14 de marzo de 2016

Frutos de vida

Una última claridad antes que el sol decline y en estas playas pose su higuera de noche. 
Un cuerpo preciso para el final de mi mano, una sierpe de bocas en la pendiente del aire y que la vida confunda sus flores tan serias con el aceite o fulgor de un sueño insaciable. 
Que nada exista más allá del húmedo relámpago de un ser acariciado y su extrema plegaria. 
Enséñale a la muerte ese salvaje canto de un sexo hecho clavel líquido del aire. Enséñale los bordes del vuelo del deseo.
Que dancen los cuerpos con vocación de sombra, que pronuncien tu nombre por pasillos de fiebre, que en presagios de luz se transformen los brazos hasta que el grito arañe horizontes y escalas, nidos, perfumes, semillas, maderas, escotes, lucernas llenas de fuego: frutos de vida.
Volverán después las miradas a su espejo vacío. Promesas de ceniza serán: ceniza misma. Ánforas saciadas. Cuerpos profanados, ahora más ciertos. Sucumbe así, encelada luz de labios, el abismo festejado de la vieja ceremonia...

Ilya

Ilya nos muestra su faceta mas intimista. Gracias.

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