Tube yo la inmensa dicha, hace ya algunos años, de trabajar en el puesto de trabajo más maravilloso del mundo (para mi, claro). No era solo un trabajo, sino una forma de vida, donde ponías en práctica aquello en lo que creías y amabas; mis compañeros, eso son COMPAÑEROS, eran a la vez mis jefes, mis compañeros, mis maestros y mis amigos. Parece idílico, pero es cierto, pero no todo en la vida es perfecto… ahí estaban ellos, los malditos, para hacerme la vida todo lo difícil que les fuera posible.
Estoy refiriéndome a mi periodo laboral de varios años en una Sociedad Cooperativa Granja Escuela, la ilusión de mi vida y ahí llego yo, con todos mis títulos de esto, lo otro y lo de mas allá, pero de ciudad, sin experiencia ninguna en el manejo de la fauna allí existente.
Mis queridos animalitos son el peor tribunal al que se puede una persona enfrentar: con una sola mirada y un aspirar mi olor, veredicto: OTRA NOVATA y aguántate, por que no aceptan pliego de reclamación.
Y comenzaron mis aventuras y desventuras; allí entendí el verdadero sentido de la expresión “eres más tozudo que una mula”. Cuando me tocaba pasear a los niños a lomo de este noble animal, sus cuatro patas eran como si se fundieran con el interior de la tierra, no había manera de moverlo, yo hacia todo lo que me habían explicado: dale con una vara que no le haces daño, tira de la cuerda…nada petrificado, y ese niño encima ¡arre,arre¡. Yo bajaba al niño e iba en busca de ayuda de algún compañero, y el maldito mulo en presencia de mi compañero era el animal mas dócil y obediente de este mundo y claro me preguntaban ¿cual era el problema?.
Un día de lluvia, aunque me de vergüenza contarlo, una vaca, bueno perdón, Alfosina, que es todo un personaje, me tuvo metida en el invernadero acojonada, hasta que un vecino de la zona paso por allí y me rescató. Pues estaba yo de guardia, sola en la granja y mi cometido era cuidar los animales; en temprano saque al ganado para que pastaran, pero comenzó a llover y decidí meterlos en los establos. Yo muy propia con mis botas de agua y paraguas en mano me dirijo a recoger a la dichosa Alfonsina; eso no era una vaca, eso era un miura, un tren de alta velocidad cuando a unos 500 m. me vislumbró. Yo no pensé, solo corría para ponerme a salvo antes que me alcanzara y lo mas cercano fue el invernadero, donde me tuvo como una hora encerrada porque de la puerta no se movía y como son de plástico transparente y me veía, de vez en cuando pegaba su cara empujando como recordándome que allí estaba .
Después el potro, Margarito José, hijo de Lunera, a la cual prefiero ni recordar; que encantador y bucólico ese potro en el prado con su madre. Pues al atardecer cuando los iba a recoger, ese potro comenzaba a brincar y hacer cabriolas alrededor mía tirándose pedos, si señor, pedos. Ah, cuidadin de tocar a la criatura, para eso estaba allí su señora madre que si era necesario te pateaba la cara.
Estas y muchas mas historias me hicieron disfrutar mis queridos animalitos, pero la que no perdono, es ese domingo primaveral, que ya comienza a hacer calor y a las 2 de la tarde yo aun no había terminado mis faenas, sudorosa y con ganas de finalizar para sentarme y tomarme una cerveza fresquita, me llega un vecino de la zona y me dice: oye, que la vaca esta en el bar del cruce.
¡Menuda traidora, se había ido sin esperarme.¡.
Este personaje, Alfonsina, es verídico y hay un libro, creo que de editorial Edelvives, cuya protagonista es ella.
Titulo: Alfonsina.
Autor: Pepe Maestro.
Estoy refiriéndome a mi periodo laboral de varios años en una Sociedad Cooperativa Granja Escuela, la ilusión de mi vida y ahí llego yo, con todos mis títulos de esto, lo otro y lo de mas allá, pero de ciudad, sin experiencia ninguna en el manejo de la fauna allí existente.
Mis queridos animalitos son el peor tribunal al que se puede una persona enfrentar: con una sola mirada y un aspirar mi olor, veredicto: OTRA NOVATA y aguántate, por que no aceptan pliego de reclamación.
Y comenzaron mis aventuras y desventuras; allí entendí el verdadero sentido de la expresión “eres más tozudo que una mula”. Cuando me tocaba pasear a los niños a lomo de este noble animal, sus cuatro patas eran como si se fundieran con el interior de la tierra, no había manera de moverlo, yo hacia todo lo que me habían explicado: dale con una vara que no le haces daño, tira de la cuerda…nada petrificado, y ese niño encima ¡arre,arre¡. Yo bajaba al niño e iba en busca de ayuda de algún compañero, y el maldito mulo en presencia de mi compañero era el animal mas dócil y obediente de este mundo y claro me preguntaban ¿cual era el problema?.
