Pechos turgentes, pirámides del occidente, plataforma de mi alunizaje, cantaros de miel, nana de la cebolla y todos los adjetivos y metáforas que correspondan..
Cuando se desnuda siempre observo como comienza, sube su camisa con parsimonia, con candidez. El tiempo se detiene; intento retener por un segundo eterno ese momento, el instante en todas las dimensiones donde sus pechos adquieren una luminosidad del claroscuro que no mejoraría ni el propio Caravaggio.
Esos pechos se elevan, diminutos y perfectos. No sé como calificar ese momento pero el mejor licor, la mejor hierba no podría mejorar mi estado de quietud, simultáneamente los desbocados latidos de mi corazón van en aumento a medida que va finalizando su perfecto desnudo integral.
Sus pechos, incontrolable emisión de fluidos, me hacen refugiarme en mi timidez para no dar riendas suelta a mis deseo de lamer, morder, comer, degustar y transferir a mi boca toda su espléndida redondez.
Cuerpo a cuerpo siempre me llevas unos centímetros de placer.
Intento apretarlos, mordisquearlos, aplastarlo con mis manos, con mi sexo, pero vano intento, se elevan de nuevo, son como dunas incontrolables, alegatos de la perfección carnal.
Sus pechos son como ríos que a raudales me inundan; quiero saber lo que esconden y los exprimo, los mordisqueo, los magreo. Fatal decisión, turgentes se vuelven a elevar, son los pechos de la eterna juventud.
Cuando Aquiles o Agamenón robaron a Briseida y Criseida no se si lo hicieron por sus pechos. Yo no robo, aunque los toco y observo los aventajados de la diosa que nunca tuvieron ellos.
La guerra de Troya comenzó por una mujer y yo mi guerra diaria es continuar convenciéndola para que de nuevo ella se quite, con la suavidad que la caracteriza, su camisa para mostrarme la perfecta cosmología de sus pezones transgresores situados en el centro de gravedad de sus pechos despojados de toda piel externa.
Me gustaría poseer esos pechos. Si algún día mi reencarnación próxima es en mujer siempre los senos estarían al descubierto, para que todos pudieran sentir lo que yo ahora siento cuando la veo al desnudo, con exquisita palidez, venir hacia mí para arrojarme su camisa y preguntarme: ¿y ahora qué?
Cuando se desnuda siempre observo como comienza, sube su camisa con parsimonia, con candidez. El tiempo se detiene; intento retener por un segundo eterno ese momento, el instante en todas las dimensiones donde sus pechos adquieren una luminosidad del claroscuro que no mejoraría ni el propio Caravaggio.
Esos pechos se elevan, diminutos y perfectos. No sé como calificar ese momento pero el mejor licor, la mejor hierba no podría mejorar mi estado de quietud, simultáneamente los desbocados latidos de mi corazón van en aumento a medida que va finalizando su perfecto desnudo integral.
Sus pechos, incontrolable emisión de fluidos, me hacen refugiarme en mi timidez para no dar riendas suelta a mis deseo de lamer, morder, comer, degustar y transferir a mi boca toda su espléndida redondez.
Cuerpo a cuerpo siempre me llevas unos centímetros de placer.
Intento apretarlos, mordisquearlos, aplastarlo con mis manos, con mi sexo, pero vano intento, se elevan de nuevo, son como dunas incontrolables, alegatos de la perfección carnal.
Sus pechos son como ríos que a raudales me inundan; quiero saber lo que esconden y los exprimo, los mordisqueo, los magreo. Fatal decisión, turgentes se vuelven a elevar, son los pechos de la eterna juventud.
Cuando Aquiles o Agamenón robaron a Briseida y Criseida no se si lo hicieron por sus pechos. Yo no robo, aunque los toco y observo los aventajados de la diosa que nunca tuvieron ellos.
La guerra de Troya comenzó por una mujer y yo mi guerra diaria es continuar convenciéndola para que de nuevo ella se quite, con la suavidad que la caracteriza, su camisa para mostrarme la perfecta cosmología de sus pezones transgresores situados en el centro de gravedad de sus pechos despojados de toda piel externa.
Me gustaría poseer esos pechos. Si algún día mi reencarnación próxima es en mujer siempre los senos estarían al descubierto, para que todos pudieran sentir lo que yo ahora siento cuando la veo al desnudo, con exquisita palidez, venir hacia mí para arrojarme su camisa y preguntarme: ¿y ahora qué?
Buen línea los últimos escritos de Haddock. Perfecta descripción de unas senos pequeños y más que eso las sensaciones de ver un desnudo.
ResponderEliminarEstas historias deberían tener un final concreto. Nos deja con la miel en los labios.
ResponderEliminarEs indudable que es tipo nos quiere poner calientes a todos.
ResponderEliminarBuen artículo. Innovador en una línea semierótica.
