Las siete

Hasta hace unos días, no me he dado cuenta lo que significaba mirar tanto la hora, apenas llevo reloj, no porque no tenga, si no que me revelo contra el tiempo para no tener que estar pendiente de aquello o de lo otro, me da verdaderamente rabia tener que mirar el reloj a cada instante, no puedo remediarlo, y por eso apenas lo uso, a no ser que tenga la obligatoriedad de saber la hora por motivos laborales, pero cuando estoy fuera del curro, el tiempo ni se crea ni se destruye, pero tampoco me importa.

Sin embargo desde el lugar donde paso mi tiempo intentando escribir llevo observando a una dama que todos los días sale a su terraza para regar las plantas y florecillas que tiene en su jardín, algunas veces antes y otras después, pero todos los días baja a refrescar a sus amigas las flores, y al mismo tiempo el suelo, que se encuentra caliente después de recibir el sol durante mas de diez horas.

Ella es pelirroja, de una edad suficiente para llamar la atención y no hablo de su físico, ojos grandes, y aunque no es guapa, tiene un gran atractivo, la manera de como trata a sus plantas, me encanta, con el mimo que quisiera para mi.

Cuando la miro, está sonriendo, creo que sabe que la observo, pero se hace la distraída, coloca la manguera en forma de aspersor, difuminando el líquido elemento en miles de gotas, de esta forma no daña a las flores, ni saca la tierra fuera del jardín.

A veces viene con unos vaqueros cortos, pero la mayoría de las veces, llega con un blusón ancho, transparente, y no le importa llenarse de agua, al contrario, dado que cuando termina con su regadío, se quita el blusón, y aparece un cuerpazo que debe de tener mucha calor, porque se da una ducha maravillosa para remediarlo,

Imagino que ha tenido la feliz idea de regar a esa hora cuando viene de la playa, después de una buena tarde en ella, llegar a casa y acordarse de las flores, y llenarlas del frescor del agua, agradecerán con sus hermosos colores y aromas la atención recibida, y yo que lo estoy viendo mas, porque desde entonces cuando se aproxima las siete de la tarde, no hago otra cosa que mirar el reloj, `¡ah¡, y he aprendido a saber como se riega, je je.