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14 de octubre de 2016

Gatillazo II



La vida me dio la suerte de conocer a una chica fantástica, un bombón con unos ojazos que envolvían el cielo. Poco a poco y con mucha ilusión por conocerla, me fui dando cuenta de que tenía todos los ingredientes que yo deseaba en una mujer, no solo me atraía su cuerpo sino que la claridad de lo que decía o pensaba, era un caramelo para mi.


No estoy hablando de amor, sino de amistad en el amplio sentido de la palabra, ella sabe lo que quiere y lo que no, nunca tratará de hacerte daño, y todo lo que pide es el respeto que se merece cualquier persona que se digne como tal.


Yo por mi parte, como machote que se precie, no quiero una relación de amor, la suerte no estuvo de mi lado en épocas anteriores, así que no busco mas que la diversión y si es en compañía de una mujer mejor. Es tan gratificante poder tener a una persona a la que le dediques el tiempo que quieras, como que esa persona te llame porque no puede dormir y necesita hablar contigo para sentirse mejor o no solamente para hablar, sino para que la abraces, o para que simplemente duermas con ella por seguridad en si misma.


Es precioso, es maravilloso, para mi es como si tuviese un espíritu paralelo, que me dice lo que quiero hacer o escuchar, si le pido un beso me ofrece su boca, si me pide caricias, se las hago con dulzura, pero todo con el respeto de ofrecer su corazón por y para la amistad, dado que ella tampoco desea enamorarse porque los hombres somos todos iguales.


Un día entrada la primavera y como llevaba tiempo con la sangre bastante alterada, le pedí que saliéramos para tomar algo charlar y aceptó, tanteé la posibilidad de tener sexo, y me abrió las puertas a ello, así que en cuanto terminé en mi trabajo, salí pitando a casa para arreglarme y buscar a mi amiga.


Antes de recogerla, la llamé por teléfono para pedirle que vistiera algo sexy, y facilito de quitar, ella, asintiendo, me preguntó que si se ponía una pequeña falda, a lo que le contesté que estupendo.


Cuando la vi llegar se me caía la baba por cubos, una morenaza que quitaba el hipo, subiendo a mi carroza, y poniendo rumbo a algún lugar que nos brindara la oportunidad de paz y tranquilidad para llevar a cabo nuestra codiciada cita.


Conduje hasta un lugar cerca del mar, se podía ver la magnificiencia del mismo en la oscuridad de la noche, parecía todo dispuesto, las ansias, el momento, la confabulación de los dos, apasionante. Al parar el motor del coche, charlamos de todo un poco, música, trabajo, y demás, abriéndose paso el silencio que ayudó a nuestras cómplices miradas. Durante quince minutos estuvimos besándonos, al mismo tiempo que realizábamos caricias por doquier, bebí de su sexo y se estremecía al sentir mi lengua recorrer su bello monte de Venus, estaba mojada, muy mojada, y subió a lomos del caballo cabalgando, gimiendo y apretando sus manos en mi cuello del placer que sentía, yo no me lo podía creer, toda desnuda encima mía, era bellísima, mil veces recorrí con mis manos y mi lengua sus pechos al aire, su boca no se cansaba de buscar mis labios, llegué a preguntarme si era un sueño, si era real, porque era imposible tener un bombonazo como ese entre mis piernas, y no tener erección alguna, no se levantó ni un milímetro.


!Qué despropósito¡, !qué infortunio¡, !qué desgracia¡ tanto tiempo esperando a que llegue un momento como ese, y luego ocurre que no se levanta, y sin embargo ella es comprensible, e incluso me pregunta si no es mi tipo, que pena que no conozca mas mujeres como ella, yo le regalé un gatillazo, y ella me dio su comprensión y amor para quedar otro día.

Artículo reeditado: Originalmente publicado el 19 de Agosto de 2011.

4 de julio de 2016

Danzando

Las sombras de la tarde morían, resbalaba implacables sobre la ciudad, vislumbraba solamente la silueta de un hombre.

Mi deseo despertó, desinhibido como siempre, lo seguí, su aroma me atraía, asomaba ya la luna, un suspiro lubrico se me escapó del pecho, le adelanté, me paré frente a él y dejé caer mi vestido, le ofrecí mi cuerpo desnudo, radiante, blanco, suave ...

Cómo una hetaira me mostré, él avanzó su mano hacia mi pecho, y con una delicada caricia logró que todo mi cuerpo vibrara, no quise ver su rostro, adivinaba su virilidad, su hombría ...

Nos enlazamos en un ardiente abrazo, arrulle sus ganas en el vaivén de mis caderas, mi grupa encabritada absorbía su deseo, y al compás del brillo de las estrella, bajo un vértigo febril e incitante, nos amamos una y otra vez, lascivos...en lasciva danza.

Ilya

Ilya nos narra un encuentro casual, con el sello característico de la autora. GRACIAS.

20 de junio de 2016

Mi Esclava

¡Ven!, me ordenó, con los ojos cerrados y los prejuicios sesgados con el pudor en el bolso y la decencia en la mano, ven libre y sé mi esclava para que te ate a mis piernas...

¡Ven, me ordenó, sométete a la voz de mando que te despierta, sírveme, se mi copa, mi mesa, mi plato... 

¡Ven!, elevando la voz esta vez me dijo... ¿porqué tardas?... ya te solté las manos... y desnuda, reptando cómo una sierpe, húmedo ya mi sexo, me aproximé sin levantar los ojos hasta Él, porque yo soy su esclava, y Él es mi AMO.

Serás castigada, me dijo, por tu falta de respeto, serás torturada con cosquillas y azotes, pellizcos… verteré sobre ti cuerdas con las que te ataré, me dijo.
Mi boca lujuriosa llena de notas y silencios comenzó a prepararse para masticar a dentelladas el calor y la lascivia que él acumulaba para mi...
¿Quieres ser mi esclava?, preguntó, en tu cautiverio te sentirás libre, pedirás más dolor y no distinguirás entre placer y gozo, entre dolor y vértigo… haré de tu cuerpo un regalo lleno de lazos que desataré y ataré una y otra vez, para limitar hasta tu mirada, te obligaré a desgastar tu lengua lamiendo y mojando allá donde el sabor de mi savia te embriague. .
Si, le respondí. 

Si AMO.

Ilya

Ilya nos trae un nuevo artículo, transgresor y atractivo, Ilya, nunca nos dejas indiferentes. GRACIAS. 

6 de junio de 2016

Mi amo

Hoy, como todas las tardes, él me llamó a su despacho, toqué apenas la puerta con los nudillos y me invitó a pasar, me fijé en sus ojos, brillaban sus oscuras pupilas, sabía que hoy su deseo era mas vehemente, me acerqué despacio para que pudiera ver mi cuerpo cubierto con un liviano y corto vestido blanco, me subí osadamente sobre la mesa, me senté con las piernas bien abiertas, los tacones de mis botas sobre los reposabrazos de su sillón ,él, me miraba irritado, pero le busqué mas, subí mis manos por el interior de mis muslos hasta llegar a la mínima expresión de braguita que llevaba, la deslicé a un lado, para dejar ver mi sexo, esa prenda es la que él mas desea, mi sexo caliente y dispuesto siempre, mientras observaba como me acariciaba con mis dedos se levantó, yo dejé caer mi cuerpo hacia atrás y estudié su mirada, sabía lo que tenía que hacer, mi atrevimiento tenía un precio, me giré sobre mi misma y oí la cremallera de su pantalón ...

Puso su mano sobre mi sexo y trasladó mi miel hacia arriba, hacia otro agujero de placer, supe que sería muy audaz en su represalia ...

Me penetró con contundencia, me agarró del pelo para quebrar con firmeza mi cuerpo, hacer que se flexionara para adaptarlo a su galope, jamás un jinete tuvo mejor yegua, nunca esta yegua fue tan bien domada.

Hoy además de mi jefe... fue mi AMO.

Ilya

Hoy creeremos ser los Amos, en realidad Ilya lo es siempre. GRACIAS.

2 de junio de 2016

Gatillazo



No esperaba tu llamada, fue escucharte y visualizar tu silueta entre mis brazos, fue saludarte, y veía como mis labios abordaban los tuyos con la permisividad de ellos. Te imaginaba desnuda, confortable a mis caricias, no, quizás mas bien estabas deseando que te rozara con mi lengua esas partes de tu cuerpo que te dan cosquillas.

Ummm, te siento deliciosa y aún no estás junto a mi, recuerdo tus labios y tu lengua buscando los mios, y tus brazos bailaban en el aire majestuosos recorriendo cada parte de mi, todavía no estabas junto a mi, y mi miembro quería libertad, buscaba una salida del pantalón que lo aprisionaba.

Los segundos eran interminables, los minutos llegaron a ser horas, y el paquete de tabaco desapareció en un pis pas, teniendo que salir a buscar mas tabaco, y de camino, echarle un ojo a la calle por donde podrías venir a verme, !que nervios¡, y cada vez mas empalmado, solo de pensar que disfrutaríamos los dos de una noche lujuriosa.

A eso de media noche, como en el cuento de Cenicientas, hiciste acto de presencia, toda hermosa, toda atractiva, toda deseada, toda tú, y yo por otro lado, maltratando a mi viril miembro, para que no se desbocara, y no siguiera mojándome impaciente por besar a su homónimo de la princesa acabada de llegar. 

Miradas, tiernos besos, caricias, paseando en aquel lugar a oscuras, solo pensaba en poseerte en hacer mía, y mi goteante amigo entrar en tu alma vaginal y hacerte gozar hasta que pidieras parar. 

En la mínima ocasión te obligué a sentarte pero sin dejar de besarte, de acariciarte, de mirarme en tus ojos, ojos que pedían a gritos amor, sexo. Tu ropa se fue enredando en mis manos, y nos daba igual donde se colocaran, tu blusa dejó entrever tus senos, acomodados en un simple sujetador que mantenía tu perfume, el cinturón que abrochaba el pantalón ajustado, salió fácilmente descubriendo tus piernas que en su unión se manifestaba todo el calor de tu cuerpo, besando cada rendija de tu ser fui bajando hasta despojarte de esas encantadoras braguitas que tapaban tu sexo, tu no podías más, y yo estaba que me subía por las paredes del edificio, mi lengua hizo su cometido, mis manos no paraban de caminar en ti, pero cuando intenté echarme sobre ti para poseerte, me dijiste que no podías, que aún lo seguías amando. 

Fue como una explosión hacia adentro, todo yo (empapado), se hallaba confundido, sin saber que hacer, sin tener un recurso para esa ocasión, mientras tus ojos derramaban lágrimas por lo que no ha pasado y casi tres horas de charla fue lo único que se sacó de aquella deseada y grata visita. 

Normalmente el gatillazo ocurre en el hombre, pero ese día ocurrió en ella, y ahora entiendo como se pueden sentir ellas cuando nosotros fallamos, y además si es por amor, pero mi órgano no se sentía bien así que se tuvo que conformar con una gallola, manoletina, macoca, paja o como la queráis llamar vosotros para saciar el calor que sufría. 

Esperemos que la próxima vez dejemos rienda suelta al sexo sin pensar en el amor, que siempre lo complica todo.

Artículo reeditado: Originalmente publicado el 03 de Junio de 2011.

23 de mayo de 2016

Te alimentaré de caricias

Te admiro ahora que reposas sobre mi lecho, casi con religiosidad te observo, me abstraigo en tu cuerpo concreto, tu respiración serena, tu sexo perfecto.

Mis ojos versados en muchos cuerpos, acechan el tuyo, inerte, desnudo, bello como un dios, tu piel morena y suave, tu amor ortodoxo, tu erotismo experto, tu sexualidad bravía...

