11 de julio de 2013

Recepción


Érase un ente a un iPhone pegado...
(Quevedo seis punto cero)
Recepción Mid-Season en Perrins Manor: Sir Humpt, conde de Perrins, hace el habitual gesto de sacar por la ventana la mano con la palma vuelta hacia arriba, como un meteorólogo pordiosero, por ver si llueve. Pero, al comprobar que solamente es una amarilla nevada de flores de aromo, arrancadas por los últimos vientos de la primavera: 

— By Jove! —exclama, con sólo el signo de cierre —¡Parece que el tiempo acompaña! —parece que se decide por el doble signo. 

Y al rato el anfitrión recibe todo lo calurosamente que puede a sus innúmeros invitados, según va anunciándolos un señor con patillas, librea y un bastón: 

— ¡El Káiser de Nosedónde y su evabráun! 

— Bis bald —le davidbisbaldea sir Humpt, mientras ejecuta un vertiginoso movimiento de rotación sobre sí mismo y otro simultáneo de traslación alrededor de la evabráun (no concurrentes ambos, con lo cual se puede ver, cara a cara, la cara oculta del conde de Perrins). 

— ¡El Xeij de las Dunas y sus cuatrocientas esposas! 

— ¡Imshi aljara! —le aljamía inversamente el conde y, al incorporarse de la zalema, tropieza con uno de los tropecientos lacayos que le cateringan el fiestorro a ojo y bandeja a mano alzada. Mira tú por dónde no se ha roto ni una copa. Ni dos. 

— ¡Su Alteza Morenísima, el Príncipe de Palm Beach! —se desgañita el del bastón —¡De solateras! —y allá que te va un barullo de herederas secundonas. Entonces, ante cien ojos que aguardan cincuenta autógrafos y algo más: 

— Encantado de surfearle —le cosquillea los dedos el conde antes de entrechocar los nudillos. 

Y se enzarzan ambos en una discursa sobre las series de TV: 

— ¿Se ha fijado, sir Humpt, en que en los NCIS (aka Navy) la iluminación está tres puntos por debajo del umbral de la ONCE? 

— ¿Y Vuestra Alteza en que en Law & Order, a más de ello, el volumen de la banda sonora es el triple que el de los diálogos? 

— Sí, ya lo he notado; pero todo eso es simplemente porque los teleespect########################################### 

Volvemos en... 6 minutos. Pero no desesperen; al cabo de medio minuto más, continuaremos con un abrumador chaparrón de anuncios (esta vez sin indicación de lapso). 










N.A.D.I.E.GmbH patrocina este espacio en blanco. ########################################### 

— y eso es lo que hay, mi querido conde.

— ¡El Ínfimo Mandarín de los Orientes y su puñetera madre, con alguna que otra de sus letales concubinas! —Sir Humpt tiene en su régimen foral interno ciertas dudas paradójicas sobre si sería mandarín decirle “Ni hao” o quizá “Fu-man-chú”, con lo que, ante su gesto a estas alturas ya interrogativo, opta por darle la respuesta homologada en cualquier chino:

— ¡Ah!, sí... Segundo pasillo.

En ello anda cuando vocifera el tío de la bastona (abollada la contera a golpes d’Annunzio, la dorada bola superior brillante a juerza de brazo y sidol):

— ¡Lord Albertshire, Duque de Worcestersauce!

— ¡OOOOHHhh!

La pública exclamación general no va dirigida ni al duque ni a la amistosa mano que le tiende el conde; simplemente es que acaba de aparecer en lo alto de la doble escalinata, allí al fondo, la condesa de Perrins, de traje de amplio vuelo, gasas, sedas y flores, toda de rubia hasta los pies vestida. El asombro de los concurrentes crece al ver cómo ella, ya sea por la anchura de sus caderas (vulgo esteatopigia), ya por el principio de indeterminación de Heisenberg, consigue bajar por ambas escaleras a la vez.

El duque de Worcestersauce avanza por tol mismo medio de la gran sala, aparta al marqués de Hellmans —quien no tiene nada de satánico— de un enérgico envión y se dirige al pie de la escalinata a una velocidad lo suficientemente sincronizada como para llegar al tiempo en que ella termina de bajar el último doble peldaño.

La condesa de Perrins —amplio vuelo hasta el tobillo, gasas, sedas, flores— le hace la consabida reverencia y el duque:

— MaDame, ¿no nos hemos visto antes? ¿Quizá en la sonriente recepción del untuoso Margrave de Cheshire, en la segunda base?

