Digresiones sobre un taxi
Nunca me he sentido atraído por el
ejercicio físico: Mi máxima siempre ha sido la de “mens sana in corpore
insepulto” y el dominó lo he considerado de toda la vida como un deporte de
riesgo.
Por otra parte, jamás he tenido carnet
de conducir; de hecho, todo lo que tenga ruedas me da algo así como grima: no
sé montar en bici, ni en patines. Pese a ello, creo haber adquirido las
suficientes nociones empíricas como para inducir de ellas lo que se enseña en
las autoescuelas: No a cambiar una rueda ni el aceite ni a poner unas cadenas
para nieve, sino a lanzarse a muerte cuando el semáforo esté en amarillo —creo
que lo llaman ámbar—; a hacer avanzar el vehículo
pisando el acelerador, excepto si se encuentra uno en un atasco, en cuyo caso
lo que hay que apretar es el claxon; a encender los pilotos de izquierda o
derecha para avisar al conductor siguiente del giro que él ya ha visto que está
uno haciendo; o a mantener luciendo los cuatro intermitentes para aparcar donde
me salga de las narices.
Dejemos este egocéntrico exhibicionismo:
Llevo varios viernes en los que al volver por la noche del curro, encuentro en
la avenida, en la misma acera pero una manzana antes de llegar a casa, un taxi,
con los cuatro pilotos incensos, parado (en zona prohibida) ante la puerta de
un gimnasio.
Al principio pensé —peliculero que es
uno— en un asunto de tráfico de sustancias anabolizantes, esteroideas o
dopantes en general, perseguidas por la justicia deportiva en nombre del
principio de igualdad de oportunidades...
Producciones Guadiloba
Hacía mucho que nuestro Amigo y Colaborador Guadiloba, no se asomaba por esta ventana con vistas a la imaginación. Nos alegra muchísimo. GRACIAS.
Guadiloba!! Le echábamos de menos!!! Muy beno el artículo por cierto.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo ya que es el menos cuerdo de los que han pasado por aca. Gran llegada triunfal con tu taxi amarillo cielo.
ResponderEliminarCon el pediatra
ResponderEliminarUna mujer lleva a un bebé recién nacido al doctor. La enfermera los hace pasar al consultorio.
Cuando el médico se presenta, examina al niño, lo mide, lo pesa y descubre que está debajo del peso normal. Pregunta si lo alimenta con biberón o con
el seno materno.
· Seno materno, responde la señora.
· Por favor señora -dice el doctor- descúbrase los pechos.
La mujer obedece, y el médico toca, aprieta, palpa y oprime ambos pechos, en un examen detallado. Luego le indica a la señora que se cubra y le dice:
· Con razón el niño pesa poco señora, usted no tiene leche.
· Ya lo sé. Soy su abuela, pero ¡estoy tan contenta de haber venido!.
No, no me entero de mucho,escribes un poco raro.
ResponderEliminar¿Es igual la memoria RAM que la ROM?
ResponderEliminarNo, la ROM es solo de lectura y con la RAM se puede
No. La ROM (read-only memory) es una memoria llamada “de solo lectura”; aunque en la actualidad los ordenadores incluyen memoria EEPROM, que sí se puede reprogramar. En teoría, se utiliza para almacenar la configuración del sistema o el programa de arranque del ordenador.
La RAM, sin embargo, es una memoria de gran velocidad, en la que sí se puede leer y escribir y que, de hecho, olvida su contenido cuando es desconectada de la corriente. Hay diferentes variantes de RAM, en función de la forma y el tiempo en que son capaces de almacenar la información.
De nuevo nuestro amigo Guadiloba con sus historias de alucine. Me alegro.
ResponderEliminarEste tío está zumbao pero me gusta.
ResponderEliminarGrandioso como siempre amigo extremeño.
ResponderEliminarEn Madrid 1 euro por receta... otra puñalada más.
ResponderEliminarNos alegramos de tu vuelta. Genial, como siempre.
ResponderEliminarGrandioso artículo, Guadiloba.
ResponderEliminarSintaxis perfeccionista e ironía a raudales.
Queremos continuar disfrutando de tu fantasía, no tardes porfa.
ResponderEliminarGrandes digresiones.
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