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5 de octubre de 2015

Cuando la Tierra tiembla

Cuando se rompe el equilibrio mágico que mantiene a cuatro elefantes sobre una tortuga, la cual a su vez se balancea sobre una cobra, la Tierra tiembla en la India.

Cuando el diablo va resquebrajando lo más profundo de nuestro planeta, para que él y sus secuaces tengan vías de acceso para causar terror y caos en la superficie, la Tierra tiembla en Méjico.

Cuando la criatura viviente que habita en el alma de nuestro mundo enferma, tiene fiebre y tirita, la Tierra tiembla en Mozambique.

Cuando el gigante que mantiene firme nuestra superficie deja de abrazar a su esposa, encargada de sostener al cielo, la Tierra tiembla en África Oriental.

Cuando Gaia está embarazada de su hijo, y éste patalea en su vientre, la Tierra tiembla en Nueva Zelanda.

Cuando los dioses se enfadan, dando fuertes pisadas por ser castigados a cargar con el mundo sobre sus espaldas debido a sus caprichos destructivos, la Tierra tiembla en Colombia.

Cuando la vaca que transporta a nuestro planeta en uno de sus cuernos siente dolor de cuello y lanza al globo hacia el otro cuerno, la Tierra tiembla en África Occidental.

Cuando uno de los tres pilares que sostienen al mundo (la fe, la esperanza y la caridad) es mancillado por los seres humanos, la Tierra tiembla en Rumania.

Cuando los cuatro dioses que sostienen al mundo por cada uno de sus esquinas determinan que hay superpoblación, e inclinan la superficie para deshacerse del exceso, la Tierra tiembla en América Central.

Cuando las ancestrales personas que viven bajo tierra desean saber si todavía alguien vive en la superficie, la Tierra tiembla en Assam.

Cuando los perros pulgosos, que tiran del trineo donde descansa nuestro planeta, se detienen para rascarse, la Tierra tiembla en Siberia.

Cuando el pez gato se mueve, al descubrir que su dios captor ha dejado de vigilarlo por un instante, la Tierra tiembla en Japón.

Cuando el dios responsable de velar por nuestro mundo tiene un mal día y maneja su carga toscamente, la Tierra tiembla en Letonia.

Toda mi fuerza espiritual para todas aquellas personas que han sufrido y sufrirán pánico y destrucción debido a las sacudidas de la corteza terrestre causadas por la brusca liberación de energía en su interior.


Artículo reeditado: Originalmente publicado el 08 de Enero de 2013.

5 de febrero de 2013

No entiendo



No entiendo que en las panaderías te introduzcan el pan que compras en una bolsa que nunca lo cubre.

No entiendo el motivo por el cual no se juzga a los culpables de la situación que atraviesa el país.

No entiendo por qué tengo que entender de primas y sobre todo de la prima de riesgo.

No entiendo por qué cada vez que llueve me mojo los pantalones con las losas que están mal colocadas.

No entiendo que los único ángeles que vuelan sean los de las compañías aéreas.

No entiendo que se convierta en habitual  la corrupción, la maldad, la mentira.

No entiendo que abran los contenedores de basuras personas como tú y yo.

No entiendo el silencio cómplice de los que prefieren mirar hacia otro lado.

No entiendo que brindemos en navidad y luego durante todo el año no volvamos a brindar.

No entiendo, compañero, que hables de solidaridad y te escondas en tu caverna para que a ti no te puedan encontrar.

No entiendo, amigo, que los fines de semana tu teléfono no disponga de cobertura para poder charlar.

No entiendo el  por qué no soy  feliz como dicen todos que lo son.

No entiendo el motivo de llorar cuando escucho una canción.

No entiendo por qué no puedo ser eternamente la mochila de mis hijos.

No entiendo por qué no morimos todos a la misma hora, en el mismo lugar.

No entiendo la distinción entre el cielo y el infierno, no entiendo la muerte ya que no entiendo la vida.

No entiendo lo que tus ojos no quieren ver.

No entiendo qué  hago en este lugar, en esta época… no entiendo... no entiendo nada.


