La vida
transcurría con normalidad en el South Side, todo parecía estar bien, es decir como
siempre: los capos seguían reinando en las calles, los rateros y estafadores
campaban a sus anchas, el licor, aunque prohibido, corría como ríos en los
garitos que todos conocíamos, las putas seguían ejerciendo, los prestamistas
seguían enriqueciéndose, los corredores de apuestas parecían los únicos con
trabajo y la mayoría buscaba infructuosamente trabajo, rebuscando entre la
basura para poder encontrar algo con lo que comer.
Yo no me podía quejar, llevaba solo unos meses ejerciendo de detective
y no me había faltado trabajo. Claro que no habían sido cosas muy importantes:
algunos casos de mujeres y maridos engañados, buscar algún coche o alguna
cartera robada, en general pequeños trabajos relacionados con las infidelidades,
con robos y pequeños hurtos; estaba claro que con ese nivel no me haría rico,
pero al menos tenía para vivir, eso si, sin ningún lujo.
Todo el mundo cree que para ser detective privado, has tenido que
ser primero policía, o al menos contar con su favor y apoyo; pues bien, aunque
es lo mas corriente, no es absolutamente necesario, mi caso es un claro
ejemplo, no he sido poli, mas bien todo lo contrario, pero conozco las calles y
a sus habitantes mejor que el mejor de los polis, y aunque no tengo su favor ni
su apoyo, cuento con su “respeto”, me explico: hay 2 tipos de polis, los
honestos y los corruptos.
De los primeros solo conozco a uno, Mac, es un irlandés tozudo
como una mula, fue el poli que me detuvo y el que mas se alegra de que vaya por
el buen camino, es un tipo de fiar, por el que puedes dar tu brazo derecho
porque sabes que siempre te salvará el culo, en el tengo mi principal aliado,
quien lo iba a decir, dentro de la comisaría del distrito.
De los segundos, los corruptos, es decir, el resto de los que
conozco, tengo su miedo y su complicidad; saben que lo se todo sobre ellos, les
he visto recoger el sobre muchas veces, incluso en alguna ocasión, yo mismo se
lo daba, he visto cosas que podrían dar con sus huesos en chirona, he visto
como amañaban pruebas, “recogían la basura”, como convencían a algún “elemento
peligroso” para los “jefes” de que no metieran la pata o para que no
testificaran o cambiaran su testimonio en un juicio y en alguna ocasión, he
sabido que se les había ido la mano y habían dado pasaporte a mas de uno. Esa
relación hacía que me observaran con recelo pero que no me atacaran, es mas,
cuando necesitaba de ellos para alguna información o alguna otra cosa, aunque
seguramente a regañadientes, me lo daban, incluso sin pedir la “compensación
económica” habitual. Pero no podía estar totalmente confiado, sabía que cuando
tuvieran la mínima oportunidad, a mi primer descuido, me meterían un tiro en la
nuca, así que nos vigilábamos mutuamente, como los púgiles antes de comenzar el
combate, pero de momento solo eso, nos vigilábamos…
A pesar de todo se puede decir que soy feliz, porque además de
sobrevivir en estos duros tiempos, ahora no le debo ni me debo a nadie, dependo
solo de mi y me encuentro bien estando en este lado de la ley.
Además he conocido a Mary, en realidad hace tiempo que la conocía,
desde que llegó a trabajar a casa de Madame Claude, entonces era mucho mas
joven, la típica granjera que viene a la gran ciudad a comerse el mundo y
termina devorada por la furibunda bestia de la citty, entonces la conocí por su
nombre profesional, Estrella, era guapa pero inexperta, nunca mostró
sentimiento alguno hacia mi y conseguir sus favores siempre dependía de lo
llena que estuviera mi cartera.
Continuará…
Artículo reeditado: Originalmente publicado el 20 de Octubre de 2014.
Artículo reeditado: Originalmente publicado el 20 de Octubre de 2014.
Interesante chuchi.
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