
Gran dilema actual es el llamado “cambio climático”. Ese fue el problema por el cual nuestro querido engendro se descongeló; recuperó su energía vital y guiado por la estrella polar y su olfato volvió a su lugar primigenio.
Tenía añoranza de los lugares físicos conocidos y dando saltos de alegría fue a visitar al de Bacuta y al pescador, culminando su ruta en El Rocío (por aquello del traje de bulerías y el rebujito). No encontró a nadie. Se fue a la deriva, desembocando en la capital, en Huelva.
De forma fortuita nuestro ilustre engendro tropezó con un Organismo Público.
Gran sorpresa se llevó el bicharraco cuando su corazón comenzó a latir de forma acelerada; era una emoción que nunca había sentido: “NUESTRO QUERIDÍSIMO ENGENDRO SE HABÍA ENAMORADO”
Conoció al Maná-Maná y de forma espontánea se enganchó a una de sus piernas, cual perrillo de agua se tratara, derramándose como un plato de puchero.
El Maná-Maná era un político de gran belleza y dotes de altruismo y filantropía. Le enseñó todo lo mejor que sabía. Le enseñó a preparar un Decreto para condenar a cualquier trabajador...
El pobre engendro, neófito, pero con una mente absorbente, pregunta: “Señor Maná-Maná, ¿y quién lo firma?.-
Maná-Maná.- No te preocupes Richard Gere, que tenemos para ello un equipazo que ya quisiera el mejor tiki-taka.
Maná-Maná.- Alain Delon, ¡por qué eres tan feo?
Engendro.- Mi padre es el sol y mi madre la luna...
Maná-Maná.- ¡Qué polvo más mal echado!
Maná-Maná.- Te vamos a tratar muy bien y como premio principal te incluiremos en las listas electorales, que con tu aspecto novedoso de bicharraco vamos a ganar las elecciones.
Maná-Maná.- ¡Pedazo de chicharrón!, relájate y ponte a mi lado que te voy a enseñar a pelar gambas con una mano, con los pocos dedos que tienes.
Maná-Maná.- Además, no tengas cargo de conciencia (si la tuvieses) de utilizar el teléfono móvil y el coche oficial a tuti fruti, ¡pero no te lo comas, cacho de cabrón!
Engendro.- Si es de tuti-fruti...
Maná-Maná.- Déjame que te enseñe más cosas, ¡joder!
Engendro.- (Estaba hasta los huevos) Seños Maná-Maná, con lo poco que sé, creo que eres un pedazo de cabrón, ladrón, cruel, injusto y guarro, ¿y sabes lo que te digo? Que yo no voy a hacer daño a nadie.
Engendro.- Me voy de este lugar, que solamente he conocido a golfos y maleantes. Me han gustado más los sindicalistas y sobre todo Papá Noel. Prefiero marcharme a mi Laponia, donde los pingüinos, las focas, los leones marinos, las morsas y los elefantes marinos me tratarán mucho mejor. Tenéis que aprender de ellos, partida de guarros.
Engendro.- ¡ADIOS!