Por Antonio Gala
Yo no creo haber hecho nada malo esta mañana....
Me parecieron todos muy nerviosos. Iban y venían por los pasillos, esquivándose unos a otros.
Ella le gritaba a la madre de él, y los dos niños, con las manos llenas de cosas, entraban en el dormitorio de los padres, que yo tengo prohibido.
La pequeña –la más amiga mía- chocó contra mí dos o tres veces. Yo le buscaba los ojos, porque es la mejor manera que tengo de entenderlos: los ojos y las manos. El resto del cuerpo ellos lo saben dominar y, si se lo proponen, pueden engañarte y engañarse entre sí; pero las manos y los ojos, no.
Sin embargo, esta mañana mi pequeña ni me quería mirar. Sólo después de ir detrás de ella mucho tiempo, en aquel vaivén desacostumbrado, me dijo: “Drake , no me pongas nerviosa. ¿No ves que nos vamos de veraneo, y están los equipajes sin hacer?” Pero no me tocó ni me miro. Yo, para no molestar, me fui a mi rincón, me eché encima de mi manta y me hice el dormido.
También a mi me ilusionaba el viaje. Les había oído hablar días del mar y de la montaña. No sabía con certeza qué habían elegido; pero comprendo que, en las vacaciones – y más en estas, que son más largas que las otras dos- mi pequeña podrá estar todo el día conmigo. Y lo pasaremos muy bien, estemos donde estemos, siempre que sea juntos...
Tardaron tres horas en iniciar la marcha. Fueron bajando las maletas al coche, los paquetes, la comida- que olía a gloria- y los envoltorios del último momento. Yo necesitaba correr de arriba abajo por la escalera pero me aguanté. Cuando fueron a cerrar la puerta, eché de menos mi manta. Entré en su busca; me senté sobre ella; pero él me llamó muy enfadado. – “¡Drake, venga! “ - , y no tuve más remedio que seguirlo.
Mientras bajaba, caí en la cuenta de que, en el lugar al que fuéramos, habría otra manta. Ellos siempre tienen razón. Los tres mayores, mi pequeña, su hermano y yo.... Era difícil caber en aquel coche, tan cargado de bultos; pero estábamos bien, tan apretados todos.
Yo me acurruqué en la parte de atrás, bajo los pies de los niños. La madre de él se sentó en un extremo, que suele ser su sitio, y todavía no se le habían olvidado las voces de ella, porque no decía nada; solo miraba las calles y las calles y la luz, que era muy fuerte, a través del cristal... Los niños se peleaban con cualquier pretexto esta mañana; seguían muy nerviosos. Yo sufrí sus patadas con tranquilidad, porque sabía que no iban a durar y porque era el principio de las vacaciones.
Cuando, de pronto, el niño le dio un coscorrón a mi pequeña, yo le lamí en cambio las piernas con cariño; pero ella me dio un manotazo, como si la culpa hubiera sido mía. La miré para ver si sus ojos me decían lo contrario.
Ella, mi pequeña quiero decir, no me miraba. Fue cuando ya habíamos perdido de vista la ciudad. Él se echó a un lado y paró el coche. Los de delante daban voces los dos no sé si por qué discutían o por qué. La madre de él no decía nada; ya antes había empezado a decir algo, y ella le cortó con muy malos modales. Tampoco los niños decían nada....
Él bajó del coche y cerro de un portazo; le dio la vuelta; abrió la puerta del lado de los niños, y me agarró por el collar.
Yo no entendí. Quizá quería que hiciese pis, pero yo lo había hecho en un árbol mientras cargaba y disponía los bultos. Empujó con violencia la puerta, y volvió a sentarse al volante. Oí el ruido del motor.
Alcé las manos hacia la ventanilla; me apoyé en el cristal, detrás de él vi la cara de mi pequeña con los ojos muy redondos; le temblaban los labios... Arrancó el coche, y yo caí de bruces.
Corrí tras él, porque no se daban cuenta de que yo no estaba dentro; pero aceleró tanto que tuve que detenerme cuando ya el corazón se me salía por la boca... Me aparté, porque otro coche, en dirección contraria, casi me arrolla.
