Casi amanecía cuando desperté, lo estaba deseando. Otra jornada de pesca, pero esta vez en embarcación. !que maravilla!, me encanta navegar, bueno, todo lo que tenga que ver con el mar me fascina, y si el tiempo acompaña, mejor que mejor.
Habíamos quedado a las siete en el club náutico, y desde hacia quince minutos el tío ya estaba allí preparado para embarcar y poner rumbo al sur. !Que bonito suena eso!. El patrón nos indico que íbamos a por chocos, que al parecer se estaban dando en la zona donde supuestamente nos dirigíamos, nos falto tiempo para pertrechar los bártulos en los tambuchos de proa, y abrigarnos para no coger frío mientras se navegaba.
Mi hermano me confeso que el no había cogido nunca chocos, le advertí que era una pesca muy divertida, porque aunque te parezca que no están, el peso de las cañas, nos ayudan a conocer si estaban cogidos o no, porque contrario a la pesca de peces, el choco, jibia, calamar o pulpo, no dan tirones bruscos del sedal, si no que al agarrarse al señuelo, pesa mas , y si se engancha, podemos subirlo a bordo.
Lo que no le dije a mi hermano es la forma que hay para subirlos, y ahí fue donde empezó la risa del choco.
Por todos es sabido que los cefalopodos, usan para su defensa una tinta espesa de color negro, pues yo creo que cada uno de los que subió el al barco, lo lleno de tinta, tenia por todo lados, ojos, orejas, boca, el pelo, las manos, los brazos, la espalda, la barriga, y eso no era todo, porque como no sabia esquivar el chorro de tinta, pues dirigía al animal para to los laos, y al que cogía, lo ponía de aquella manera.
El patrón estaba de un mosqueo de la ostia, ya no aguantaba mas mis risas, tenia el barco hecho una pena, era uno de esos que se llaman Cormorán, totalmente blanco, pero después de los chocos, tenia lunares negros hasta en los tambuchos, (es una especie de cofre que sirve para recoger las cosas), jamas me reí tanto yendo de pesca, y con mi hermano quien no se ríe? es fenomenal, aunque se le escaparon mas que cogía, nunca perdía el sentido del humor, así que el patrón no tuvo mas remedio que desistir de su enfado, y reírse aunque al barco le hubieran saldo lunares, y además porque al final de la pesca, se consiguió coger mas de setenta kilos de chocos y pulpos, que ahí es nada.
Mi hermano, mayor que yo, todo hay que decirlo, se lo paso de muerte, y cada vez que nos llamamos, siempre pregunta, ?que, cuando vamos a por unos choquitos?.
A vosotros tampoco os diré como se suben a bordo, por si alguna vez venís conmigo a cogerlos, que salga la risa del choco con toda su plenitud.
La fotografia es uno de los paisajes por los que pasamos cuando vamos navegando, es precioso.
P.D. Un consejo, mejor no ir vestidos de forma pija, jajajaja.
Artículo reeditado: Originalmente publicado el 05 de Marzo de 2010.
Alegre excursión y si hubo pesca mejor. Os comisteis tantos chocos.
ResponderEliminarYo tengo una esposa que tiene un choco; es decir paguata, lenta de reflejos, no se entera.......
ResponderEliminarLas veces que he ido a coger chocos siempre ha sido del plato, eso sí, acompañado de una cruzcampo. Un abrazo.
ResponderEliminarPrefiero calamares.
ResponderEliminarLa risa del choco como tú le llama es la risa más negra pero más alegre. Es bonito compartir un día de pesca con los colegitas.
ResponderEliminarNuncan me han gustado los blog pero puñetas con este me estoy enganchando
ResponderEliminarHe vivido jornadas parecidas en Chipiona y no se trata de las capturas, lo bonito es el rato que se pasa con los amigos. Llegas picha cansado pero henchido de salistre y aire puro. Buen artículo de pesca y muy simpático.
ResponderEliminarel choco se llama jibia....
ResponderEliminarjode tio ,buen relato de ese bonito dia de pesca, cucha hermano cuando vamos otra vez
ResponderEliminarjode,que buen relato,de ese dia de pesca,por cierto cuando vamos otra vez
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