26 de marzo de 2013

Habana Club de 7


-¿Me llevarás contigo papi? Por favor, me portaré muy bien contigo, todos los días. Te daré cariñito del rico, papi, anda di que sí. 
-¿Qué…? 
El hombre se removió en la cama, la sábana acabó por deslizarse hasta el suelo después de haber estado en equilibrio durante un buen rato. El hombre la miró con los ojos enrojecidos, cabeceó. 
-¿Esta es tu casa? 
-Sí. 
-¿Aquí vinimos ayer? ¿Dónde está Carlos? El… el amigo que venía conmigo. La cabeza me va a explotar, ¿Tienes una aspirina? 
-No, pero te voy a la farmacia de los dólares, yo me voy a portar muy bien contigo, dame algo y vuelvo corriendo. 
-Déjalo ¿Hay un baño aquí? 

La chica señaló con el dedo una puerta y el hombre se fue hacia allá. Un poco oscilando al andar y tapándose a medias los ojos con una mano. La chica lo oyó vomitar un buen rato. Después sonó el agua del lavabo, una y otra vez, se estaba echando agua a conciencia. La chica esperó todo el tiempo sentada en la cama. La habitación estaba pintada de azul, desvaído después de muchos años sin dar una nueva mano de pintura, y con grandes manchas grotescas de humedad. La cara de ella tenía una expresión expectante aunque no demasiado. El salió por fin y la miró, ella se acercó. 

-Dime papito, ¿Te voy a la farmacia de los dólares?¿Te duele la cabeza de los mojitos? Tú no estás acostumbrado a tomar, ¿A que no? 
-No, no mucho. Déjalo, no vayas. Me voy ahora mismo al hotel. Carlos… espero que Carlos haya sido discreto, me he perdido el comienzo de la convención. Tengo que irme. 
-Nos vemos esta noche, mamita no te va a dejar beber tanto, para que papito no se ponga enfermo por la mañana. 
-No. Hoy… va a ser imposible. Tenemos cena en la convención. 
-Después de la cena, voy a buscarte al hotel. 
-No, no puedo irme, tenemos que estar allí, hay una fiesta, todo muy aburrido pero no puedo irme. 
-Bueno papito, te esperaré, cuando acabe la fiesta, te llevaré a pasear, a sentir el fresco de la playa. 
-De verdad, no, no puede ser. Yo te llamaré, déjame un teléfono. 

El hombre miraba a la chica. Era una mulata bastante guapa, un poco bajita. 

-¿Qué edad tienes? 
-Dieciocho. 

Empezó a vestirse, y de pronto comenzó a buscar desesperadamente en la cama, en la mesilla, debajo de la cama. 

-¿Qué se te ha perdido papito? 
-¿Dónde está el maldito condón? 
-¿Condón? Anoche no querías ponértelo, te lo pregunté pero tu no querías. 
-¿Qué?¡No!¡Eso no es posible! No puede ser. ¡Mierda! –se giró hacia la pared y le pegó un puñetazo –No es posible ¡Maldita sea!¡Maldita sea! 

Siguió vistiéndose a toda prisa. 

-Papito, no tengas miedo, yo soy una chica limpia, sólo he ido contigo. Tú sólo debes andar conmigo, yo no te voy a engañar. Anda, vamos a quedar esta noche, después de la fiesta. Venga, yo te voy a dar cariño rico, tú no te enfades conmigo, yo sólo quiero que tú te lo pases bien. 

El seguía tambaleándose un poco y el rostro no había recuperado en absoluto el color rosado. 

-Te busco esta noche. Mira, yo te estaré esperando fuera del hotel, y cuando acabe la fiesta te vienes conmigo, yo estaré allí, no te importe si es tarde, yo te estaré esperando. 
-No, ya te he dicho que no puede ser, no voy a poder irme. 
-Bueno, no importa, te esperaré. Si no sales, te esperaré mañana. 

Cerró los ojos para contener otra arcada que ya le subía por el estómago. Cinco segundos más tarde, cuando se había aplacado, se puso en marcha, comprobó la cartera en el bolsillo, la corbata derecha, se peinó con la mano salió rápido. 

-Adiós. 

Llegó al hotel y miró dentro de la cartera, no se le había ocurrido antes. Carlos lo divisó cuando salía de los lavabos. 

-¡Grandísimo golfo! Qué noche has tenido que pasar para tener esa cara. 
-¿Qué les has dicho? 
-¿Qué les iba a decir? Que la cena te había sentado como un tiro y que habías estado toda la noche vomitando. Y realmente parece que sea eso lo que te ha pasado. 
-Me siento bastante mal. Voy a ducharme y a acostarme un par de horas. Luego bajaré. Carlos, yo… no sé… estaba borracho… yo nunca… 
-Pero bueno ¿Es que te estás justificando? ¿A qué crees que hemos venido aquí? A los jefazos les gustan las mulatitas, esta vez nos han dejado a los vendedores probar un poco. Todo el mundo va a hacer los mismo, la única diferencia es que tú, cabrón, te has adelantado. Y eso que parece que nunca has roto un plato. Venga, descansa, nos vemos luego. 
-Pero es que es una cría. No puedo dejar de pensar en eso, sólo es una niña, me ha dicho que tiene dieciocho. 
-¿Dieciocho? Pablito, esa cría no ha cumplido los quince. Era un bombonazo. Parece mentira, asco me das de la suerte que tienes. 

Pablo se quedó mudo, las arcadas subían de nuevo. 

Entró despacio en el ascensor, no había nadie más esperando para subir. Se miró en el espejo y desvió la mirada, abrió de nuevo la cartera. 

-Ni siquiera me ha quitado dinero.


Como decía Billy Kwan "El hambre es un poderoso afrodisíaco"


Hesperia

Hesperia en su nuevo artículo, con un notable cambio de registro, nos plantea esta historia impregnada de ron, humedad y calor caribeño, jineteras y desvencijadas casas coloniales, hoteles de lujo para los turistas, sexo y amor; fiel retrato de la Habana. Desde hoy, Hesperia cuenta con su propia Etiqueta para facilitar la búsqueda de sus Artículos. GRACIAS.

25 comentarios:

  1. Una historia algo rara, pero al menos está muy bien escrita.

    ResponderEliminar
  2. En una calle oscura se acerca un hombre a un rincon donde hay una mujer apoyada en la pared.
    - Buenas noches, aceptaria usted mi compañia ?
    - Claro, mi vida, son 10000 más la habitación.
    - De acuerdo. !Compañia! !de tres en fondo! !Ar!

    ResponderEliminar
  3. De este artículo se pueden sacar muchas lecturas.

    ResponderEliminar
  4. Me ha gustado mucho la exposición, que además se adapta a un situación muy real.

    ResponderEliminar
  5. Habana Club de 7 años, buen ron, y si es acompañado de una buena hembra, mejor. Yo no me arrepentiría como Pablo.

    ResponderEliminar
  6. Cuba es mucho más que un mercado de sexo.
    Cuba es humildad. El cubano tiene unos grandes valores humanos, ritmo, alegría y sobre todo mucha humildad.
    Mando un gran saludo a toda la población cubana, desde Huelva (Andalucía-España).

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cuba siempre ha sido y será la gran joya.
      Tanto cubanos como españoles siempre estaremos hermanados; los sentimientos mutuos serán eternos.

      Eliminar
  7. Se relata situaciones que ocurren en Cuba, en este caso en La Habana; joven que se da a un extranjero demostrando gran fidelidad, a pesar de que existe algo a cambio.
    Este tipo de situaciones no es extraña para los padres de las jóvenes. Desde temprana edad tienen una madurez mental y enfoque de la vida que en España no podemos ni imaginarlo.
    La historia contada por Hesperia está muy bien relatada.

    ResponderEliminar
  8. Lo que más le preocupó a Pablito fue la ausencia del condón.

    ResponderEliminar
  9. A mi Maná-Maná, acompañado de su amante, la Maína, con erario público, no van a Cuba, prefieren su México lindo, que no es mala elección, pero, coño, que se lo paguen de su bolsillo.

    ResponderEliminar
  10. La fisonomía de Cádiz es muy parecida a la de La Habana.
    "Cádiz es La Habana con más salero; La Habana es Cádiz con más negritos".
    (Carlos Cano. "Habanera de Cádiz").

    ResponderEliminar
  11. El mojito se creó el "La taberna de enmedio" y el daikiri en "La floridita", ambas en La Habana.
    Estas bebidas, ricas de azúcares, entran muy bien y cuando coges la torta, por los efectos del azúcar y el alcohol, te pone la cabeza a reventar.
    Felicito a la autora del artículo.

    ResponderEliminar
  12. Interesante tu artículo y creo que has tenido experiencia de jinetera. De todas formas me encantas como escribes mulata.

    ResponderEliminar
  13. ¡¡¡Qué riiiiico papi!!!

    ResponderEliminar
  14. Creo qu Cuba no es sólo un paraíso sexual también existe la REVOLUCIÓN y de eso tu no tienes idea.

    ResponderEliminar
  15. La morena que está en la cama, lo que es enferma, enferma no está!

    ResponderEliminar
  16. Malecón con aromas de mojitos; jineteras que acompañan situaciones con elixir de caña de azúcar; paleros que desempañan tu mente...

    ResponderEliminar
  17. Quiero un cuba libre o cubata, no mojitos ni caipiriñas, el cubata de toda la vida!!

    ResponderEliminar
  18. No son buenos días para un artículo tan bueno.

    ResponderEliminar
  19. Es difícil entender cómo la población cubana no tiene azúcar en sus hogares, teniendo en cuenta que es un gran productor.

    ResponderEliminar
  20. Hesperia, entre mojito y daikiri, ¿Hace un polvete mi amol?

    ResponderEliminar
  21. Muy buen artículo que narra una situación real y habitual en la Habana, lo que me resulta curioso es que esté escrito por una mujer, la situación es, evidentemente, vivida por un hombre y está contada casi, no totalmente ya que lo está en tercera persona, desde su perspectiva.

    ResponderEliminar
  22. Parece que la autora del artículo conoce Cuba, la miseria, el aspecto ruinoso de sus ciudades y sus casas, la situación de penuria de sus tiendas, establecimientos y farmacias, el mercado negro en el que todo se puede conseguir con dolares, los contínuos apagones de luz y cortes de agua por zonas en la capital, el racionamiento de los alimentos, el "Periodo Especial", la "Oficina de Intereses", el miedo a hablar y pensar diferente, la persecución de la oposición; pero por otro lado el intenso amor a su pueblo, el idealismo revolucionario, la forma de hablar y sentir del cubano/a, su temperamento abierto, cercano y cariñoso, la intensidad de las relaciones humanas, la naturalidad espontánea e intensa del sexo, la prostitución mas o menos encubierta, el encanto de sus calles y sus gentes...
    Si no lo conoce, alguien se lo ha contado muy bien...

    ResponderEliminar