EL SANTO Y EL ALMA
San Pedro estaba sentado a la puerta del Paraíso, cuando se aproximó un Alma y, haciendo una cortés reverencia, le extendió su tarjeta.
-Lo siento mucho, señor -dijo San Pedro, después de leer la tarjeta-, pero realmente no puedo admitirlo. Usted tiene que ir al Otro Lado. Lo siento, señor, lo siento mucho.
-No importa -dijo el Alma-; he pasado todo el mes en un balneario, y el cambio será agradable. Sólo venía a preguntar si mi amigo Elihu Root está aquí.
-No, señor -replicó el Santo-; el Sr. Root no está muerto.
-Oh, eso lo sé -dijo el Alma-. Pensé que podría estar visitando a Dios.
IMPREVISIÓN
Una Persona que había caído de la riqueza a la indigencia pidió limosna a un Hombre Rico.
-No -dijo el Hombre Rico-, no conservaste lo que tenías. ¿Qué seguridad tengo de que conservarás lo que yo te dé?
-Pero no quiero conservarlo-explicó el mendigo-. Lo quiero para cambiarlo por pan.
-Eso es exactamente lo mismo -dijo el Hombre Rico-. No conservarías el pan.
LA OVEJA Y EL LEÓN
-Eres una bestia de guerra -le dijo la Oveja al León-, por eso los hombres te buscan para matarte. A mí, que soy una creyente en la no resistencia, no me cazan.
-No necesitan hacerlo -replicó el hijo del desierto-; pueden criarte.
LA VIUDA INCONSOLABLE
-Consuélese, señora -dijo un Simpático Desconocido-. La piedad del Cielo es infinita. En algún lado hay otro hombre, además de su esposo, con quien usted puede ser feliz.
-Lo había, lo había -sollozó ella-, pero está en esta tumba.
UNA INTRUSIÓN
La Moralidad puso la punta del pie en la política internacional, y rápidamente se lo cortaron.
-Mil gracias -dijo la Diplomacia, con graciosa reverencia- lo conservaremos como recuerdo del más distinguido honor.
Y desde aquel día, la Moralidad cojeó un poco.
Fábulas agradecidas.
ResponderEliminarNo entiendo que pasa últimamente en el blog??
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