Mi cuerpo amor, mi cuerpo hechizado, trastornado de deseo recuerda tus jadeos deleitosos, los orgasmos por ambos alcanzados...

De nuevo se eriza mi piel, hambrienta de que tus dedos la recorran, tus manos como enredadera indómita me trepen, poseyéndome... siembra vida en mis entrañas, riégame de besos, yo te alimentaré de caricias.


Ilya


Tu alimentas nuestra imaginación, nuestro deseo... GRACIAS, Ilya.

6 de abril de 2016

Lujuria

Soy un pecador, lo confieso.

Paso el día entero esperando este momento. Lo visualizo en mi mente una y otra vez, y ahora que llega, mi apetito parece saciarse por un lapso corto de tiempo.

Desnudarte es lo más parecido a la felicidad. Recorro tu espalda con mi boca, besándola, lamiéndola, mordiéndola. Esta piel es la que guía mi vida, por la que todo lo demás cobra sentido.

Cuando tus senos asoman ante mí, un deseo irrefrenable por comérmelos recorre mi espina dorsal. Todos mis movimientos posteriores se sincronizan para terminar mordiendo tus pezones con una avidez indomable.

El descenso por tu busto siempre es placentero, puesto que sé lo que espera algo más abajo. Es por ello por lo que prefiero alargar esta sensación desviándome hacia tus piernas. Las mismas que minutos antes bailaban para mí y que yo sabía que en breve serían mías durante un breve instante.

Chupar tus muslos siempre supone en mí un sentimiento arrollador que termina con mi boca en tu sexo. Tu vulva es mi diosa, mi tesoro. Aquello por lo que mataría sin dudarlo.

Ese monte de Venus lo escalaría durante toda mi vida si fuera necesario, sabiendo que en lo más alto del mismo siempre me esperarán tus labios y tu clítoris.

Es entonces cuando la penetración es inminente. Tengo que hacerlo, no puedo evitarlo.

Sé que mi deseo se está marchando progresivamente con cada vaivén. Es por ello por lo que intento mantenerlo conmigo introduciendo mi pene en tu boca para alargar al máximo esta sensación de querer desearte a ti y sólo a ti

Pero al final siempre termina ocurriendo lo mismo, y con la eyaculación el deseo desaparece de un plumazo.

La noche siguiente te volveré a ver en el Club, pero ya nunca más te desearé como hoy, dejando paso a que mi sed de carne pueda saciarse con alguna de tus compañeras con las que nunca yací.

Artículo reeditado: Originalmente publicado el 25 de Septiembre de 2013

18 de enero de 2016

Mi Cuerpo


Mi cuerpo es feliz entre tus manos, en tu rostro contemplo el mundo, eres uno y eres todos, un día me llamaste por mi nombre, con voz grave y sonora, de tus amplias espaldas surgían las más embriagadoras de mis ensoñaciones, como pilares eran tus piernas, fuertes tus manos, en tu boca una leve sonrisa revelaba el marfil de tus dientes, solapados por tus labios carnosos del color de la sangre, cuando la sangre hierve.... Yo, fascinada, temblando como la vez primera, te entregué mi cuerpo, te regalé mi alma y ya no soy yo, pero no me inquieta, me alegra porque mi corazón es feliz en tus manos, iré tras de ti por montañas y ríos transfigurándome, ora en sol, ora en viento, seré arena, seré ceniza, seré nieve, sol y luna, seré lo que tu desees que sea, seré siempre tuya....


ILYA.


Ilya nos vuelve a deleitar con un nuevo artículo... Nosotros siempre seremos tuyos. GRACIAS.

11 de enero de 2016

Meretriz



Meretriz me dicen, me place, no sabes cuanto me deleita esa hermosa, añeja y a la vez vibrante palabra, abundante en fantasías que la mayoría de los humanos desearía realizar. 
Aclaro que soy ramera por vocación, nada ni nadie me obliga a ello, me gusta el sexo, necesito el sexo como otros necesitan el oxigeno, soy libidinosa, lasciva, codicio el cuerpo de un hombre como un artista a su obra, porque yo hago de esa materia, del hombre, un Dios. Esa sustancia que es el hombre común, cuando excita mis instintos mas concupiscentes, hace que me lubrique con una sola mirada, no importa su belleza, ni su posición social, ni su edad.....es su voz, su mirada, a veces una vibración en el aire, y sé, soy consciente en ese instante, que he de seducirlo, para saciarme y saciarlo, para vaciarme y vaciarlo, pero necesito que luche, soy una mujer cazadora, y me seducen las presas difíciles, aunque sepa que al final siempre le someteré, pero mi voluptuosidad es mayor si mi presa está a mi altura, y si es así, el placer que le doy a cambio, mudará su vida, aunque soy mujer de una sola noche......, algunos cometen el error de pagarme, no parpadeo, dejan el dinero sobre la cama del hotel, sonrío complaciente, me piden otra cita, les digo que les llamaré. Nunca lo hago.



Ilya

Colaboración remitida por Ilya, sugerente, atrevida, lasciva... GRACIAS por tu artículo.

