Creo que tengo una obsesión infantil con los caballos y las islas.
Mi padre nos había desterrado a una isla de sus posesiones, perdida, alejada en muchas leguas de mi casa, conseguía así separarme de su memoria, no recordar nunca más a una hija díscola que lo había avergonzado. Eso me dijo el día que embarcamos.
Aquí la soledad no parece onerosa. Es una soledad suave, como la arena y el océano, soledad de silencios. Antes de conocer a Hermes, esta vida me habría parecido abominable, una tortura apenas imaginada en una mente enferma porque yo amaba las reuniones, las deslumbrantes fiestas de la corte, hablar y bailar sin descanso, amaba estar rodeada de gente. En verdad adoraba todo eso pero no conocía esta otra vida. Creo que si hubiera seguido allí tarde o temprano habría huido, hastiada, habría buscado refugio…
Mi refugio se llama Hermes. Hermes y yo estamos siempre juntos, día a día, y no deseo a la gente a mi alrededor, en realidad ahora, no podría soportar el contacto humano de mi anterior vida. Sólo necesito sentir que se deslizan los días suavemente, como gotas que resbalan por mi piel, una tras otra. Así son los días al lado de mi amor. ¡Cómo deseaba gritarlo en mi casa antes de que se descubriera todo! Es mi amor, mi felicidad.
Mi padre no intentó nada contra él. Lo hubiera matado con gusto pero tuvo miedo de que me suicidara, un escándalo que no podía permitirse. Recuerdo su cara desencajada, llena de incomprensión y asco, y sé que él recuerda la mía, la de una mujer segura, fuerte, completamente entregada a este amor. Nos alejó para siempre, quizá alguna de sus fibras se conmovió por nuestra pasión.
No deseo pensar en mi familia, aquí no existimos más que él y yo. Puedo imaginar en esta isla que somos los únicos habitantes del mundo, esa fantasía la tengo a menudo, un segundo paraíso terrenal, comenzaríamos Hermes y yo una nueva historia, aunque, me temo, y rompo a reír mientras se lo cuento, que sería muy diferente de la anterior.
Hermes me comprende a su manera. También él depende de mí, no soporta estar alejado, me busca, quiere estar siempre a mi lado, oír mi voz. Lo que más le gusta es cuando nos tendemos juntos en la arena al atardecer y le cuento historias. Cuando son divertidas, su piel vibra como si riera. Luego me pasea por la playa hasta que no se ve nada y regresamos a la casa.
Alguna vez me despierto durante la noche, asustada, creyendo que he vuelto a mi casa, y oigo las idas de las criadas por el cuarto, preparando la ropa. Me sobresalto, pero no, las suaves crines de Hermes están a mi lado, me aferro al cuello negro y lo beso mil veces. Mañana me llevará en su lomo otra vez a la playa, nos bañaremos. Nada ocurre. Nada. Es de nuevo el paraíso.
Si tienes novio y se llama HERMEs no te pretendo.
ResponderEliminar¿Por qué Michael Jackson poseía los derechos de The Beatles?
ResponderEliminarPorque los compró en 1985 a la propietaria, ATV.
Tenía los derechos de reproducción, o sea, que cobraba cada vez que la canción se emitía, se tocaba o se grababa. En 1967, The Beatles quisieron comprar Northern Songs (del grupo ATV), editora de su música, pero solo se hicieron con un 40%. Paul McCartney y Yoko Ono lo intentaron de nuevo, sin éxito, en 1981; su oferta fue demasiado baja.
Se dice que eran la principal fuente de ingresos del músico fallecido en junio.
Cierto sacerdote decidio vender su caballo. Poco despues, se presento un hombre que estaba interesado en el animal. -Debo advertirle que este animal es eclesiastico- le dijo el sacerdote -. Para que corra, hay que decirle: "Bendito sea Dios" y para que se detenga "Aleluya". -He trabajado con caballos toda mi vida- comento el posible comprador -, y jamas habia escuchado algo asi. Me gustaria probarlo. El buen hombre se monto y ordeno con escepticismo: "Bendito sea Dios". De inmediato, el caballo comenzo a trotar. Luego repitio: "Bendito sea Dios", y el animal se echo a correr.De pronto, el comprador advirtio que unos metros mas adelante habia un precipicio. Aterrado grito ¡"Aleluya"!, y se detuvieron a un paso del borde. Sacandose el sudor de la frente, el jinete exclamo asustado: "¡Bendito sea Dios!"
ResponderEliminarHermes es bello en libertad y al galope.
ResponderEliminarMe gusta tu forma de escribir, Hesperia. Da igual el tema que abordes, lo importante es la calidad sintáctica y tú de ello vas sobrada.
ResponderEliminarEs bellísima la estampa que engalana este artículo.
ResponderEliminarRecuerdo un antiguo anuncio de televisión haciendo propaganda del coñac "Terry" que se asemeja bastante a la imagen descrita.
Muy bonito el artículo.
Hesperia, me gustaría montarte como una potra indomable, a pelo salvaje y limpio, como Dios manda; evidentemente es un mandato divino.
ResponderEliminarAmor por los caballos, amor que nunca traiciona...
ResponderEliminarLos animales siempre nos dan más amor que el que nosotros somos capaces de dar.
ResponderEliminarRecuerdo haber leído un episodio histórico donde se narra que cuando los españoles llegaron a la actual América, en algunos de los viajes, llevaron caballos. Cuando la población autóctona vio aquella la escena hombre-caballo, quedaron estupefactos.
ResponderEliminarCada día estoy más convencida de que los animales se merecen más amor que las personas.
ResponderEliminarLas mujeres tienen el sexto sentido de saber las cosas, no las engañes, el engañado podrías ser tú.
ResponderEliminarA mí me gustan más los caballos que las mujeres. Se dejan montar también, pero no joden.
ResponderEliminarPrecioso artículo. Mis felicitaciones chica de "castillo".
ResponderEliminarNo me ha quedado claro si el caballo es HERMEs o Bake Luki.
ResponderEliminarSibila se te ve el hilo del velo. No se a que viene el anonimato. Escribes de puta madre.
ResponderEliminarGracias de nuevo, es un placer que os guste.
ResponderEliminarLo del anonimato daria para unos pocos de artículos, yo misma también me lo pregunto y no tengo una respuesta concreta, salvo que me gusta pensar que esta es una vida alternativa en la que no tengo que dar explicaciones, ni justificaciones, ni pensar en gustar o no gustar, sólo comunicar lo que me parece, intentando que esté bien escrito, que tenga contenido y suene bien, básicamente.
Un besote a los lectores y nos encontramos en la siguiente
Creo que no hay que dar explicaciones. Tu eres la isla que yo necesito. El nombre es lo de menos, el sentimiento que me proporciona lo inunda todo.
EliminarEres asombrosa. Gracias a ti besos. (Mario).
ResponderEliminarMe ha gustado muchísimo.
ResponderEliminarSi te parece, cuando el caballo esté en la cuadra y aprovechando esa isla solitaria...¿Hace un polvete?
ResponderEliminarArtículo intimista en la línea de la autora, bien estructurado, sincero y atractivo, muy buen artículo.
ResponderEliminar