24 de marzo de 2010

Jasón y los Argonautas (1): Jasón



Después de la muerte del rey eolio Creteo, Pelias, hijo de Tiro y de Poseidón, que era ya anciano, se apoderó del trono de Iolco, que pertenecía a su hermanastro Esón, el heredero legítimo, éste era hijo de Creteo y de Tiro (la que fue amada por Poseidón).

Poco después un oráculo advirtió a Pelias, que lo mataría un descendiente de Eolo, por lo que dio muerte a todos los eolios prominentes a los que se atrevió a atrapar, con excepción de Esón, a quien perdonó la vida por respeto a su madre Tiro, aunque lo tuvo preso en el palacio obligándole a renunciar a su herencia.

Esón se había casado con Polimela, conocida también como Anfínome, Perimede, Alcímede, Polimede, Polifema, Escarfa o Arne, quien le dio un hijo llamado Diomedes. Pelias habría matado al niño sin piedad, pero Polimela llamó a sus parientas para que lloraran por él como si hubiera nacido muerto, y luego lo sacó a escondidas de la ciudad y lo llevó al monte Pelión, donde el centauro Quirón lo crió, como había hecho antes, o como hizo después, con Asclepio, Aquiles, Eneas y otros héroes famosos. El sabio Quirón lo instruyó en las letras y en las artes de su época.

Llegado a edad adulta, Jasón dejó el Pelión y se presentó en Iolcos, cubierto por una piel de leopardo, con una lanza en cada mano y el pie izquierdo sin sandalia. Pelias estaba en la costa; con un grupo de príncipes aliados para hacer un sacrificio solemne a Poseidón, su mirada recayó en un joven magnesio alto, de pelo largo, vestido con una túnica de cuero muy ajustada y una piel de leopardo. Iba armado con dos lanzas de ancha hoja y llevaba solamente una sandalia. Había perdido la otra sandalia en el fangoso río Anauro -al que algunos llaman erróneamente Eveno o Enipeo- a causa de la argucia de una vieja que, apostada en la otra orilla del río, suplicaba a los transeúntes que la cruzaran. Nadie se compadecía de ella, hasta que aquel joven desconocido se ofreció cortésmente a llevarla en su ancha espalda. Pero mientras cruzaba el río empezó a tambalearse por el peso, pues la vieja era nada menos que la diosa Hera disfrazada.

Al ver a ese hombre, Pelias tuvo miedo, pues un oráculo le había aconsejado "desconfiar del hombre que no tuviera más que una sandalia". Pelias había ofendido a Hera al no hacerle los sacrificios de costumbre y estaba decidida a castigarle por su negligencia. Así pues, cuando Pelias preguntó rudamente al desconocido: « ¿Quién eres y cómo se llama tu padre?», el otro contestó que Quirón, su padre adoptivo, le llamaba Jasón aunque anteriormente le llamaban Diomedes, hijo de Esón. Pelias le miró con desagrado y volvió a preguntar de repente: « ¿Qué harías si un oráculo te anunciase que uno de tus conciudadanos está destinado a matarte?». «Lo enviaría a Cólquide en busca del vellocino del carnero de oro -contestó Jasón, sin saber que Hera había puesto esas palabras en su boca-. Te ruego que me digas con quién tengo el honor de conversar.»

Cuando Pelias le reveló su identidad, Jasón no se inmutó. Audazmente reclamó el trono que le había usurpado Pelias, aunque no los rebaños y vacadas que lo habían acompañado, y como le apoyaron firmemente su tío Feres, rey de Feras, y Amitaón, rey de Pilos, quienes habían ido a tomar parte en el sacrificio. Pelias no se atrevió a negarle sus derechos de nacimiento. «Pero antes -insistió- te exijo que libres a nuestro querido país de una maldición.» Jasón se enteró entonces de que a Pelias le acosaba el ánima de Frixo, que había huido de Orcómeno una generación antes montado en el lomo de un carnero divino para evitar que lo sacrificaran. Se refugió en Cólquide, donde, al morir, se le negó el entierro adecuado; y según el Oráculo de Delfos, el territorio de Iolco, donde se habían establecido muchos de los parientes minias de Jasón, nunca prosperaría si su ánima no era conducida a su patria en una nave, junto con el vellón del carnero de oro.

Ese vellocino, como se sabía, se hallaba en un bosque consagrado a Ares. El vellón colgaba de un árbol, en Colcos, y el rey Aetes, hijo del Sol y de la Oceánida Perseida, lo había confiado la custodia día y noche a un dragón maligno que nunca dormía.

Pelias declaró que una vez que se realizase esa hazaña piadosa renunciaría de buena gana al reino, que empezaba a convenirse en una carga pesada para un hombre de edad tan avanzada como él.

Pelias, al enviar tan lejos a Jasón, estaba convencido de que no volvería. Jasón aceptó la misión y empezó por pedir consejo a Argos, hijo de Frixo y Argos, por indicación de Atenea, construyó el primer gran navío de cincuenta remos., el Argos (Argos=rápido). , capaz de llevar a Cólquida, es decir, al fondo del Ponto Euxino, a Jasón y a los compañeros que él eligiera. La embarcación resultó espléndida como ninguna otra de la época.

8 comentarios:

  1. Interesante y educativo artículo.

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  2. echa de menos los relatos mitologicos. eres un as TELECO

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  3. El artículo muy bueno. La picha de Pericles más o menos como la del David, muy pequeñita. Los griegos y romanos parecen que en historia muy bien pero en otras cosas........

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  4. La mitologia nos enseña la belleza de otros tiempos, donde el mundo estaba dominado por dioses y heroes. Mucho ha cambiado, las historias no son bonitas en la actualidad y los heroes y dioses se encarnan en algunos politicos y secuaces.

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  5. Organizador Telecco ¿que pasa con Hadock?

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  6. EN UGAR DE LOS NOMBRES TAN COMPLICADOS PODRIAS PONER PEPA, LUISA, MARIA, ANTONIO, MIGUEL

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  7. La mitología lleva de la mano un mundo de fantasía. Sabes elegir los grandes relatos mitológicos. Toda la culpa la tiene el vellocino, por ser de oro. Un gran abrazo amigo.

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  8. Doy una idea: Publicar debajo de la fotografía el nombre de la escultura o pintura. Sobre todo para los que no somos expertos.

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