La Habitación vigilada (1)

Romy y Lalaith llevaban algo más de una hora en la sala de control. La habitación no era demasiado grande, estaban sentadas delante de un tablero, en semipenumbra para poder observar mejor las imágenes que devolvían las distintas cámaras. Habían empezado por las del exterior, Romy las iba nombrando por su número de un listado que tenía en el ordenador frente a ella y Lalaith buscaba con los mandos la cámara o el sensor, observaba si mostraban alguna alerta y después estudiaba la imagen en la pantalla que tenía delante. Estaba utilizando una de tamaño mediano aunque la sala también disponía de otra bastante grande en una pared.

Algunas de las cámaras tenían mecanismos de rotación y era posible dirigirlas desde allí para mostrar lo que se encontraba a su alrededor. Lalaith paró y miró a su compañera.

L -Esta también está bien. Dejemos el resto de exterior para después, ya no puedo más de observar hierba, se me empieza a ir la cabeza.

R -Vale, lo dejo aquí –apuntó unos datos en el ordenador y movió el ratón- Busca la C2-01.

Lalaith pulsó en los controles la combinación y en la pantalla apareció la habitación de Green, movió el mando parecido a un joystick e hizo un barrido de 360 grados, la habitación se encontraba vacía y en silencio.

L -Sin novedad, la imagen bien.

R -C2-02.

Continuaron comprobando las cámaras de las habitaciones una tras otra, cuando sorprendían a alguna de sus dueñas emitían un sonido a través del equipo y la dueña del cuarto miraba sonriendo a la cámara y las saludaba con la mano. Sólo ellas conocían la ubicación, Lunkel había conseguido reducirlas tanto que era imposible descubrirlas. Ni siquiera las personas que limpiaban habitualmente habían conseguido verlas, ni dañarlas o bloquearlas.

R -C2-13-1.

En la pantalla apareció la habitación de Orlando, al mover la cámara descubrieron a su invitado sentado cómodamente en la cama, con varios cojines en la espalda, tenía en sus manos bastantes folios impresos.

L -Nuestro niño, qué aplicado, allí está haciendo los deberes…

Romy lo miró y dejó por un momento el ordenador, impulsó su silla de ruedas hacia Lalaith y se puso al lado de ella a mirar mejor la pantalla. 

R -¿Tiene el pelo mojado?

L -Sí, se habrá dado una ducha y se ha puesto un chándal. ¡Qué guapo! Es como un bebé recién bañadito, ¿Verdad que tiene una piel preciosa?

Romy empezó a reír.

R -Sí, lo tiene todo precioso… -Romy le miró con algo más de atención- Sí que está aplicado, no levanta la vista…

L -Y por su expresión parece que esos documentos son interesantísimos.

R -¿Puedes enfocarlo mejor?

L -Voy a probar –movió el joystick pero el plano tomaba a Orlando desde un lateral y los papeles no se distinguían bien. –Voy a cambiar a otra de las cámaras. –Lalaith fue a teclear otra combinación de números pero seguía mirando con el rabillo del ojo, se paró justo antes de darle. -¿Qué ha hecho?.

R -Se… ha tocado.

L -Eso me había parecido.

R -Bueno… quizá sólo se ha acomodado el pantalón, tiró de la tela… no tiene por qué ser nada raro.

Hesperia

De la obra Orlando (Fragmento)

Hesperia nos deja otra de sus narraciones eróticas, en esta ocasión se trata de 3 entregas. GRACIAS.