12 de septiembre de 2016

Bulldog Carter 2





La vida transcurría con normalidad en el South Side, todo parecía estar bien, es decir como siempre: los capos seguían reinando en las calles, los rateros y estafadores campaban a sus anchas, el licor, aunque prohibido, corría como ríos en los garitos que todos conocíamos, las putas seguían ejerciendo, los prestamistas seguían enriqueciéndose, los corredores de apuestas parecían los únicos con trabajo y la mayoría buscaba infructuosamente trabajo, rebuscando entre la basura para poder encontrar algo con lo que comer.

Yo no me podía quejar, llevaba solo unos meses ejerciendo de detective y no me había faltado trabajo. Claro que no habían sido cosas muy importantes: algunos casos de mujeres y maridos engañados, buscar algún coche o alguna cartera robada, en general pequeños trabajos relacionados con las infidelidades, con robos y pequeños hurtos; estaba claro que con ese nivel no me haría rico, pero al menos tenía para vivir, eso si, sin ningún lujo.

Todo el mundo cree que para ser detective privado, has tenido que ser primero policía, o al menos contar con su favor y apoyo; pues bien, aunque es lo mas corriente, no es absolutamente necesario, mi caso es un claro ejemplo, no he sido poli, mas bien todo lo contrario, pero conozco las calles y a sus habitantes mejor que el mejor de los polis, y aunque no tengo su favor ni su apoyo, cuento con su “respeto”, me explico: hay 2 tipos de polis, los honestos y los corruptos.

De los primeros solo conozco a uno, Mac, es un irlandés tozudo como una mula, fue el poli que me detuvo y el que mas se alegra de que vaya por el buen camino, es un tipo de fiar, por el que puedes dar tu brazo derecho porque sabes que siempre te salvará el culo, en el tengo mi principal aliado, quien lo iba a decir, dentro de la comisaría del distrito.

De los segundos, los corruptos, es decir, el resto de los que conozco, tengo su miedo y su complicidad; saben que lo se todo sobre ellos, les he visto recoger el sobre muchas veces, incluso en alguna ocasión, yo mismo se lo daba, he visto cosas que podrían dar con sus huesos en chirona, he visto como amañaban pruebas, “recogían la basura”, como convencían a algún “elemento peligroso” para los “jefes” de que no metieran la pata o para que no testificaran o cambiaran su testimonio en un juicio y en alguna ocasión, he sabido que se les había ido la mano y habían dado pasaporte a mas de uno. Esa relación hacía que me observaran con recelo pero que no me atacaran, es mas, cuando necesitaba de ellos para alguna información o alguna otra cosa, aunque seguramente a regañadientes, me lo daban, incluso sin pedir la “compensación económica” habitual. Pero no podía estar totalmente confiado, sabía que cuando tuvieran la mínima oportunidad, a mi primer descuido, me meterían un tiro en la nuca, así que nos vigilábamos mutuamente, como los púgiles antes de comenzar el combate, pero de momento solo eso, nos vigilábamos…

A pesar de todo se puede decir que soy feliz, porque además de sobrevivir en estos duros tiempos, ahora no le debo ni me debo a nadie, dependo solo de mi y me encuentro bien estando en este lado de la ley.

Además he conocido a Mary, en realidad hace tiempo que la conocía, desde que llegó a trabajar a casa de Madame Claude, entonces era mucho mas joven, la típica granjera que viene a la gran ciudad a comerse el mundo y termina devorada por la furibunda bestia de la citty, entonces la conocí por su nombre profesional, Estrella, era guapa pero inexperta, nunca mostró sentimiento alguno hacia mi y conseguir sus favores siempre dependía de lo llena que estuviera mi cartera.

Continuará…

Artículo reeditado: Originalmente publicado el 20 de Octubre de 2014.

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