Me eché a un lado, a esperar y a mirar, porque estoy seguro de que volverán por mí.......Tanto miraba en la dirección de los desaparecidos que me distraje. Y un coche negro no pudo evitar atropellarme....... No ha sido mucho: un golpe seco que me tiró a la cuneta....
Yo no creo haber hecho nada malo esta mañana....
Me parecieron todos muy nerviosos. Iban y venían por los pasillos, esquivándose unos a otros.
Ella le gritaba a la madre de él, y los dos niños, con las manos llenas de cosas, entraban en el dormitorio de los padres, que yo tengo prohibido.
La pequeña –la más amiga mía- chocó contra mí dos o tres veces. Yo le buscaba los ojos, porque es la mejor manera que tengo de entenderlos: los ojos y las manos. El resto del cuerpo ellos lo saben dominar y, si se lo proponen, pueden engañarte y engañarse entre sí; pero las manos y los ojos, no.
Sin embargo, esta mañana mi pequeña ni me quería mirar. Sólo después de ir detrás de ella mucho tiempo, en aquel vaivén desacostumbrado, me dijo: “Drake , no me pongas nerviosa. ¿No ves que nos vamos de veraneo, y están los equipajes sin hacer?” Pero no me tocó ni me miro. Yo, para no molestar, me fui a mi rincón, me eché encima de mi manta y me hice el dormido.
También a mi me ilusionaba el viaje. Les había oído hablar días del mar y de la montaña. No sabía con certeza qué habían elegido; pero comprendo que, en las vacaciones – y más en estas, que son más largas que las otras dos- mi pequeña podrá estar todo el día conmigo. Y lo pasaremos muy bien, estemos donde estemos, siempre que sea juntos...
Tardaron tres horas en iniciar la marcha. Fueron bajando las maletas al coche, los paquetes, la comida- que olía a gloria- y los envoltorios del último momento. Yo necesitaba correr de arriba abajo por la escalera pero me aguanté. Cuando fueron a cerrar la puerta, eché de menos mi manta. Entré en su busca; me senté sobre ella; pero él me llamó muy enfadado. – “¡Drake, venga! “ - , y no tuve más remedio que seguirlo.
Mientras bajaba, caí en la cuenta de que, en el lugar al que fuéramos, habría otra manta. Ellos siempre tienen razón. Los tres mayores, mi pequeña, su hermano y yo.... Era difícil caber en aquel coche, tan cargado de bultos; pero estábamos bien, tan apretados todos.
Yo me acurruqué en la parte de atrás, bajo los pies de los niños. La madre de él se sentó en un extremo, que suele ser su sitio, y todavía no se le habían olvidado las voces de ella, porque no decía nada; solo miraba las calles y las calles y la luz, que era muy fuerte, a través del cristal... Los niños se peleaban con cualquier pretexto esta mañana; seguían muy nerviosos. Yo sufrí sus patadas con tranquilidad, porque sabía que no iban a durar y porque era el principio de las vacaciones.
Cuando, de pronto, el niño le dio un coscorrón a mi pequeña, yo le lamí en cambio las piernas con cariño; pero ella me dio un manotazo, como si la culpa hubiera sido mía. La miré para ver si sus ojos me decían lo contrario.
Ella, mi pequeña quiero decir, no me miraba. Fue cuando ya habíamos perdido de vista la ciudad. Él se echó a un lado y paró el coche. Los de delante daban voces los dos no sé si por qué discutían o por qué. La madre de él no decía nada; ya antes había empezado a decir algo, y ella le cortó con muy malos modales. Tampoco los niños decían nada....
Él bajó del coche y cerro de un portazo; le dio la vuelta; abrió la puerta del lado de los niños, y me agarró por el collar.
Yo no entendí. Quizá quería que hiciese pis, pero yo lo había hecho en un árbol mientras cargaba y disponía los bultos. Empujó con violencia la puerta, y volvió a sentarse al volante. Oí el ruido del motor.
Alcé las manos hacia la ventanilla; me apoyé en el cristal, detrás de él vi la cara de mi pequeña con los ojos muy redondos; le temblaban los labios... Arrancó el coche, y yo caí de bruces.
