Recuerdo, y digo recuerdo, porque desde hace sobre dieciséis años que no percibo esas maravillosas sensaciones; que, haciendo una cronología del año,
- Nos íbamos todos a almorzar juntos el primer día del año, después de la resaca de la nochevieja, y pasábamos la tarde, en la playa o en algún pueblo, tomando café con dulces para comenzar bien el año.
- Ilusionado, aún de adulto, la cabalgata de Reyes, era para mí una gran ilusión, primero con mis amigos, después con mis hijos. Recogiendo caramelos, serpentinas, viendo varias veces las carrozas con sus Majestades los Reyes Magos.
- A los pocos días, el Santo Patrón, con sus palmitos, piñones, “palodú”, y sobre todo la procesión bajando esa rampa casi imposible, para festejarle, y que mis hijos conseguían que me gastara lo poco que ya quedaba de la insufrible “cuesta de enero”.
- Carnavales, el chiringuito del “Pati” (Un abrazo muy fuerte), los disfraces y el pasacalle, nos lo pasábamos “Bomba”.
- Semana Santa; pasión, recogimiento y esa solemnidad que rodea a todas las hermandades. Costaleros, penitentes, “El Cristo”, “El Palio”, vivía la cuaresma con todo el sentimiento que la misma se merece.
- Y llegaban las cruces de mayo, y los chiringuitos de los barrios. Habas enzapatá, ponche, caracoles, bailes y fiestas en todos los barrios de mi ciudad. Cómo esos niños, con todo su entusiasmo, habían construido sus pequeños pasos con su cruz y los sacaban para lucirlos y ser los mejores. Buenos Tiempos.
- El Rocío, todo devoción todo sentimiento impregnado hasta los huesos, las Hermandades, paseaban en su salida por la Ciudad, yo los acompañaba hasta donde les cantaban la “Salve Marinera”. Me invitaban en cada carro, en cada calesa, en cada tractor, a irme con ellos, a tomar un “botellin”, una mangüara y al final y más de una vez siendo más joven, acababa acompañándolos hasta la “suelta”.
- Por fin el verano, cuando era de menos edad, porque me llevaba casi tres meses sin hacer “ni el huevo”, con horarios imposibles; playa, cama, chiringuito, discoteca, ligues,... ¡y yo qué se que más! Después disfrutando enseñando a nadar a mis niños, jugando con ellos, olvidándome del tedioso trabajo.
Pero no quiero parecer pesado, ni pormenorizar el resto del calendario: las diferentes romerías, La Patrona, el día de la hispanidad; hasta terminar el 1 de noviembre (Día de “to los santos” en la feria de un pueblo cercano).
Pero son recuerdos, recuerdos muy agradables y sentidos. Hoy no puedo decir lo mismo, todos, o por lo menos la mayoría de ellos, pasaron a la historia.
Hoy ya no se me apetecen ninguna de estas vivencias y sentimientos; sigue existiendo lo mismo, pero siempre, acompañado de la misma imagen. Allí, vaya donde vaya, aparece el político de turno, siempre en la misma postura, sonrisa abierta, diría cínica, que destella, postura casi imposible y con alguna “partenaire” normalmente, cómo se diría si hablásemos de vino, con solera o gran reserva. Una estampa manida intentando demostrar una ficticia realidad, una alegría desproporcionada y desentenderse de los problemas normales y diarios que a todos nos acosan.
Si, nuestros políticos, como el laurel en todas las comidas, en todos los saraos, en todas las celebraciones, danzando la música que corresponda en ese momento; obviando todos los problemas que tienen el resto de los mortales, y haciendo lo que muy bien saben hacer, hacerse la foto, o salir en la misma, contento, feliz, y arropado por todos.
Recuerdos bonitos de un pasado que pasó, y de un presente que quisiéramos olvidar y evitar que se convierta en futuro; y que nuestros problemas, los de todos, no se resuelvan con la foto, sino con soluciones factibles y de futuro.
Mis descendiente verán una Ciudad que “duerme cantando” que celebra sus tradiciones, que se ilusiona con su realidad y su futuro; la Ciudad en la que sueño y en la que seguiré soñando, pese a quién pese y a pesar de las ineptitudes de muchos.
Colaboración anónima de un buen amigo y seguidor