29 de agosto de 2012

Me avergüenzo


Me avergüenzo de que hablemos de la prima de riesgos mientras otros sólo hablan de comer cada día.
Me avergüenzo de que hablemos de rescate económico, cuando otros tienen que ser rescatado en cuerpo y alma.
Me avergüenzo de ser hipócrita y acordarme de las penalidades cuando las veo reflejadas en un vídeo.
Me avergüenzo de dormir con música cuando otros no tiene donde dormir y el único sonido que escuchan es el de la muerte,  de día y de noche.
Me avergüenzo de decir que no puedo hacer nada.
Me avergüenzo de pertenecer a esta sociedad occidental, culpable y malévola, que considera que los únicos problemas graves son los que nos afectan.
Me avergüenzo de que quizás mañana ya no me acuerde de lo que estoy diciendo.
Me avergüenzo de mí y de ti.

 
“Necesitas comer, pero, me digo,
no tengas pena, que no es de pobres
la pena, el sollozar junto a su tumba;
remiéndate, recuerda,
confía en tu hilo blanco, fuma, pasa lista
a tu cadena y guárdala detrás de tu retrato.
Ya va a venir el día, ponte el alma...”.

(Vallejo, poeta chileno)

11 de julio de 2012

Añoranza

Un día, disfrutando de una birra, me confesó mi gran amigo Camilo una experiencia laboral que le dejó absorto; para él fue inolvidable, como algo imborrable que te deja marcado, muy sentimental.
El ilustre Camilo, hombre se gran sapiencia y muy dado a la dialéctica, se dedica a atender llamadas de información en una Administración Pública.

Cierto día, a primeras horas de esa mañana, atiende la llamada de una señora, de unos sesenta años aproximadamente, para que le informasen de un tema concreto.
La conversación comenzó, como resulta lógico, por enfocar, en una primera impresión, la información demandada, pero no se limitó exclusivamente a ese tema, sino que derivó hacia otros, sin orden ni concierto, ajenos al nudo gordiano de la cuestión.

Día tras día, sin cesar, las llamadas continuaban, la temática se iba diversificando. Eran aproximadamente unos treinta minutos de deleite, fantasía e ilusión, por ambas partes.
El tiempo transcurre y las contínuas y fluyentes conversaciones hacen posible que se fuesen conociendo.

Camilo supo que Cristina padecía una enfermedad degenerativa, incurable; postraba en una silla de ruedas y vivía sola en un piso de la ciudad, con barreras arquitectónicas.
Cristina tenía una voz cándida, elegante, dulce, de ensueño; transmitía optimismo y estado positivo; hablaba muy poco sobre su estado de salud, sólo lo necesario, quería evitar una condena mental.

Contaba su etapa universitaria en el Reino Unido, morando en una residencia de monjas. Su mundo laboral, tras su etapa británica, casi siempre estuvo ligado a trabajos de intérprete de inglés. Sabía hablar de forma muy correcta y educada, y lo que es más importante, sabía escuchar.
Las temáticas eran heterogéneas, dialogaban de Geografía, de Filosofía, de Arte, de Religión,  de la experiencia de la vida, de la familia, de Política, todo entremezclado.

Lo importante para ella, su necesidad básica, era sencillamente comunicarse con otros seres humanos, alimentar su espíritu, una vez, aunque no estoy seguro de ello, concienciada de su situación física.
Su optimismo radiante cautivaba la humilde sensibilidad de Camilo.

Llegó un día en el que Cristina no llamó, al día siguiente tampoco, tampoco el siguiente; no llamó más.
Camilo quedó pensativo, preocupado y apesadumbrado ante tal situación. No conocía su dirección ni su número de teléfono, sólo su nombre y su voz.

A Camilo, desde entonces le conocen como el hombre de la añoranza.

10 de abril de 2012

Pasa la bola


El vecino no llega a fin de mes.
Todo está subiendo, no puedo pagar la hipoteca, estamos en crisis.
El banco cada día obtiene más beneficios.
Unos muchos no pagan hacienda, otros cobran el paro y realizan chapuzas.

Pasa la bola, ¿Qué bola?.

Estos políticos lo están haciendo mal.
Los funcionarios no hacen nada, no funcionan.
Yo voto que no, porque no eres de mi partido o religión.

Pasa la bola, ¿Qué bola?.

Nos estamos cargando el planeta.
Mujeres y niños explotados, muchas guerras.
Existe mucha hambre en el mundo.
La inmigración nos está jodiendo.