Corrí tras él, porque no se daban cuenta de que yo no estaba dentro; pero aceleró tanto que tuve que detenerme cuando ya el corazón se me salía por la boca... Me aparté, porque otro coche, en dirección contraria, casi me arrolla.
Me eché a un lado, a esperar y a mirar, porque estoy seguro de que volverán por mí.......Tanto miraba en la dirección de los desaparecidos que me distraje. Y un coche negro no pudo evitar atropellarme....... No ha sido mucho: un golpe seco que me tiró a la cuneta....
Aquí estoy. No me puedo mover. Primero porque espero que vuelvan a este mismo sitio en el que me dejaron; segundo, porque no consigo menear esta pata. Quizá el golpe del coche negro aquél no fue tan poca cosa como creí....
Me duele la pata hasta cuando me la lamo. Me duele todo...
Pronto vendrá mi pequeña y me acariciará y me mirará a los ojos. Los ojos y las manos de mi pequeña, nunca serán capaces de engañarme.
Aquí estaré... Si tuviese siquiera un poco de agua: hace tanto calor y tengo tanto sueño...
No me puedo dormir. Tengo que estar despierto cuando lleguen...
Me siento más solo que nadie en este mundo... Aquí estaré hasta que me recojan . Ojalá vengan pronto.....
Me duele la pata hasta cuando me la lamo. Me duele todo...
Pronto vendrá mi pequeña y me acariciará y me mirará a los ojos. Los ojos y las manos de mi pequeña, nunca serán capaces de engañarme.
Aquí estaré... Si tuviese siquiera un poco de agua: hace tanto calor y tengo tanto sueño...
No me puedo dormir. Tengo que estar despierto cuando lleguen...
Me siento más solo que nadie en este mundo... Aquí estaré hasta que me recojan . Ojalá vengan pronto.....
Esta Colaboración Anónima, es un escrito de Antonio Gala, es difícil no emocionarse con su lectura. GRACIAS.
Una historia preciosas y desgraciadamente ese dolor de los animales que refleja tan bien Gala es muy habitual en nuestras sociedades "adelantadas".
ResponderEliminar¿Por qué los cigarrillos se sacan a golpecitos?
ResponderEliminarPara transmitir el espacio que hay dentro del paquete y que el cigarrillo salga con facilidad
Lo que hacemos, simplemente, es trasladar de un cigarrillo a otro un empuje determinado. Si golpeamos repetidas veces la zona cerrada del paquete, estamos transmitiendo esa energía de movimiento a los cigarrillos del interior. Los que están aprisionados no pueden desplazarse, pero los que están en la abertura sí, y lo hacen en el sentido que desea el fumador: hacia afuera.
Estaban dos pulgas en un perro y se acuestan a reflexionar y una pulga le dice a la otra:
ResponderEliminar-¿Habrá vida en otros perros?
Qué crueldad!.
ResponderEliminarGenial y emotivo artículo, espeluznante.
ResponderEliminarPara tratar a un perro de esa forma mejor no tenerlo.
ResponderEliminarSi dependiera de la madre de los niños, la que se hubiese quedado en tierra sería su suegra.
ResponderEliminar¡Qué grande Antonio Gala!
ResponderEliminar¿Hasta cuando la irresponsabilidad de la gente en abandonar a su mascota? Una mascota no es juguete.
ResponderEliminar¿Qué consecuencias puede tener en un niño mostrarle que se puede abandonar a un perrito?
ResponderEliminar¡Qué salvajada!
¿Cómo alguien puede abandonar una mascota? Qué falta de humanidad...
ResponderEliminar¿Cómo puede abandonar alguien a un perro para irse de vacaciones?
ResponderEliminarTendrían que hacerle a ellos lo mismo de viejos.
Pero claro, si hay gente que abandona a sus propios hijos, como no van a abandonar a un perro!
ResponderEliminarHay que ser hijo de puta para abandonar un perro.
ResponderEliminarRajoy: "Mi reconocimiento a la mayoría de españoles que no se manifiesta".
ResponderEliminarY yo digo:
Todo mi reconocimiento para esa mayoría silenciosa de representantes de la ONU que pasaron de escuchar a Rajoy decir gilipolleces.
Muy bueno.