ResponderEliminarmucho machismo veo en estos articulos
ResponderEliminarMuy bueno, ayer culo hoy pechitos con pechitos. Genial el artículo. Fantasía a raudales y una forma de exponer singular. Mañana sólo te queda un tema por exponer ¿?
ResponderEliminarMaravilloso, simplemente maravilloso.Sigue que estas que rompes.Besos.
ResponderEliminarPechos, culos, esto es fantasía y no los monos de chetae. Bueno pero los monos eran más graciosos y el jamón más apetecible no sexualmente claro luego puedo. Coño.
ResponderEliminarLos pechos de la chica son brevitas, si pudieras ver y tocar los mios te darias cuenta que son verdaderos cantaros de miel y leche. Besos.
ResponderEliminarEsto es demasie, no entiendo nada. Aqui se tiran los tejos del trasero a los pechotes, perdon pechitos. Me asusta este tio y al mismo tiempo me confunde. Teleco, Teleco aclara esta confusión.
ResponderEliminarEl poeta sin rumbo dijo o pensó: una mujer sin pecho es una autopista. Unos pechos pequeños son el inicio de la mujer que quiere comenzar a dejar de ser virgen. Una virgen es una mujer sin pechos, unos pechos son los caminos del señor, bueno me estoy liando. Me gusta, no el articulo sino los pechos de mi novia.
ResponderEliminarEs curioso, observo que la mayoría de los comentarios no analizan el artículo que se publica, sino más bien parece el "Hola" o el "Lectura", critican o alaban pero pocos analizan lo escrito. Yo por mi parte alabo la fantasia y el desparpajo del autor y no entro en tonterias que no engrandecen este blog sino que sólo entra en un cotilleo barato. Disculpa quien se sienta ofendido "El que se pica...."
ResponderEliminarQue pasa, teneis un haren de mujeres que se desnudan para este blog. Mas seriedad señores!
ResponderEliminarBuen artículo para unos pechos tan chiquitines y tan sobrevalorados por el autor, esto es fantasear y lo demás es cuento, a falta de pan...imaginación hasta morir guapo.Besitos
ResponderEliminarDesde la Paz: Enhorabuena Haddock por tu artículo. Intriga llena de pasión.
ResponderEliminarLa fantasía vuela alta a estas horas de la ya casi fallecida noche. Quiero dejar mi reconocimiento al autor/a por la gran capacidad de narrativa que tiene, disponiendo recursos técnicos con una fantasía desbordante pero basada, ahí lo importante, en la realidad.
ResponderEliminarAqui la gente entiende poco de literatura y creo que menos de senos perfectos. Los pechos incipientes, jovenes, mirada lunar y con pezones amplios y protuberantes son los considerados óptimos para el consumo humano, es decir perfecto y solo deleitable por una parte pequeña de la población, entre los cuales como os habreis podido imaginar estoy yo.
ResponderEliminarYo creo que lo que quiere decir este tipo que no esta volviendo loco a toda la peña es que más interesante ver desvestirse a una mujer, mas morbo, que el propio hecho de verla desnuda como pasa en la playa. He dicho ya.
ResponderEliminarYa tienes el culo y las tetas ¿y ahora qué?
ResponderEliminarMucho sexo y poca cocina. Necesito a mi Bake Coke YA. Traermelo de Grecia.
ResponderEliminarSOIS LOS MEJORES. ESTOY ENGANCHADO.
ResponderEliminarEstoy super enamorada de ti, o no, es mentira, ólo de tus historias que me ponen.
ResponderEliminarLlevas dos días sin escribir. Si no lo haces esta noche no abro más el blog. Te espero loco maravilloso.
ResponderEliminarEl arte de desnudarse puede y para mi lo es mas importante que el resto del numero. Con lentitud y estilo.
ResponderEliminarEl autor de este artículo parece inspirarse en la poesía que escribo y que denomino pecheril. Tengo la patente en lo que ha pechos de mujeres se refiere y esto admite una denuncia en el artículo del culito respingón. Vuala, ya estamos otra vez aquí.
ResponderEliminarTus pechos son el panal de mi rica miel. Tus pechos son el nicho de mi eterna juventud. Tú no eres tú. Solo admiro tus escritos, como los pechos que describes tengo uno.
ResponderEliminarHe leido todos los artíclos,historas, hismes, relatos... de este blog. Me gusta como escribes pero te van mas los relato relatos erotcos-romanticos que loschistosos. Est que te hago el comentario me ha gustado especialmente.
ResponderEliminarIba buscando unos temas en francés y me he encontrado con este artículo. Por el mito de Dionisio os juro que son mis pechos. Bonitos y libres.
ResponderEliminarTengo debilidad por los pechos pequeños de hombres y mujeres. Si supieras como me encantaria comerte los tuyos. Como la canción dame una oportunidad.
ResponderEliminarPechos que manan sangre del placer con que mis dientes muerden sus pezones. Pechos que manan leche del placer de mis interiores. Siempre pechos, definitivamente pechos.
ResponderEliminarME LAS COMO Y CHGUPO ESTOY ARDIENDO
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