El establo

José Saramago en una de sus obras relata como la muerte se marcha de vacaciones, es decir no actúa, sin servicios y eso conlleva que al no estar la muerte presente tampoco hay muertos. En ésta Administración, y probablemente en otras, las mentes pensantes o lo muertos vivientes llevan demasiado tiempo de vacaciones, yo diría más, están en permanente descanso eyaculador y como consecuencia no hay ideas, propiciando que la rutina campeé por despachos y aledaños.

Ya se sabe que gobernantes sin ideas y con poder, convierten la administración que "gestionan" en una república bananera. Parece como si la revolución industrial no hubiera ocurrido nunca y hemos vuelto al adoquín por desconocimiento del asfalto y por supuesto las utilidades del petróleo.

Nos estamos convirtiendo en improductivos que permanecemos en nuestros puestos de trabajo ¿?, tenemos que estar, careciendo de importancia si hacemos botellón o montamos en nuestros despachos una tertulia larraniana para filosofar sobre como podemos ser románticos a través del correo electrónico.

Como ya advertía Ortega, el hombre vive en riesgo permanente de deshumanizarse y ciertamente algunos lo han conseguido. Son máquinas que comen con una mano, ingentes cantidades de jamón y gambas, mientras que la otra la utilizan para fustigar a todos los que consideran propiedad de su corral, da igual la cantidad y calidad de la leche que se produzca, lo importante, lo único esencial es que todas se encuentren en el establo.

Es tal la obsesión, que a veces pasan de la política a la mística ordenando a los clérigos jumpipelotudos que pasen lista, cuenten y comprueben varias veces si todos permanecen en la iglesia.

Reedición: Artículo publicado originalmente el 30 jul 2009