Un día de lluvia, aunque me de vergüenza contarlo, una vaca, bueno perdón, Alfosina, que es todo un personaje, me tuvo metida en el invernadero acojonada, hasta que un vecino de la zona paso por allí y me rescató. Pues estaba yo de guardia, sola en la granja y mi cometido era cuidar los animales; en temprano saque al ganado para que pastaran, pero comenzó a llover y decidí meterlos en los establos. Yo muy propia con mis botas de agua y paraguas en mano me dirijo a recoger a la dichosa Alfonsina; eso no era una vaca, eso era un miura, un tren de alta velocidad cuando a unos 500 m. me vislumbró. Yo no pensé, solo corría para ponerme a salvo antes que me alcanzara y lo mas cercano fue el invernadero, donde me tuvo como una hora encerrada porque de la puerta no se movía y como son de plástico transparente y me veía, de vez en cuando pegaba su cara empujando como recordándome que allí estaba .
Después el potro, Margarito José, hijo de Lunera, a la cual prefiero ni recordar; que encantador y bucólico ese potro en el prado con su madre. Pues al atardecer cuando los iba a recoger, ese potro comenzaba a brincar y hacer cabriolas alrededor mía tirándose pedos, si señor, pedos. Ah, cuidadin de tocar a la criatura, para eso estaba allí su señora madre que si era necesario te pateaba la cara.
Estas y muchas mas historias me hicieron disfrutar mis queridos animalitos, pero la que no perdono, es ese domingo primaveral, que ya comienza a hacer calor y a las 2 de la tarde yo aun no había terminado mis faenas, sudorosa y con ganas de finalizar para sentarme y tomarme una cerveza fresquita, me llega un vecino de la zona y me dice: oye, que la vaca esta en el bar del cruce.
¡Menuda traidora, se había ido sin esperarme.¡.
Este personaje, Alfonsina, es verídico y hay un libro, creo que de editorial Edelvives, cuya protagonista es ella.
Titulo: Alfonsina.
Autor: Pepe Maestro.
Colaboración de nuestra amiga, una más de nosotros, QUEEN, Gracias.
Alfonsina era novia de bichita y bichita era la amante de chita. Como enderezamos el entuerto. Facil: Eres maravillosa mi reina del azul y verde. Mi reina cuentanos cosas, tu tienes experiencias que nuestras mentes difuminadas agradecen.
ResponderEliminarHubo una lechera que rompio los cantaros y no pudo comprar la vaca. La vaca cojió al Haddock y la enfermería estaba llena de Bakes que suplicaban para que a ellos no les tocara. Vamos a ver si no tenemos que acudir al perdigón, que ahora la veda está abierta.
ResponderEliminarAlfonsina era una esplendida vaca pero tú eres la esplendida amiga que más ha colaborado en este blog. Deberías pertenecer a la comunidad Bake.
ResponderEliminarAlfonsina también seguro que es una dama luchadore. Los animales a veces nos dan lecciones y la Queen es una tia simpatiquisima. Sus artículos tienen frescura y gracejo.
ResponderEliminarEs una historia preciosa y graciosa. Yo trabajé también en una granja y me has echo recordar momentos "bucólicos". Gracias Bake Queen por contarnos las historias menudas del día a día.
ResponderEliminarAlfonsina es la única que vale aqui y además fue la que cogió al Haddock.
ResponderEliminarEsta mujer (creo que es femina por los comentarios), tiene una forma llana y simpatica de exponer que resulta muy agradable de leer.
ResponderEliminarAlfonsina es todo un simbolo y se deberia convertir en portada para esta pagina web.
ResponderEliminarEsto es una vaca con tetas y no los malditos tetabrik que no saben a nada.
ResponderEliminarEsta tia tiene una sencillez que es de agradecer. Besos.
ResponderEliminarTe echo de menos Queniata eres un sol
ResponderEliminarAlfonsina debería ser la lider del grupo municipal. Otro gallo cantaría y la leche haría crecer en mala leche al Saulito de los cojones, luego vendría la leche del chita y lo pondría amanerado. ¿es gay?
ResponderEliminarComo dicen los griegos:"tenemos la dignidad y orgullo mediterráneos". ¡Quiten manos tecnócratas de nuestro país!¡ Que están manchadas!
ResponderEliminarMundo:Una granja en la que se han olvidado de separar los lobos de los corderos.
ResponderEliminarLa granja del ministro de Educación, Wert: los animales de granja disponen por ley de más metros cuadrados que los alumnos.
ResponderEliminarDISFRUTEN DE LO VOTADO
Muy bueno y tristemente cierto.
EliminarLa India tiene una 'Carta de derechos' para las vacas.
ResponderEliminar¿Por qué las vacas no pueden comer vidrio? Porque se les corta la leche... :| ja ja ja
ResponderEliminarAlfonsina ya nos rescantan, al respecto...
ResponderEliminarBuen artículo de la añorada reina de las praderas.
ResponderEliminar¡¡¡¡¡vivan las vacas!!!!!
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