11 de marzo de 2014

Loving you


Me paso el día recordándote, apreciando los movimientos de tus manos, como inclinas tu cabeza al mirarme, tu pícara sonrisa demuestra que soy afortunado por estar junto a mi. 
No se si lo verás como una tontería, pero me encanta ver como duermes, tu cuerpo agitándose solo con tu respiración, esa respiración que absorbo para ser mas feliz aún.Tus dulces manos, esas manos que me producen escalofríos al sentirlas frías sobre mi espalda, y al mismo tiempo las estoy deseando, tus labios, los que se despiertan al sentir los mios, los que buscan incesantes el roce mojado de mi boca. También miro cuando te duchas, el tacto que usas al acicalarte, como te pones atractiva para mi, que grato es tu feminismo, cuando haces la comida, con el mandil puesto, solo el mandil, y sin mandil también estás muy atractiva, cuando ves una peli de terror, abrazándote a mi ante algún susto, !que gozada el poder contemplarte!.
Un millón de veces pienso en la primera vez que hicimos el amor, yo que creía que todo el monte era orégano, y me enseñaste a que la paciencia tiene su recompensa, y no me imaginaba que el premio fuera tan inmenso.
Todo empezó con una pequeña poesía, o algunos versos que compuse para ti, quizás no era mucho pero si contenía muchísimo, y no esperaba tu reacción ante tanta insignificancia, o estabas deseando que alguien te hiciera sentir lo que verdaderamente eres, una gran mujer y mejor persona.
No nos dió tiempo a buscar un aposento donde exteriorizar nuestros sentimientos, nuestros labios se unieron de tal manera que parecían fundidos uno en el otro y de forma arrebatadora nos desnudamos sin pudor con el propósito de gozar, de volar, de gritar, de amar.
Tu cuerpo encima del mio danzaba, tus bonitos pechos excitados eran acariciados con la dulzura que se merecían, tus piernas, aferradas fuertemente a mi cuerpo temblaban al llegar el climax, tu sexo ardía de pasión como así el mio, tu sudor salado corriendo por tu espalda, y el éxtasis final, no se podrá olvidar mientras viva.
Se que la vida me regaló tu amistad, tu compañía, tu amor, y desde que te tengo amo la vida, porque tu eres vida, mi alimento, mi locura o cordura, mi sueño, mi luz, mi amor.

Artículo reeditado: Originalmente publicado el 25 de Octubre de 2010.

23 de enero de 2014

La piel de tu corazón


Suaves, intensos, exquisitos, artísticos, diferentes, ideales,
Mucha entrega, mucho amor, mucho fuego, mucha efusión.
Cortos, mágicos, prolongados, excitantes, mimosos, alocados.
Mucha verdad, mucha osadía, mucho candor, mucha alegría.
Tus pechos son todo eso y más.
Son música celestial.
Tus pechos son mi única verdad.
Único Dios y el Cielo del placer sensual.
Cuando los toco delicadamente son pétalos de flores.
Cuando los recorro con mi lengua son duros como el mármol.
Aromáticos, sabrosos, supremos. Tiernos, macizos, cimbreantes.

Siento el sufrimiento de la pasión y nunca soy capaz de resistirme a poseerlos, ya rompo todo lo que nos rodea para ver esas verdades absolutas al desnudo junto a tu cuerpo, privilegio temporal mío; te muerdo, te aprieto, te penetro y muero en el éxtasis. Luego, siempre me despierto.

Qué lúgubres los sentimientos que se han roto, a quien quiero poseer no poseo y a las que me desean las evito. Triste romanticismo donde lo sexual toca lo divino y yo no salgo en ninguna cofradía como dice el amigo Joaquín Sabina.


"Coronel Tapioca" en estado puro. GRACIAS.


Artículo reeditado: Originalmente publicado el 15 de Noviembre de 2011.

7 de noviembre de 2013

Abierto hasta el Amanecer


Como mi pasión noctámbula lo desea te hablaré de sexualidad, o mejor, de la diferencia entre ser sexy y ser sensual, o de las dos calenturas. Al final no será mi corazón ni mi sexo quien te convenza, más bien el video que te acompaño y que te hará olvidar al momento todas la vainas que te voy a parafrasear.
Según los entendidos ser sexy tiene que ver más con la manera como quieras atraer al sexo opuesto; en cambio ser sensual es tener "sex appeal", es decir lo que tú tienes, tu personalidad, vamos la forma tierna de ser sexy pero no vulgar.
El ser sexy indica la provocación de una respuesta sexual instintiva en los otros; el ser sensual va mucho más allá, no se trata de provocar solamente a una respuesta instintiva sino a una gama de posibilidades más amplia que implica mucha imaginación y resultados sorprendentes a quienes saben utilizarla. El ser sensual dota de carisma y atracción a la persona mucho más alla de una mera atracción física.
Facil: sexy viene de sexo, sexual; sensual viene de sentir, sentidos. Sexy es una persona que incita sexualmente, que despierta el deseo erótico, por su forma de vestir o de comportarse. Sensual es alguién que disfruta los sentidos de la vista, el tacto, el olfato, el gusto, el oído... alguién que disfruta de una cena romántica con buen vino, música suave, luz tenue...
Aunque muchas veces encontramos estos adjetivos ligados el uno al otro, en realidad, no significan lo mismo. Se puede ser una mujer sensual y no ser una mujer sexy y viceversa. La diferencia radica en lo exterior y lo interior. lo perfecto sería poder combinar, ser una mujer sexy y sensual.
Al final me quedo despierto hasta el amanecer con mi corazón abierto viendo mil y una vez a Salma Valgarma Hayek Jiménez, la mexicana, en un vídeo donde se fusiona de forma magistral la sexualidad con la sensualidad y además rezumando erotismo desde el principio hasta el final de mis sueños.
Hace poco, leí en una revista de "moda" que la sensualidad incorpora los sentidos: vista, gusto, tacto, olfato y oido e incluso espiritualidad. La principal función de estos es permitir que nos relacionemos con el mundo que nos rodea, pero si sabemos como utilizarlos se pueden convertir en el alma perfecta para despertar pasiones y triunfar en el difícil arte de las relaciones amorosas, pues una mirada sugestiva, un suspirar al oido o una caricia en el lugar adecuado pueden más que un diccionario de palabras.
Me callo, vuelvo a poner punto suspensivos... como dice Joaquin Sabina ¡ya eyaculé! ¿YA?

29 de octubre de 2013

¿Te como? ¿Me comes?