Pasa la bola, ¿Qué bola?.

La monarquía nunca está en secano.
Algunos deportistas cobran cifras astronómicas.
La prensa rosa y sus mutilados acompañantes no conocen la palabra crisis.

Pasa la bola ,¿Qué bola?.

Qué abandono de la función más importante del ser humano en el ámbito social: la implicación, la responsabilidad; da igual, es mucho más cómodo pasar la bola.
Vivimos sin complicarnos, es suficiente y más gratificante. Mejor vivir de los rumores, el pasotismo, apoyarnos en la masa acostumbrada como todos a pasar la bola.

Rechazo como dice Ángeles Caso “el cinismo de una sociedad que sólo piensa en su propio bienestar y se desentiende del malestar de los otros, a base del cual construye su derroche. Y a los malditos indiferentes que nunca se meten en líos. Señalo con el dedo a los hipócritas que depositan una moneda en las huchas de las misiones pero no comparten la mesa con un inmigrante. A los que te aplauden cuando eres reina y te abandonan cuando te salen pústulas”.

Qué pasará cuando no tengamos a nadie a quien pasar…bueno eso aún tardará.
Mientras tanto pasemos la bola, que siga rodando.

23 de noviembre de 2011

Primero yo




Es verdad que en este mundo hay gente que no come, que no tiene ropa, que no duerme bajo un techo, que carecen de protección ante enfermedades, y siento una pena por todos ellos que no me importaría aportar lo que sea necesario para contribuir al cambio para que esas personas puedan tener lo necesario para vivir dignamente.

Aunque no dispongo del dinero que tienen los poderosos, entiendo que aquellos no disponen de luz, de agua corriente, de gas, de comunicación, y sería cabal llegar a conseguir que todos los moradores de la tierra tuvieran los mismos derechos, las mismas oportunidades, con la posibilidad de obtener la felicidad sin atropellar la de los demás.

No solo me estremezco al pensar en todo eso, si no que además, corren peligro sus vidas por el ansia del poder de los que quieren ostentarlo a costa de la sangre inocente, que una vez erigidos como tales, llenan sus bolsillos dejando nuevamente a los ciudadanos mas pobres cada día, mas aterrorizados, y con menos espíritu para seguir viviendo.

Debería Dios de dar una lección a esos individuos que aprovechan la fuerza para denigrar, esclavizar y humillar vilmente a todo inocente que después de haber nacido, intente sobrevivir en su país.

Debería Dios de hacer algo para contrarrestar el dolor de los seres queridos desaparecidos por doquier, de los niños huérfanos que quedan a merced de bandidos asesinos, sin la certeza de despertar otro día, debería Dios.

Pero aunque nos parezca que Dios no hace nada, cabe la posibilidad de que si, y no lo veamos, no nos enteremos, y aun así, creo que nosotros podemos aportar algo cada uno, amén de lo que Dios haga, y con un poco de esfuerzo podamos ayudar a alguien que lo necesite, e intentar obtener paz para sus corazones  con la seguridad de que no le faltara de nada.

Nadamos en la abundancia, no nos falta de nada, casa, comida, transporte, comunicaciones, joyas, regalos, fiestas, etc. , y seguimos quejándonos, seguimos compitiendo con los que tienen mas, intentando conseguir un sueño, un triste pero imposible sueño, mientras hay gente en el mundo que muere por no tener nada que llevarse a la boca, por que duermen a la intemperie, porque han nacido y moran en la misma tierra que nosotros, y no le dedicamos una pequeña mirada, el primero yo.

28 de diciembre de 2010

Tanger, las dos caras de una misma moneda




Situada al noroeste de Marruecos y en la misma punta del estrecho de Gibraltar, encontramos la ciudad de Tánger. Actualmente, en Tánger conviven la religión musulmana, cristiana y judía. Y en ella han vivido artistas como Paul Bowles, o hasta los mismos Rolling Stones se han dejado seducir por sus callejuelas. Parece una ciudad a quien nadie le presta atención, pero cuando vives en ella y respiras su aire mientras paseas por su medina, o sus playas, no la puedes volver a olvidar. Como escribe el autor Mohamed Chukri, Tánger es una ciudad mítica y el mito no se explica. Un pueblo, una ciudad sin mito es un pueblo muerto. Todos estamos ligados a los mitos, ya sea Dios, un tabú, una costumbre o un rito. Cuando se quiere contar el misterio deja de ser misterio. El mito no se explica, se debe quedar encerrado dentro de su secreto. A esta ciudad, Tánger, no se le debe hacer ninguna autopsia para saber qué hay detrás, porque su secreto es su misterio.

