El sentido de la vida

Algunas veces pienso lo bonita que es la vida, otras por el contrario, que no le encuentro sentido del placer. Creo que la vida se cobra con creces el permanecer en ella.

Si algún “psiquiatra” escuchara lo que digo, diría que estoy atravesando un bache anímico y que con un pequeño tratamiento y algunas consultas más, se arreglaría, en definitiva, dinero a cambio de poder aclarar mis dudas. Posiblemente, o mejor dicho, estadísticamente sea así, pero la vida misma te da la miel y la hiel, y algunas veces cuando concurre lo contrario.

Creo que los momento felices y desgraciados lo hacemos nosotros, desde pequeños, hemos sentido alegría a enterarnos de que un niño ha nacido, y pena por la pérdida de un ser querido.Eso lo hemos mamado de nuestros padres, tragando a golpe de repeticiones, que la vida solo se vive una vez, que hay que intentar sentir que es un disfrute, y gozar de ella.

Pero…., algunas veces se me hace muy difícil, es cierto que cuando el amor que compartís con vuestra pareja es capaz de realizar el milagro del nacimiento, es maravilloso, quizás las endorfinas que se generan trasladan al ser ese estado de felicidad, por llamarlo de alguna manera, y adoramos la vida por hacer brotar una nueva.

Lamentablemente no tengo calificativos cuando inesperadamente la vida se cobra ese nuevo brote por causas conocidas o no, ¿Qué decir de la vida?, ¿maravillosa?, como dije antes, me quedo sin palabras.

Para mí, desde hace algún tiempo, mi vida la marcan los momentos, sean felices o no, pero siempre buscar los mejores para la gente que te rodea, no solo para ti, y desde que lo hago así mis endorfinas están más activas, me siento feliz sabiendo que los que con los que comparto mis momentos son felices también.

Mentalizar a la gente que la vida viene y se va sin pedir permiso, es muy complicado, pero los momentos son los que verdaderamente quedan, después de uno, otro, y otro, y cuando hay que marcharse, podrás reunir todos esos momentos sabiendo que has luchado por conseguir la felicidad de los demás y reír en tu despedida.

Nadie quiere ni desea sufrir, nadie, pero los sufrimientos son necesarios, y el mal camino hay que andarlo deprisa y pasar ese momento a la fría bodega de nuestra mente, y sonreír siempre para ver en los ojos de los que nos miran nuestra FELICIDAD: