Traición

Vivo en la amargura, deambulo entre gente corriente que no me dicen nada, pensando en que estás con él, que te posee, que respira tu aire, que paseas de su mano haciéndole importante, haciéndole amado, cuando mas que eso es un don nadie, un ermitaño que entró en tu concha para poder decir que tiene a la mujer mas maravillosa del mundo, maldigo mi suerte.

Me quiero mantener fuerte por si el destino juega una mala pasada a ese que la vida le dio la oportunidad de ser tu marido, por si acaso en tu desconsuelo ves en mi a la persona que verdaderamente necesitas, que si me das el tiempo para demostrar lo que mi corazón siente por ti, no dejarás que otro ocupe ese lugar, maldigo mi suerte.

También, en mis pensamientos cabe la posibilidad de que fracaséis, y entonces aparecería yo para prestar toda la ayuda moral que en esos casos se precisa, y que te darías cuenta inmediatamente que mi amor está en tus manos, para que lo cojas cuando quieras, maldigo mi suerte.

A veces he querido quitarle la vida, es solo ponerle un poco de atención de a que hora pasa por la misma calle, y ensartarle un puñal que atraviese su corazón, para que no latiera por ti, y cuando me llames para dar la noticia, correré raudo a tu lado para darte mi consuelo cariñoso, deseando beber tus lágrimas que mancillan tu rostro, maldigo mi suerte.

Una y mil veces, y hasta un millón y mas, seguiré con mis maldiciones porque esto que estoy viviendo no es vida, es dolor, y no lo soporto, no quiero aguantarlo, quiero que se detenga, que pase a otro, y que a cambio se haga la luz disfrutando de ti, amanecer contigo, en un lecho de ilusiones.

Quiero que te enamores, que te enamores, que te enamores de mi.

 Pero…

…¿Qué estoy diciendo?, mi locura por tu amor está llegando a unos cauces que no debo imaginar, ¿Cómo puedo atentar contra mis principios de esa forma?, ahora es cuando maldigo mi suerte, por no saber atemperamentar mi mente y mi corazón, de tratar de esquivar el sufrimiento y desear ponerlo en manos de otro, porque cansado de esperarte, el es el vinculo directo que nos lo impide, y ver que la felicidad os rodea da pie a pensar que es bueno, con sus defectos y virtudes, además es mi amigo, un gran amigo y tendré que resignarme a amarte sufriendo, y ... pero nunca cometeré esta traición.