Si yo fuese Dios
y tuviera el secreto,
haría
un ser exacto a ti;
lo probaría
(a la manera de los panaderos
cuando prueban el pan, es decir:
con la boca),
y si ese sabor fuese
igual al tuyo, o sea
tu mismo olor, y tu manera
de sonreír,
y de guardar silencio,
y de estrechar mi mano estrictamente,
y de besarnos sin hacernos daño
--de esto sí estoy seguro: pongo
tanta atención, cuando te beso--;
entonces,
si yo fuese Dios,
podría repetirte y repetirte,
siempre el mismo y siempre diferente,
sin cansarme jamás del juego idéntico.
(Escucho tu silencio,
Oigo
existes.
Creo en ti.
"Ángel Gonzalez"
Artículo reeditado: Originalmente publicado el 27 de Agosto de 2009.
Artículo reeditado: Originalmente publicado el 27 de Agosto de 2009.
No hay comentarios:
Publicar un comentario