Estoy hirviendo, que nervios, ya es fin de semana. Espero tu llamada, tu wassap, tu sms… y por fin llega. Mi histeria desaparece y la Diosa Minerva me vuelve a dar el beso del triunfo.
No puedo describir mis sensaciones cuando llego al cielo, al octavo, De Dante Alighieri.
Rápido, rápido me desnudo, necesito calor, mucho calor, frótame todo el cuerpo cariño, no dejes un lugar sin tocar, hostias que sensación, esa crema es la magia y además me protege de los celos del sol.
Descansamos un poco, mi compañera de juegos e intrigas siempre sabe servir la bebida adecuada a la temperatura idónea para aliviar mi cuerpo que sigue tomando color y más calor.
Llegamos a la parte más esperada de nuestro juego del sábado. Hoy te toca a ti comerme, el próximo ya me tocará a mí hacer lo propio. Debo de confesar que a veces optamos por comernos mutuamente y siempre terminamos discutiendo, quien se entrega más y quien come mejor.
Luego más fuego, más calor, más sudor y siempre tú eres quien lo quieres dejar, no puedes más.
Al final siempre cedo. Para limpiarme de la mezcla de líquidos que corren por mi cuerpo, desnudo y ante la mirada incrédula de todos los residentes del hotel  del boulevard, me riega y refresca con los besos de Neptuno.
Pasamos después de devorar a desempeñar el papel que más me gusta, comienza a funcionar la depravación; yo depredador busco entre las ondas algo que me relaje y tu casi siempre, como no te suele ir mi marcha documental te refugias en unos brazos menos violentos,  a veces incluso en los de un tipo que le llaman Jorge Javier y que al parecer mantiene otro tipo de dieta.
El cansancio nos lleva a un sueño placentero. Siempre “estravelado” pienso que pronto pasa las horas cuando estoy contigo. Mientras, tu dolorida y hermética, te das la vuelta para que yo no pueda ver tus ojos y adivinar lo que piensas ya que de esta forma podría dominar tu cuerpo, única posesión que me resta para que la sumisión sea completa y siempre seas tú la que me comas.
La despedida, siempre rápida: Bueno hasta la próxima, lo he pasado muy bien, la comida que has realizado hoy estaba riquísima, en su punto, acuérdate que el próximo finde me toca a mí traer un plato especial, chao.
Cuando llego a casa me pongo a hojear mi recetario. Busco que plato especial puedo preparar para el próximo sábado y dejarla totalmente complacida.
Me encanta esto de comer en su casa, un día cocina ella, otro yo. Somos como niños. Estamos engordando un poco, ya se sabe, mucho comer y nada de sexo suele traer consecuencias.



10 de octubre de 2013

Contradicciones



Me resulta difícil escribir, incluso pensar sobre las contradicciones que pasan en la vida de otras personas y que con efecto boomerang se mezclan en la mía causándome a veces espasmos, otras impotencia para fantasear y la mayoría, lágrimas de emociones contenidas que a veces explotan en rojo como una granada que se abre con el ardiente sol de este verano, que por otra parte, además de caluroso, está resultando idóneo para infidelidades y separaciones.

Un acontecimiento de abandono es inaceptable para mi ardiente corazón, pero es que, además, si el despecho viene acompañado de mentiras, miento, digo mejor, de sucesos inexplicables que no llego a comprender, ni nadie se dignifica en explicármelos, es entonces, amigo racional, cuando el cuerpo le manda corriente continua  a la mente para caer en la locura.

Loco sin volar, loco sin besos, los suyos.

Loco en la soledad, la mayor locura del loco, estar loco por no poder comprender qué ha sucedido, cómo, por qué.  No sólo estoy solo, sino que me encuentro en mi soledad abandonado.

Es cierto que le prometí que me descontaminaría del sexo, y no me refiero a retirarme exclusivamente de su cuerpo de natilla con ron, sino que me retiraba de todas y durante el tiempo necesario para purificarme exclusivamente para ella.

No lo has entendido de esa manera, mi limpieza, estaba claro, era necesaria. Mi adicción sexual me estaba matando y empobreciendo; tenía que terminar.

Un amigo, siempre suele ser un amigo, me dijo que ella no podía pasar un día más sin que yo le produjera los tres orgasmos de rigor, desayuno, almuerzo-siesta y cena con posibilidad de repetir en madrugada cerrada.

No me ha dado tiempo para presentarme virginal y no tuviera que mezclar su saliva con la que hacía “a pochi minuti” otra mujer había depositado en la última felación.

Otra amiga (su amiga),  me ha susurrado que sus coitos ya no son los mismos: el chico del seguro, el agente de la inmobiliaria o incluso su jefe el euro, sólo le proporcionan penetración y frustración. Su educación no le permite decir nada y con la excusa  de limpiar su vagina se dirige al baño para allí sacar mi fotografía desnudo (¿la podría demandar?), y provocarse el mayor corrimiento niagarense.

Lo siento nos hemos perdido, yo a ti y tú a mí, sin embargo yo he perdido más, a las demás. Siempre nos hemos movido, como dice la canaria, con el corazón, tú con el tuyo y el mío de los dos.

Tengo que plantearme salir de esta etapa conventual y olvidarte. Sé que probablemente no volverás y yo no estoy dispuesto a aceptarte, caso contrario.
Por cierto, te he bloqueado en facebook.


2 de septiembre de 2013

Sexual Billiards

Venías insistiendo en que jugáramos una partida y yo siempre con cualquier excusa rechazaba su oferta.

Su persistencia era tal que incluso lo llegué a intentar, presentándole a nuestro maestro del billar que seguro podría estar a su nivel, vano intento, ella no quería jugar con un profesional.

Día tras día estuve entrenando, para al menos poder estar a una altura donde pudiera dejarla satisfecha con mis jugadas; día tras día fui mejorando gracias a otras jugadoras que como cobaya me fueron enseñando los movimientos, trucos, posiciones y lo más importante acertar y meter limpiamente la bola en el agujero. Aprendí las estrategias defensivas y ofensivas, pasando por las reglas de snooker y las generales. Mis entrenadoras Xiao-Fang, Adriana Villar, Nataly Camacho y Carlynn Sánchez, quedaron al final altamente satisfechas con mi juego.