Tánger cuenta con la típica medina marroquí, un pequeño zoco, el gran zoco, ruinas romanas, y sobre todo, el ser el balcón del estrecho de Gibraltar la hace una ciudad donde la vida pasa tranquila, pausada y no sabes muy bien cómo ni por qué, pero te sientes como en casa. De arquitectos españoles destacan: Las escuelas Alfonso XIII (1913) neoárabes junto a la medina, el Hospital español neoclásico de 1939, el Teatro Cervantes modernista, pendiente de restauración, el antiguo Banco de España clásico y sobrio, el consulado Español de estilo neoclásico, los grupos escolares, el edifico Goicoechea de la calle Pasteur de estilo expresionista, y el instituto Cervantes. Merece visitarse la catedral de Tánger, obra modernista de 1956, y la iglesia del Sagrado Corazón neobarroca. A destacar en esta zona, la nueva mezquita de Hasan II, la mezquita Siria de esbelto alminar, y el santuario del patrón Sidi Bou Arraquia en la calle Hassan II junto al antiguo cementerio. Otros lugares destacados son la casa museo de Forbes, con sus miniaturas militares, el Hotel Minzah y la Iglesia anglicana de San Andrés.

La sociedad de Tánger goza de una larga popularidad entre distintos ambientes como, por ejemplo en el artístico. Esta ciudad se convirtió en una parada obligatoria para muchos artistas. Pero de los artistas autóctonos de Tánger, el más conocido fue probablemente Mohamed Choukri. Uno de los autores más famosos y controvertidos de África.


No obstante, a pesar de ser considerada como la mejor ciudad turística de Marruecos, con un 30,5% de los votos de las personas sometidas a una encuesta, es una ciudad en la que la mayoría de su población se encuentra bajo el umbral de la pobreza. Como en todas las ciudades, Tanger posee una zona más desfavorecida, sin embargo el contraste llega a ser asombroso, pudiendo ser posible ver tiendas lujosas en las que se ofrecen artículos caros, estando en calles sucias y repletas de gente pidiendo limosna. El pasear por las calles de esta ciudad supone someterse a la continua insistencia de personas que intentan vender sus productos para así poder alimentarse.

A pesar de que, aparentemente, al llegar a Tánger no se muestran indicios de pobreza, una vez adentrándose en la ciudad comienza a percibirse la realidad. Frente al lujo que existe en esta ciudad y por la que es conocida, sus habitantes son personas que no pretenden alcanzar ese lujo, sino que buscan escapar de la miseria, conformándose con lo necesario para subsistir.

Ante esta situacion, resulta alarmante que lo social continue siendo un asunto secundario en las preocupaciones de las autoridades públicas marroquies. Es cierto que una gran campaña mediática acompaña siempre las acciones puntuales de ayuda a los necesitados, pero estas acciones se inscriben en la caridad y en lo políticamente necesario en lo que concierne a la imagen del poder, y no pueden de ningún modo erigirse en una verdadera política social para hacer frente a los graves déficits que presentan tanto Tánger, como Marruecos. Las consecuencias de esta situacion son preocupantes, ya que de ellas se desprenden niveles de pobreza y exclusión, llegando incluso a la violencia y radicalismos, y cuyas repercusiones futuras son difíciles de predecir.

Al igual que Tánger, hay muchos otros países y ciudades que sufren desigualdades, pobreza e injusticias. Incluso en países y en ciudades más desarrolladas, si nos fijamos, podemos observar personas que viven en condiciones muy precarias.

Relacionado con este tema, os planteamos una serie de preguntas, que junto con el artículo, espero que os ayuden a reflexionar, y que si quereis comenteis.


1) ¿De verdad somos solidarios?

2) ¿Como actuar contra sociedades y culturas que atentan contra los derechos básicos de las personas?

3) ¿Que puedes hacer para mejorar tu sociedad?