En mi pocilga

Mire donde mire, no me falta de nada. Siempre soñé con esto. Si el paraíso existe debe parecerse a mi pocilga. Me suelen sacar de paseo por los alrededores, y allá donde vaya tengo todo lo que necesito para cebarme. ¡Que jolgorio!

Pero ojo, para llegar hasta aquí el camino ha sido largo. Todo empezó cuando mi alma, ahora putrefacta, empezó a corromperse. Tenía cierta estabilidad y mi familia era feliz, hasta que llamó a mi puerta un hombre ataviado con muchos maletines y me ofreció uno de ellos. Creyendo que se trataba de un vendedor ambulante me disponía a cerrarle la puerta, justo cuando de su boca salieron cinco letras que conformaron una palabra que me hipnotizó: P-O-D-E-R. Sin dudarlo cogí el maletín y en su interior había una marioneta que debía aprender a utilizar a la perfección si quería alcanzar mi nuevo estatus tan anhelado.

La primera demostración de mis avances en el manejo de títeres me llegó muy pronto. Había muchos delante de mi estrado, y  muchísimos más en sus casas siguiéndome por televisión. No sabía si sería capaz de manejarlos a todos. La presión me atenazaba y no debía fallar, ya que aquellos que se me escaparan podían ser mejor manejado por otros, y eso supondría el fin de mis sueños. Debía aglutinar al mayor número de marionetas y manejarlas a la perfección. Siendo capaz de ello, mi pocilga estaría más cerca.

Resultó que mis muñequitos de trapo representaron un teatrillo sublime y me alzaron a lo más alto. Fui aclamado por mis propios títeres el día que el imperio se rindió a mis pies y me senté sobre ese poder tan añorado. Al poco tiempo el trono que ostentaba crujió, y cuando agaché la cabeza observé que todas mis marionetas estaban ahí, aguantando mi peso. Con el segundo crujido sobrevino un desplome celestial que transformó mi universo en la pocilga que ahora habito. Todas mis marionetas se convirtieron en el pienso que me serviría de alimento durante mi lujosa vida. Y lo más maravilloso de todo es que nadie jamás se atreverá a iniciar una matanza.

Nuestro amigo Bernardo nos remite este crítico e imaginativo artículo. GRACIAS.

Artículo reeditado: Originalmente publicado el 14 de Febrero de 2012.