Cuando consideré que había llegado el momento la reté y ella sin pensarlo puso el día y la hora, compaginándola con torneos que tenía pendiente con otros jugadores noveles.

Estuve esperándola largo tiempo y cuando la vi entrar en la sala de juego con su cintura cimbreándose, falda corta, tacones altos y el palo en la mano, me dije “imbécil, ya has perdido la partida”.

La lucha fue encarnizada, comenzamos con preámbulos de dos contrincantes que no se conocen para paulatinamente ir subiendo de temperatura la partida.

Utilicé todas las artimañas aprendidas, me posicioné de mil maneras para que ella no tuviera queja de mi juego hasta que llegó el momento que las reglas se rompieron. Fue un cuerpo a cuerpo, todo valía, rodamos por la mesa, por el parquet. Terminábamos una partida y comenzábamos otra, ella nunca se cansaba y cuando perdía, de forma inmediata quería volver a comenzar de nuevo.

Fue un día inolvidable, yo no sé cuantas veces me corrí pero reconozco que al final ella me ganó, al menos por los gritos que salían de su garganta cuando terminaba antes que yo su orgasmo.

Fue interesante y hemos quedado para otro día en una mesa más profesional. El reto es alto y tengo que seguir entrenándome.
Nuevo registro de nuestro seguidor "Coronel Tapioca", ya vemos que, además de buscar su alma gemela, nuestro amigo, se entrena "duro" en el noble deporte del "billar".

Artículo reeditado: originalmente publicado el 03 de mayo de 2011.

14 de agosto de 2013

El Filtro de Amor 3

Nibbi supo que recordaría aquellos diez minutos como los más largos, angustiosos, intensos y estremecedores de toda su vida. Hay una sensación terrible cuando un deseo está a punto de cumplirse, tanto más cuanto más acariciado y esperado es ese deseo porque se percibe tan frágil que una leve ráfaga de aire pudiera cambiar el destino y apartarlo de la boca a punto de notar su sabor. De pronto se borró toda la angustia, se evaporaron los momentos de espera. Cuando notó moverse la puerta tuvo la sensación de que el tiempo se había plegado. Orlando sonrió en la penumbra. 

Caminó hasta ella y se miraron. Levantó su mano despacio y rozó con la yema de su índice la sien de Nibbi, dejó que la caricia resbalara hacia abajo, por primera vez no notó tensión en ella, sólo notó llenarse su pecho al respirar hondo y dejó que el dedo bajara aún más y delineara el escote, esa noche había elegido un vestido muy bonito que mostraba con generosidad esa parte. Era curioso, no había pensado hasta ahora que Nibbi se había vestido aquella noche para él… sin saberlo… eso debía ser la intuición femenina… 

-Estas muy guapa esta noche… -le dijo al oído- y no es un efecto de la pócima, -rió con suavidad- lo pensé antes de tomar nada, cuando entraste a cenar… ¿Estás bien?

La voz de Nibbi le contestó igualmente en un susurro, aunque dulce y segura. 

-Sí. 
-Entonces… tendrás que pagar el precio… 
-¿Qué… 
-Por todos mis desvelos… por tanto tiempo pidiendo ese filtro… –su voz perdía dulzura y empezaba a sonar ígnea.-para llegar a este momento… quiero… una muestra de que me deseas… 

Nibbi le miraba con los ojos muy abiertos, esperaba asimilando despacio sus palabras, él sonrió. 

-Bésame. 

Un beso, quería un beso… malvado… él sabía cuánta distancia era para Nibbi la que separaba sus bocas, lo sabía, estaba poniéndola a prueba. El filtro no cambiaba su personalidad, le había dado alegría, alas pero necesitaba mucho más, un motor, una palanca… una palanca y un punto de apoyo podían mover el mundo, ella también podía moverse. Notó al sol de nuevo brillando en su vientre… tenía que hacerlo, el sol la movería…no podía pensar en el beso… no podía pensar, tenía que moverse, Nibbi no te paralices… no te paralices ahora… o te mataré. 

Cuando notó las cosquillas supo que había vencido. La inundó una oleada de alegría y música y sonrió en medio del beso, comenzó a besarle de verdad, a saborearlo, le deslizó la lengua dentro buscando la suya, volvió a los labios y se los apretó entre los suyos, los labios sabían a caramelo. Orlando la sujetaba por la cintura, no había peligro de perder el equilibrio, volvió a unir su boca entreabierta a la de él y dejó de nuevo que su sabor la embriagara. Empezó a percibir que su fluido vital viajaba hacia el cuerpo de él… te pago Orlando… puedes llevarte mi vida… mi alma… Separó los labios lentamente y le miró. Si él la hubiera mirado de aquella manera algún otro día se habría desmayado… él se acercó, despacio, su boca fue a recorrerle el cuello y los hombros, bajó al escote y Nibbi comprobó que la lava no estaba sólo en sus ojos, sus labios ardían, sus labios estaban marcándole la piel de los senos como un hierro candente, como se marca a un potro salvaje, para mostrar claramente a quien pertenece. Poco después perdió la conciencia, flotando entre lava y espuma, sintió los labios en cada lugar de su cuerpo, la recorrió una vez y otra provocando el oleaje en el que se sentía mecida. Por última vez su mente recordó fragmentos de las sensaciones que le habían escrito las chicas de la universidad, cómo decían que las caricias parecían multiplicarse, agrandarse, extenderse, como las ondas, como si su piel fuera una superficie líquida sobre la que los roces permanecían moviéndose para siempre, haciendo llegar el deleite que provocaban al cerebro sin descanso. Eso mismo estaba notando Nibbi, las ondas se entremezclaban en su piel y apenas podía el cerebro recoger el placer de una cuando otra aparecía reclamando su lugar. En otro momento sintió una gran quemazón, los soles se estaban uniendo, el vientre de él volvió a presionarla mientras notaba chispazos y creía ver luz fosforescente en sus roces. Orlando la miró, los ojos se hundieron en los de Nibbi, creyó sentir que le hablaba, que le estaba contando cómo era, qué quería, sin ambages, le sintió dentro. Pero un momento después le sintió dentro de otra manera, su respiración se aceleró, la mirada de Nibbi en los ojos de Orlando tuvo un pequeño sobresalto. Luego el susurro de su voz le acarició desde un lado. 

-Muy despacio… voy a ir muy despacio… mírame.

En la mente de Nibbi se amontonaron los recuerdos de Orlando, anárquicamente, se mezclaron las fotografías de su ordenador con su voz, el beso que le había dado en la avioneta, las bromas, las salidas a caballo, su cuerpo acorralándola contra la pared, el tacto de la mano cerrada sobre la suya, la marca de sus labios en el vaso, su risa… Al tiempo que su respiración se aceleraba, las imágenes se sucedían más rápidamente hasta que pararon de pronto y notó sus ojos de nuevo atravesándola, llegando hasta el centro de ella donde llegaba también su miembro a la vez y gritó. 

El le respondió en el mismo tono. 

-¡Grita… grita! 

Lo dejó salir, como quien expulsa a un demonio, gritó feliz y salvaje, sacando frustraciones antiguas, penas, esperas, dudas, calmas, deseos… Ahora estaba allí, ella también podía tenerle dentro, también podía sentirlo así, tocarle, abrazarle, estrecharle… le acercó a su boca y le notó correrse mientras la besaba, escondió su cara en el pecho mientras los estremecimientos la sacudían, derrumbando sus cimientos, su mente científica perdió la cuenta de los gritos arropada en sus brazos.

Hesperia

De la obra "Orlando" (Fragmento)
Con esta entrega, finaliza este fragmento de la Obra "Orlando", en esta ocasión, Hesperia nos ha llevado hasta el climax... de los personajes. Gracias 

31 de julio de 2013

El Filtro de Amor (2)

Nibbi lo vio alejarse hasta el mueble donde estaba el bar a echarse más hielo y lo siguió, intentando que pareciera que ella iba a hacer lo mismo. Observó a las chicas desde aquella distancia. 

-¿Lo has hecho? 

Orlando se volvió de improviso, no la había sentido. El rostro de Nibbi estaba algo alterado. 

-¿Lo has puesto ya? ¿Lo está tomando? 
-Sí. 

La respiración de Nibbi se agitó algo más, miró de nuevo al grupo que entre risas, brindaba por el éxito de Cibercat y Eve. 

-¿Quién es?... 
-No estaría bien decírtelo. 

La respuesta la contrarió aunque la esperaba. Suspiró, quizás demasiado fuerte, intentó que su voz sonara neutra. 

-El alcohol ralentizará algo el efecto, creo que separará un poco las distintas manifestaciones… 
-¿Tanto deseas saber a quien iba destinado? 

Nibbi se lo preguntó a sí misma, ¿por qué? ¿Por qué saberlo?, si él se lo decía, las imágenes que su mente podría crear ya tendrían dos rostros perfectamente definidos, no podría frenarla, su mente dibujaría el cuerpo de los dos en la cama… recordando cuanto le habían explicado que se sentía… su estómago estaba caliente, y sentía ir su sangre más rápida… se echó por fin un poco de hielo más y bebió otro sorbo. Encaró los ojos de Orlando. 

-Sí –para torturarme, pensó Nibbi, pero eso no te importa- sí, ¿por qué no? Yo lo preparé, me gustaría saber para quien. 

Nibbi seguía fija en sus ojos marrones, sentía que la miraba de una forma extraña… estaba haciendo demasiado calor en la biblioteca, las chicas a veces se pasaban con los troncos. El se acercó un poco más. 

-¿Crees que yo debería tomar también un poco? –los extremos de su boca comenzaron a sonreír- No creo que sea perjudicial… –Orlando tomó el vaso de Nibbi y bebió. Los ojos de ella se abrieron mientras le parecía que en su cabeza comenzaban a abrirse muchas compuertas… ¿Ella? ¿Era ella? Las rodillas se le doblaron ligeramente. No, no estaba preparada para lo que estaba ocurriendo. Ahora los ojos de Orlando sonreían y brillaban. 
-Nunca pensé pedírtelo para otra. Toma, puedes seguir bebiendo, no me he pasado con la dosis.

Cerró los ojos y los abrió… y allí seguía él, mirándola con esa expresión que no quería interpretar, miró a la puerta y notó la mano de Orlando en la suya que sostenía el vaso, sus dedos acariciaron los de Nibbi deslizándose suavemente y le dio un beso en la frente justo al comienzo del pelo. 

-Deberíamos volver con las chicas y esperar un poco. Me iré diez minutos después de ti. Esta vez… no voy a dejarte huir… no busques salidas de emergencia. 

Se reunieron con las demás. Nibbi apenas podía concentrarse ya en la conversación. Pensó en el sol de Orlando tatuado en su vientre. Ella tenía ahora otro sol en el suyo, notaba como los rayos se extendían desde allí por todo su cuerpo, el calor era agradable, lo sentía ardiente pero lo justo para animar su interior, para que sus órganos se sintieran eufóricos. Estaba intentando recordar los comentarios de sus compañeras de la universidad que habían probado el filtro, ¿hablaban de euforia? Estaba segura. Alguien había escrito que sus tripas reían, sí, algo así. Era cierto, la sensación se parecía, tendría que anotar “alegría interior”, sonrió, la cabeza la notaba ligera, no mareada, estaba completamente lúcida, se notaba capaz de registrar todos los detalles de la habitación y los gestos de sus amigas, todo a la vez. Miró a Orlando, sus ojos recorrieron la piel de la cara, bajaron al cuello, creía que podía recordar con los ojos cerrados donde estaban todos sus lunares y sintió un deseo difícil de reprimir de lamérselos. El sol de su vientre se estaba intensificando. 