EliminarEse baboso no sé que pinta en la ONU con la que está liando aquí.
Qué triste que un presidente del Gobierno español no sepa hablar inglés, no es de extrañar ya que el español lo chapurrea.
No piensa aprender; los presidentes de todos los países hablan español.
Cada día que pasa, este hombre se supera a sí mismo y da muestras de su mediocridad política e ineptitud para enfrentarse con los problemas del país. Un país, ya en boca de todos los medios influyentes del mundo, no porque las condiciones del mismo se deban a causas achacables directamente a los ciudadanos, como quieren hacer creer a la opinión pública, sino a una gestión infame de la cosa pública y a una cesión de soberanía inadmisible de una casta política que no han podido ocultar los déficit de comunicación, denunciados, tanto en el interior como en el extranjero. El vanagloriarse de que a las manifestaciones no van los 47 millones de españoles es uno de los argumentos más peregrinos y estúpidos de los que se le reconocen a un Presidente de Gobierno y que demuestra, una vez más, la escasa categoría política de este hombre. Y dicho ante los medios más importantes del mundo. Luego tienen la cara dura de decir que protestar porque nos están empobreciendo a niveles del siglo XIX perjudica la imagen de España. Unos políticos, estos del PP, que habían asegurado que, como hicieron en la legislatura de Aznar, volverían a repetirlo en ésta…y todo solucionado. O el convencimiento absurdo que querían trasladar a la opinión pública que sus políticas consistían en *hacer más con menos*: Un auténtico despropósito intelectual, según se constata. Y así nos va: Un país que es un enorme desastre, que no funciona nada, que los recortes en la investigación y educación ha provocado un éxodo de los mejores técnicos y trabajadores y que la mitad (o más) de las pymes, comercios han reducido la actividad económica a niveles tercermundistas, con unos servicios en vías de extinción y un desempleo de más del 25% de la población activa. Si por ello fuera, todas las explosiones sociales que en el mundo han sido y que han devenido en la sustitución del Gobierno respectivo, no se habrían producido. Son tantos los casos que resulta imposible enumerarlo. ¡De pena! ¡Gobierno Dimisión!
EliminarSr. Rajoy, es Ud. imbécil. En un año este país va a arder.
EliminarLos únicos que vais arder sois vosotros rojillos de m....
EliminarAunque Gala tiene sus detractores, a mí particularmente me encanta su forma de escribir, también su expresión oral.
ResponderEliminarTiene mucha cultura y velocidad mental, es muy inteligente.
EliminarEl conductor del vehículo sería el Maná-Maná. Ese perro, con perdón por el abandonado, es capaz de eso y de mucho más. Lo mismo maltrata a un animal que a una persona.
ResponderEliminarLo que se merece ese canalla no es que le abandonen sino que le metan entre rejas.
Y la Maína, su amante, es peor.
EliminarY los secuaces ya están tocando fondo en la piscina.
Eliminar¿Cual de ellas?.
EliminarYo no entiendo como alguien puede abandonar su mascota sea perro, gato lo que sea, tiene que ser alguien muy frío y sin corazón!!!!
ResponderEliminarLa fotografía retrata la desnudez, los sentimientos de un ser humano hacia un animal y viceversa. Muy sentimental.
ResponderEliminarSegún Gala, es importante mirar a un perro a los ojos. No estoy muy de acuerdo, un día miré a uno a los ojos y casi me da un bocao.
ResponderEliminarCuando pienses en abandonar a tu perro, piensa que él jamás lo haría.
ResponderEliminarNo creo que esto ocurra, no tengo perro.
EliminarSi los sueños los detuviéramos a nuestro lado
ResponderEliminarnunca sabríamos si se pueden hacer realidad
Como dice esta reflexión deberíamos aprender a
gozar teniéndo lo que tenemos sin poseerlo, ni
retenerlo...
Hay una frase de una película que me enseñó muchas
cosas, entre ellas a no intentar retener nada a mi
lado...
Esa frase dice así:
alguien dijo una vez:
si deseas algo con mucha fuerza
déjalo escapar en libertad.
Si vuelve a tí,sera tuyo para siempre,
si no regresa,
no te pertenecía desde el principio
Me ha gustado.
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