadas por quien no pasa por mi experiencia y desde hace cuatro días anheladas por mi, yo me alegré también de verlo, porque quería darle a demostrar el bienestar que le prometí y ve en mi otra persona que abre los ojos con energía sin miedo a nada.

Es verdad el dicho "nunca te acostarás sin aprender una cosa mas", aunque lleve mucho tiempo siendo la que querían, otras personas, a partir de hoy vuelvo a ser yo, y he entendido la lección, mi vida vale un diez.

Artículo reeditado: Originalmente publicado el 07 de Abril de 2011

25 de febrero de 2016

El valor de la vida


No lo entiendo, sigo siendo la de ayer y sin embargo a él no le parece importarle, creo que mi vida está tomando un giro inesperado y desafortunado, observo que soy ignorada, por más que trato de entablar una conversación, mi voz se apaga en el silencio, ¿quizás me esté volviendo loca?, porque no encuentro otro calificativo mas apropiado con la situación que estoy pasando.

Después de volver a tragar saliva y lágrimas por la permanente ignorancia, con toda calma me dirigí al baño, quería tenderme en la bañera y pensar con el cuerpo sumergido en agua caliente el motivo de esta situación. Estaré gorda, o demasiado delgada, las canas, posiblemente sea eso, las canas, o mis pechos caidos, yo que se, la locura se está adueñando de mi.

De la misma manera que tropezaba contra el muro inerte que hostigaba mi bienestar, jugaba con la hoja que podía quitarme esas lamentaciones, había escuchado hablar de que una pequeña incisión en las muñecas, contribuía a quedarse relajada para siempre, y de esta forma traté de olvidar que mi amor era vapuleado, saqueado, y menospreciado por la persona a quien amaba, y de ahí todos los que me rodeaban pasasen a ocupar el mismo lugar, o sea, que continuar con mi vida era inútil.

Tuve la desgracia de sobrevivir a ese momento, y ahora he de ser internada por intentarlo, internada en sitio donde se hayan los que para mi eran enfermos mentales, y por lo visto ahora soy yo una de ellos, que paradoja.

La tristeza invade mi alma, no solo porque estoy aquí, entre los locos y vigilada, sino porque entiendo la situación y creo que no debo estar en este centro, quizás como dirían ellos, pero en mi caso se lo que me ha traído a este lugar, se por qué quería dejar de vivir, y lo que ha servido para llenar mi vida, ha sido el amor que sentía por él, y que ahora ya no tengo.

¿Que sentido tiene la vida? , estar viva y no tenerte es perder la confianza en mi, en algunas ocasiones hasta yo dudaba de mis actuaciones, rebajándome a lo que hiciera falta con tal de no molestarlo.

En fin, no se cuanto tiempo estaré por aquí, y tampoco se si seré capaz de aguantar mas tiempo el dolor tan inmenso que sufro por tu amor, creo que no, que en el momento que pueda, dejaré que la paz te llegue, dejando mi vida en manos de Dios.

Artículo reeditado: originalmente publicado el 03 de Marzo de 2011.

19 de abril de 2011

In Memorian Alexandra Ioana Mihaita


Aún no había cumplido 15 años y ya era una personita hastiada de una vida en la que había rodado por varios países desde los 7 años. Arrastrada en principio por la necesidad de una madre de ganarse la vida y quizás más tarde por la locura de una madre que cuando se vio con dinero lo gastó sin pensar en un mañana, que de tener buenos trabajos, por distintos motivos, incluyendo la crisis, paso a conseguir solo trabajos de interna donde no podía llevarse a su hija.

Alex al principio contaba con un hermano que hacía las veces de madre y la mandaba a lavarse, peinarse y vestirse para ir al colegio, pero todo cambió cuando ese hermano tiene una novia que se va a vivir con ellos. Una novia que critica duramente a su madre y quiere imponer su forma y manera de hacer las cosas, en lo poco que queda de una familia desestructurada por circunstancias que desconozco, en su totalidad. Solo sé que Alexandra era huérfana de un hombre que murió en las entrañas de una mina, dejando sola a la niña de sus ojos. Desde entonces anidó en ella la nostalgia, y el amor que tenía a su padre paso a su hermano, al cual adoraba y con el que vivió algunos de los pocos momentos de felicidad en su vida.

