4 de agosto de 2016

Recuerdos2



Cuando la sonrisa se trunca en una mueca hipersensible que origina en mi una explosión de soledad, tristeza, abandono, un sinfín de sensaciones que no soy capaz de expresar, de comunicar dentro del contexto social que tu consideras normal, yo mortal.Que ambiente el de aquella noche, todo era pura alegría. Sonajero que cascaba con cada movimiento, rubor en la sonrisa, ironía en la mirada, hipocresía. Quiero alejarme, descansar. Olvidar ese ambiente que sólo me producen lágrimas de vienen y van. Deseo explotar, llora, inundarme de lágrimas de verdad. Quiero que su frescor o salinidad me devuelvan vitalidad, a la realidad. Después, vuelvo a caer, que más da, sólo quiero la paz. 



Mira como las gaviotas hacen ejercicio de vuelo en la gran cometa que es el cielo; gotas de libertad, olor salino, frío en mis huesos comenzando por los pies. Y allí, en ese rincón formado entre la duna de la ventisca, el madero gordo que no fue capaz de consumir totalmente el fuego, algunas conchas envejeciendo en arena y el ruido de ese mar colérico, implacable, arrollador, allí estoy yo, retorciéndome de sabor, de dolor de amor y soledad. 



Tengo que dejar de fumar, tengo que dejar de amar. 



Muñequita tonta, muñequita. Tu eres del lugar donde se quiebran los sueños, donde se confunde el diablo cojuelo con el hada saltimbanqui de los cuentos de mi niñez. Muñequita, mariquita de terciopelo que embriagas los pensamientos, muñequita tonta, linda, mi muñequita, mi tormento...... dulce y amargo veneno, bendita la hora que te ha introducido en mis sueños.


P.D. Si no me llamas te lo seguiré pidiendo.

Artículo reeditado: Originalmente publicado el 18 de Septiembre de 2009.

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