Adoro Brasil, JeJe

Hace algunos años trabajaba en Estambúl y como era mi día libre estaba descansando mis posaderas en el bar de los amigos Bakes. Mi cervecita fresquita y la mirada puesta en el cristal tintado que nos permitía ver, sin ser observado, a los ciudadanos y ciudadanas que pasaban por la esquina llamada de La Palmera.

Me percato que un linda joven se ha sentado junto a mi y yo que no pertenezco precisamente al club de los silenciosos pronto estoy entablando una conversación. Me cuenta que era brasileña y que se había quedado sin trabajo hacia algunos días, la invito a una cerveza y poco a rápido la conversación adquirió una buena animación, mas cervezas, mas risas, me dijo que tenía un problema para dormir esa noche y yo caballero en Estambúl, le brinde mi humilde hogar para pernoctar. 

Aclaro que yo vivía entonces en un pequeño apartamento de dos habitaciones con mi hijo, bueno ya veremos. A pesar de las cervezas, me di cuenta que no me había engañado ya que el movimiento de sus caderas al andar denotaba su origen de Brasil

Llegamos a casa otra cervecita, mi hijo que me mira algo raro como diciendo “papa yo no duermo en el sofá” Llaman a la puerta y se presenta otra chica algo más joven que al parecer era la hermana de mi acompañante cervecera y que tampoco tenía lugar para pasar la noche.

Esto es un lío, cama de 90, mi hijo que se encierra en su habitación, sofá en mal estado y yo con las dos, bueno intentaremos pasar la noche lo mejor posible, sin embargo quedó claro que iba resultar muy difícil dormir sin tocarse...

Tengo una sensación de aquella noche confusa, cuando desperté no había rastro de las dos hermanas, ni de mi cartera. No se que pasó exactamente, pero si puedo decir al menos, que yo me acosté con dos mujeres a la vez, bueno al menos eso dice mi hijo.

Reedición: Artículo originalmente publicado el 13 de Feb. de 2010