Tenía que serenarse un poco y volver a la reunión. Respiró hondo en silencio y miró a Chantarel, estaba hablando de detalles de David Hellberg, era una parte del entrenamiento. Lo llamaban una tormenta de ideas. Básicamente era lo mismo que en la estrategia empresarial, todas iban apuntando datos de él, pormenores que habían observado en los vídeos, sin discutirlos, dejando que afloraran los recuerdos sin más, alguien apuntaba. Daba buen resultado, el estudio sobre el objetivo se volvía muy completo, como estudiar una cucaracha al microscopio, rió para sus adentros por la comparación. Necesitaba substraerse a la atracción gravitatoria que la empujaba al otro lado del círculo para poder intervenir algo y pensó en los vídeos, consiguió mantener la atención durante diez minutos y pudo decir algo coherente, las chicas hablaban sin parar y a pesar de que Nibbi se sentía irradiando luz y calor, nadie parecía darse cuenta, ni acusaron su escasa participación. 

Escuchó la voz de Orlando aportando también él a la tormenta, su voz la sacó total y violentamente de la concentración, comenzaba a ser demasiado fuerte, le miró y miró al fuego, de igual forma crepitaba ella por dentro. Respiró hondo de nuevo, sentía a la parte inmaterial de su ser luchando por salir del cuerpo y abalanzarse sobre él, ser como agua para derramarse sobre su piel, como aire para penetrarlo, como un fantasma para integrarse en él y respirar su aroma. Su mente volaba, no era propio de ella pensar poéticamente, tendría que apuntar también ese efecto… sintió que debía marcharse, no podía esperar demasiado.

Hesperia

De la obra "Orlando" (Fragmento)

Estamos en el ecuador de la narración, deseando conocer el desenlace. Gracias, Hesperia.

17 de julio de 2013

El Filtro de Amor (1)


Lalaith le había citado por la mañana para empezar las pruebas de maquillaje, antes de llegar a su cuarto pasó por la puerta de Nibbi, y le llegó un ligero olor a azufre que, estaba seguro, no provenía de la habitación sino de su transformación interior. Algunas veces allí, se sentía hombres distintos, distintas versiones de Orlando, como si le invadiera una ligera e inofensiva esquizofrenia. Nibbi le hacía aparecer al diablillo travieso, entre los dos se había establecido desde su viaje una relación en la que Orlando se sentía más fuerte y con más poder, y le gustaba, sentía en el estómago una agitación que, curiosamente le deleitaba, cuando ella bajaba los ojos, presa de su propia agitación, cuando notaba perfectamente la presión que podía ejercer sobre Nibbi, notaba en el paladar un sabor de algo que anhelaba comer. 

Tomó el intercomunicador y marcó su número, se acercó a la puerta y pudo oír cómo sonaba dentro, cortó la llamada. Los pasos que había escuchado pararon y tras un segundo los sintió ir en dirección contraria. Llamó. Volvió a llamar un poco más fuerte, la ocupante del lugar le contestó desde dentro invitándole. Nibbi estaba sentada en su escritorio y leía un libro. Tenía abiertos algunos otros y a la vez consultaba internet. Miró hacia Orlando algo sorprendida, se levantó mientras veía que él se acercaba.

-Hola. 
-Hola, voy a reunirme con Lalaith para empezar las pruebas y ya que pasaba por aquí me he preguntado cómo llevabas mi encargo. 

Nibbi carraspeó. Le miró y bajó los ojos al suelo un segundo mientras empezaba a contestar. 

-No… ya te dije… no… hay… no puedo darte viagra, tengo… tengo entendido que no la necesitas… -le miró y un ligero rubor comenzó a extenderse en sus mejillas. –No hay… pero… puedo hacerte algo si quieres, un zumo, -por momentos se estaba notando fuerte y segura- fruta de la pasión y canela, puedes probar si es cierta la teoría sobre estos dos ingredientes. 

Orlando se acercó a ella lo bastante para tener que bajar la mirada y obligar a Nibbi a subirla, su gesto se hizo algo más serio, había percibido el sarcasmo con claridad, todo el valor que Nibbi había creído sentir se esfumó de golpe.

-Ni conseguiste una buena actuación en la avioneta ni ahora tampoco. Me confirmas que hay algo, así que quiero probarlo. Debe ser efectivo y no debe ser peligroso porque entonces habrías utilizado otros argumentos, así que… estoy esperando. 
-No. 

Orlando sonrió 

-Ya probé otro de tus preparados, y en aquella ocasión no me pediste permiso. Me debes esto. Debes compensarme. –se acercó aún más a ella, hasta que notó en su frente la exhalación del aire caliente de él. 
-¿Por qué? Tú… no es necesario… las chicas… -¿Por qué? Quiero observar a esa mujer… bajo los efectos de eso, lo que sea… lo he estado imaginado y me seducen esas imágenes en mi cabeza, quiero comprobar si he acertado o me equivoco. 
-No. –En los ojos de Nibbi asomó un cierto temor de no saber cuanto más iba a resistir, lo malo para ella es que Orlando lo notó con claridad. 
-Lo harás. –Acercó sus labios a la frente de Nibbi y los deslizó con un roce casi imperceptible hasta la punta de la nariz. –Lo harás porque yo lo deseo. –Bajó un poco mas la cabeza y Nibbi respiró hondo, supo que iba a necesitarlo.

Los labios de Orlando se extendieron sobre los suyos con suavidad. En su cintura se hizo presente un brazo sujetándola con firmeza, Orlando la acercó aún más a él, separó algo los labios y los apretó un poco antes de separarse de su boca. –Lo harás.

Nibbi tardó en contestar, ahora sobre todo necesitaba respirar. Le miró a los ojos, Orlando vio que esa mirada había perdido toda la voluntad. Vio que había ganado.

-Lo haré.

Hesperia

De la obra "Orlando" (Fragmento)

Hesperia sigue mostrándonos la vida e intimidades de Orlando, en esta ocasión el fragmento es de 3 entregas... Esperamos las siguientes. GRACIAS.