Mi otro Viaje a Grecia (3)

El ónfalos (Oráculo de Delfos)

Tercer Día: 02/04/2012-Traslado Atenas-Preveza

Recogida de las 2 Furgonetas alquiladas y salida de Atenas, un breve alto para desayunar, en una taberna, tortillas caseras, café helénico (una especie de café de pucherete), capuchino (lo más parecido al con leche), o café solo de Melita. Con ayuda de algún componente de la expedición, la mujer de la cocina pudo atendernos con relativa prontitud.

Continuamos ruta hasta Delfos, parada obligada. En épocas antiguas era el lugar del oráculo de Delfos, dentro de un templo dedicado al dios Apolo. Delfos era reverenciado en todo el mundo griego como el lugar del ónfalos o centro del universo. Hoy en día es una visita obligada y es tradicional, dejar en alguna ranura entre las piedras, un trocito pequeño de papel en el que se escribe un deseo, pero con cuidado  para no dañar las piedras milenarias y para no ser visto por “Los Vigilantes” que te reprenden haciendo sonar enérgicamente sus silbatos. Las vistas desde Delfos del valle repleto de olivos bajando y abriéndose hasta la llanura, donde se encuentra con la costa, son espectaculares e inolvidables.

Proseguimos viaje por la carretera que bordea la costa y después de un sin fin de curvas y ya algo tarde paramos, por casualidad, a comer en Todos los Santos, pequeñísima localidad costera que vive del turismo veraniego y de la pesca, en esta época un remanso de paz, su pequeña bahía con una playa de piedrecitas (en el Oeste de Grecia suelen ser así), vacía y hermosa, nos acompañó en la degustación de pescados y productos de la huerta fresquísimos, la lechuga y los limones que usaron para las ensaladas y para regalarnos, los cogió la dueña del Supermercado-Restaurante de su huerto y de uno de los limoneros que había detrás de la casa, el pescado ya podéis imaginaros…

Continuamos camino hasta Nafpaktos (Lepanto), paramos para hacer alguna foto a su bien protegido puerto, a su fortaleza que defiende la villa desde lo alto de una colina a cuyos pies se extiende la ciudad y a la estatua dedicada a Cervantes, por supuesto también nos tomamos algún café, en esta ocasión frappé (café batido con agua, azúcar y opcionalmente con leche condensada).

Abordamos la última etapa de carretera, se nos hace largo y cansado el camino, la carretera tiene el firme fatal, muchas curvas, anochece, no hay muchas indicaciones, parecía que nos habíamos perdido. ¡Imposible, abre camino Juan Antonio, conduciendo el coche 1, es un experimentado navegante y conoce bien las estrellas en el cielo nocturno, además si hiciera falta su GPS no falla nunca!.

Por fin llegamos a Preveza, ciudad costera en el pico más al oeste de la península helénica, en la región de Epiro, en el golfo de Arta, también conocido como golfo de Ambracia o golfo de Accio, es un golfo en el mar Jónico, en el noroeste de Grecia, que forma una profunda incisión en la costa. El golfo con unos 40 km de largo y 15 km de ancho, está casi totalmente cerrado, y no posee a modo de abertura hacia el mar, más que un paso estrecho de 700 m de ancho, entre Accio al sur, y Préveza, al norte, ciudades que están conectadas por un túnel. Es poco profundo y sus costas están ribeteadas de numerosas marismas, y gran parte de ellas forman un estuario. Las ciudades de Préveza, Arta, Anfiloquía y Vonitsa, se hallan en sus orillas.

En la entrada del golfo fue librada la batalla de Accio, en el año 31 a. C., el golfo constituyó la frontera entre el Reino de Grecia y el Imperio Otomano.

De cualquier manera nos resultó cuanto menos “curioso” que para llegar a Preveza, tuvimos que pasar por un túnel que aparentemente estaba debajo del mar, digo aparentemente porque al ser noche cerrada, no se podía ver muy bien; bueno el caso es que pasamos por el túnel, que era de peaje, 3 € sólo por el túnel, que no era muy largo, para inmediatamente después de salir volver hacia atrás por la superficie??, todo sea por contribuir a mitigar la situación crítica de la economía griega.

Llegamos al hotel, después de dar alguna vuelta ya que preguntamos en otro hotel por el que buscábamos y nos mandaron justo en sentido contrario, moraleja, cuando quieras encontrar algún establecimiento, no le preguntes a su competencia. Después de dejar los equipajes en las habitaciones, cena en el barrio de los pescadores que todavía guarda el encanto de sus estrechas calles de antiguo pueblo marinero, y por supuesto sobremesa con Tsípouro. Por fin el merecido descanso en unas comodísimas camas de un hotel algo peculiar, con una muy cuidada decoración y que se define a sí mismo como “Boutique-Hotel”.

"Las Furgonas"

Todos los Santos

Nafpaktos (Lepanto)

Preveza