Esta novia se pone a la altura de una niña de 12 años que defiende a su madre con la rabia de un animalito herido. Esta chica al embarcar en la republica independiente de Alex quiso ser el capitán porque la suegra estaba loca y su pequeña cuñada era una niña maleducada, mimada y caprichosa, con un genio y un carácter semejante al de ella misma, con lo cual chocaron desde el instante en que se conocieron. Se puso a la altura de una cría al quejarse de "su suegra" delante de una niña y no entender su reacción. Ella para Alexandra era una extraña, una intrusa y al ver que su madre era criticada tan duramente reaccionaba con el histerismo propio de un ser que había vivido demasiado y que justificaba el comportamiento de su madre simplemente porque era lo único que le quedaba, porque era "su madre", y se lanzó como un gato, arañando a la extraña que no quiso entender, que quiso que su novio fuera su marido, solo y exclusivamente "su marido", ni hermano, ni hijo, ya solo se debía a Ella y al hijo que ya llevaba en su vientre. Con esta realidad convivía Alexandra cuando la madre pierde el trabajo de interna y comienza a vivir con el dinero del hijo (ella veía lógico que si en el pasado ella crió y mantuvo a ese hijo, ahora fuera al revés)...Pero su hijo la echa de casa porque no paga su parte del alquiler, y debe ya una cantidad a la que él no puede hacer frente, máxime cuando ya están esperando un hijo, él y su novia. Vivir en la calle, dormir en la estación de autobuses, eso vivió Alex hasta que su madre habla con nosotros y nos pide que la cuidemos hasta que ella consiga un trabajo o hasta que arregle los papeles para que le den una pensión de orfandad a su hija por la muerte del padre, y puedan volver a Rumanía.

Alexandra pasa el invierno y la primavera con nosotros, hace amigos, va a la piscina y tiene la vida familiar que siempre soñó, llena de cariño y al mismo tiempo de un padre que intenta educarla, que la matricula en el colegio, y le exige que estudie porque es inteligente. Sale con la pandilla de amigos de una vecina de su edad, se hace fotos que cuelga en una red social e intenta adaptarse a una forma de vida ordenada y con responsabilidades de niña, no de adulta, como le exigía su familia de sangre. Muchas veces nos pide que la adoptemos, y con dolor de nuestro corazón le decimos que no podemos, ni por nuestra edad, ni porque tenemos hijos a los que no podemos ayudar debido a nuestra situación económica. Pero además porque hay una realidad a la que no debe renunciar, a su familia, a su madre al menos, a la que debe dar una oportunidad para resolver su situación y a la que no debe abandonar. Si hubiéramos sabido realmente lo que sentía en lo más profundo de su interior y lo que pasaría más tarde........ probablemente no le hubiéramos dicho lo anterior, ni nosotros, ni nuestra querida vecina, que también ejerció un poco de madre con ella. Si hubiéramos sabido.........

Ya no volvimos a verla más, la madre volvió a Madrid, a trabajar de interna y ella se quedo esperando que alguien pudiera traerla. Su madre, nosotros, alguien. Apenas cogíamos el teléfono para no darle esperanzas cuando quiso pasar el verano con nosotros. Aún me duele no haber hablado mas con ella, consolarla, darle alguna palabra de aliento.

No sé cuando recibimos la noticia de que se había caído de un cuarto piso y estaba hospitalizada en estado de coma. Todo su cuerpo fracturado, cadera, piernas, brazos, cráneo. Aguanto más de una semana, supongo que esperando ver a su madre. Nosotros no pudimos ir, ni dinero, ni permiso en el trabajo, y la pena en el alma, la culpa. Nos manteníamos en contacto diariamente por teléfono con una amiga de su madre que hablaba español. Su madre vino a vernos a principio de Enero, nos contó que fue un accidente, que los papeles estaban listos para traérsela con ella a vivir a la casa donde trabaja, que la niña lo sabía, mi marido sigue diciendo que en su facebook lo último que escribió es "nadie me quiere" , "yo quiero volver a España para ver a mis amigos, pero nadie me lleva, todo son palabras vacías".

Descansa en Paz Alexandra Joanna Mihaita

FABIOLA SANDOVAL


Un amigo nos ha hecho llegar este escrito, firmado por FABIOLA SANDOVAL. Poco más podemos añadir, solo aprender y procurar que historias así no se repitan... GRACIAS.