Ambrose Bierce
LOS SALVADORES DE VIDAS
LOS SALVADORES DE VIDAS
Setenta y cinco Hombres se presentaron ante el Presidente de la Sociedad Humana y solicitaron la gran medalla de oro por haber salvado vidas.
-Vaya, sí -dijo el Presidente-, mediante sus diligentes esfuerzos tantos hombres deben haber salvado un considerable número de vidas. ¿Cuántas salvaron?
-Setenta y cinco, señor -replicó el Vocero de los Hombres.
-Ah, sí, eso hace una cada uno; muy buen trabajo, muy buen trabajo, por cierto -dijo el Presidente-. No sólo tendrán la gran medalla de oro de la Sociedad sino, también, su recomendación para un empleo en las dotaciones de varias estaciones de botes salvavidas a lo largo de la costa. ¿Pero cómo salvaron tantas vidas?
El Vocero de los Hombres respondió:
-Somos agentes de la ley, y acabamos de abandonar la persecución de dos asesinos fugitivos.
LA ZARIGÜEYA DEL FUTURO
Un día, una Zarigüeya que se había dormido colgada de la cola, en la rama más alta de un árbol, despertó y vio una enorme Víbora enroscada cerca de la rama, entre ella y el tronco del árbol.
-Si me quedo -se dijo-, me engullirá; si me dejo caer me romperé el cuello.
Pero súbitamente se le ocurrió una estratagema.
-Mi perfecto amigo -dijo-, mi instinto paternal reconoce en usted una noble evidencia e ilustración de la teoría del desarrollo. Usted es la Zarigüeya del Futuro, el Sobreviviente Mejor Adaptado, último de nuestra especie, el fruto maduro de la prensilidad progresiva: ¡pura cola!
Pero la Víbora, orgullosa de su antigua superioridad en la historia de las Escrituras, fue estrictamente ortodoxa y no aceptó el punto de vista científico.
EL PAVIMENTADOR
Un Autor vio a un Trabajador colocando piedras en el pavimento de una calle, y aproximándose, le dijo:
-Amigo mío, usted parece fatigado. La ambición es un duro capataz.
-Estoy trabajando para el Sr. iones-respondió el Trabajador.
-Bueno, arriba ese ánimo -siguió el Autor-. La fama llega cuando menos se la espera. Hoy usted es pobre, oscuro y está desanimado, pero mañana su nombre puede sonar en todo el mundo.
-¿De qué me está hablando? -dijo el Trabajador-. ¿No puede un honesto pavimentador hacer su trabajo en paz, y ganar con él su dinero, y vivir de él, sin que otros vengan a decir disparates acerca de la ambición y de la esperanza de fama?
-¿Y no puede hacerlo un honesto escritor? -dijo el Autor.
LOS DOS POETAS
Dos poetas se disputaban la Manzana de la Discordia y el Hueso de la Disputa, porque ambos estaban muy hambrientos.
-Hijos míos -dijo Apolo-, repartiré los premios entre ustedes. Tú -dijo al Primer Poeta- sobresales en Arte: toma la Manzana. Y tú -dijo al Segundo Poeta-, en imaginación: toma el Hueso.
-¡El mejor premio al Arte! -dijo el Primer Poeta, con aire triunfante, y tratando de devorar su premio se rompió todos los dientes. La Manzana era una obra de arte.
-Eso demuestra el desprecio de nuestro maestro por el mero Arte -dijo el Segundo Poeta, sonriendo.
Trató de roer su Hueso, pero sus dientes lo atravesaron sin encontrar resistencia.
Era un Hueso imaginario.
Artículo reeditado: Originalmente publicado el 9 de agosto de 2011.
Nunca había leído nada igual en el mundo de la fábula. Este tío es un tanto extraño, pero buen escritor e imaginativo.
ResponderEliminar¿No se ha vuelto a saber nada de él desde que se fue a la guerra de Méjico?.
ResponderEliminarDe locura la imaginación de este individuo. Me ha encantado y he leído también las anteriores.
ResponderEliminarYo a este loco de atar lo metería de presidente de algún partido político. Convencido de que salimos de la crisís y tendríamos hasta un turismo de más calidad y no la de los niñatos alemanes e ingleses que vienen a mi ciudad a ponerse pedos y no dejarnos domir hasta el amanecer. Fuera ese turismo de golfos.
ResponderEliminarEs un autor con realismo deformado que hace que los relatos se conviertan en un juego donde intervien sonidos, pensamientos, objetos...siempre me ha encantado este escritor.
ResponderEliminarPor si os interesa sin mancionar los cuentos, las obras más importante de este excelente escritor (maldito para mucha parte de la sociedad norteamericana), son:
ResponderEliminarThe Fiend's Delight (1873)
Cobwebs from an Empty Skull (1874)
The Dance of Death (con Thomas A. Harcourt y William Rulofson como William Herman) (1877)
Lo que pasó en el puente de Owl Creek (An Occurrence at Owl Creek Bridge, 1891)
Tales of Soldiers and Civilians (Cuentos de civiles y soldados) (1891), cuyo título fue cambiado más tarde por el de En medio de la vida (In the Midst of Life), con reminiscencia del primer verso de la Divina Comedia. En estos relatos, los protagonistas son personajes normales a quienes, con su propia colaboración involuntaria, el destino arrastra invariablemente a un hado fatal.
Black Beetles in Amber (1892)
The Monk and the Hangman's Daughter (1892)
Can Such Things Be? (¿Puede ocurrir esto?) (1893), colección de cuentos de terror sobrenatural.
Fantastic Fables (1899)
The shadow on the dial, and other essays (1909)
The Devil's Dictionary (El diccionario del diablo) (1911)
Collected Works (1909)
Write It Right (1909)
A Horseman in the Sky, A Watcher by the Dead, The Man and the Snake (1920)??
A Vision of Doom: Poems by Ambrose Bierce (1980)
Se fue a la guerra de Mejico y fue lugarteniente de Zapata.
ResponderEliminarMuy importante la aportación de Katu. Leeré obras de Bierce; me gusta muchísimo su forma de escribir.
ResponderEliminarCuando un escritor se sale de los cánones establecidos por la maquinaria implacable de la sociedad, automáticamente le tachan de proscrito o maldito. Le pasó a Ambrose Bierce en la sociedad norteamericana, así como a Charles Pierre de Baudelaire en la francesa.
ResponderEliminarPor muy maquiavélica que sea la zarigüeya, la víbora pasa del tema y se cobija en los ancestros; vamos, que se la zampó.
ResponderEliminarDificil de entender a este escritor.
ResponderEliminarEste es el loco más maravilloso que he leido.
ResponderEliminarHabía un hombre limpiando un espejo, y de repente se frena y dice: Lo limpias vos o lo limpio yo
ResponderEliminarUn egoísta es una persona que piensa más en sí misma que en mí.
ResponderEliminarLas cosas no son lo parecen. Sin embargo, tampoco son de otra manera.
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