— Pues no estoy segura, pero... —Y vuélvese a agachar, corropatateramente, esta vez no por reverente, sino para asir con una mano el amplio vuelo intertobillar y subir gasas, sedas y flores, dejando al descubierto sus alabastrinos muslos tan sólo tachonados por algunos cuajarones sanguinolentos de vete tú a saber qué plenilunios.

Cuando tiene más arriba del ombligo el borde del vestido, se mete por dentro de las bragas la otra mano; de allí extrae su móvil y, mientras lo manipula, continúa:

— espere un momentito, my sweet Lord, quenseguida se lo miro... Si es que hay cobertura...


© Producciones Guadiloba

Después de una larga temporada, Guadiloba nos regala otra de sus inconfundibles obras. GRACIAS. 

26 comentarios:

  1. Inconmensurable y extraordinaria fantasía mezclaa con surrealismo y además del bueno.

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  2. ¿Dónde están los ojos de Einstein?

    Seguramente hayáis leído la historia de cómo el cerebro del científico más famoso de la historia viajó por todo Estados Unidos en el maletero del doctor que le hizo la autopsia. Lo que probablemente no sepáis es que también le sacó los ojos ¿Para qué? En el caso del cerebro estaba claro: para estudiar la mente más prodigiosa que haya existido. Pero los ojos... Harvey, que así se llamaba el doctor, se los entregó al oftalmólogo que había tratado al físico en vida.

    El hombre, que cuenta 82 primaveras, aún los conserva. De cuando en cuando, surge el rumor de que los ha sacado a subasta, pero el se afana en desmentirlo. “Albert Einstein era una parte muy importante de mi vida”. Y eso que solo le veía cuando iba a graduarse. “Tener sus ojos significa que la vida del profesor todavía no ha acabado. Una parte de él está todavía conmigo”.

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  3. Jugando a las escondidas...

    - ¡Josefa!!!, estás detrás de la puerta de vidrio.

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  4. Esta individuo es un maestro con la utilización del lenguaje. Genial.

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  5. Imaginación, originalidad, surrealismo, todo metido en una coctelera.
    Gran artículo.

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  6. Qué mezcolanza tan maravillosa, acompañada de una literatura prodigiosa.
    Felicidades, Guadiloba.

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  7. Esto sí que es surrealismo, no la escena de los sindicalistas liberados comiéndole las partes nobles al corrupto de mi Maná-Maná.

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  8. El final es fantástico. Me ha gustado mucho lo de "my sweet Lord".

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  9. Este tío es ecritor o qué. Nada tiene que envidiar a los más prestigiosos.
    Lo que no le falta es imaginación, madre mía.

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  10. Genial. Una recepción de lo más divertida.

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  11. Hoy, sin saberlo, será el último día de vida para alguno de nosotros. Haz las cosas y habla a la gente como si tú fueras el elegido. !Vive!

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  12. Muy simpático y esperpéntico todo el lenguaje y el rebujo de personajes.
    De diez.

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  13. La foto parece una pintura de Gainsborugh, aunque este artista suele estilizar más las figuras.
    La imagen le va al artículo como anillo al dedo.

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  14. Dijo Quevedo a Góngora, dentro de las contínuas disputas entre ambos: "Érase un hombre a una nariz pegado".

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  15. He releído varias veces el artículo y es demasié, detalle tras detalle.
    Me ha gustado una barbaridad.

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  16. Guadiloba, lo has bordao. Me parto de la risa.

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  17. No paráis ni en verano.
    La cantidad, variedad, originalidad y calidad de los artículos es digno de alabar.
    Nunca lo he visto en otros blogs.
    No sé cómo lo hacéis pero me tengo que quitar el sombrero y felicitaros.
    Continuaré con vosotros.
    Marcos, desde Gijón.

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  18. Nunca he leído, y lo digo en el más amplio sentido de la frase, una calidad tan grande en la utilización del surrealismo, unido a una gran literatura.
    Me ha sorprendido enormemente.

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  19. Que salgan algunos supuestos cobradores de dinero negro del PP defendiendo a Rajoy y poniéndolo en un altar... eso sí que es surrealista! Pandilla de mamones!

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  20. De copiosas cenas están muchas sepulturas llenas, pero de no cenar muchas más...

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  21. El corte de publicidad me ha encantado. Muy bueno, Guadiloba¡¡¡¡

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  22. Me parece que el personal cada día esta más sonado.

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