2 de marzo de 2015

Los nuevos titanes de la arena política

No debe estar llevando demasiado bien estos días el viril gobierno griego eso de tenérsela que envainar como ya hicieran otros en su día.
Y mira que los griegos se han puesto duros hasta en la pose, más que a la foto de un gobierno, casi recuerdan al póster de alguno de esos ochenteros grupos de rock duro. No suelo tener nada en contra de los gobiernos de izquierdas, salvo cuando, claro, les da por excluir descaradamente a las mujeres. Los Syriza no han tenido que guardar las formas, ni siquiera han dejado hueco para la vocalista, sustituida en este caso por el nuevo sex symbol de las finanzas, Yanis Varoufakis.
Y es que, parece que en ciertos asuntos como la política y la economía, siguen sin caber las medias tintas. Tampoco en esta, nuestra querida España, donde asistimos a un panorama no mucho más alentador.
Como se pasa del blanco al negro, como pasamos en tan sólo semanas del abrigo al bañador, así, la arena nacional, donde solían batirse el cobre los viejos y laureados dioses de la política, pasa estos días a estar tomada por una nueva generación de intocables titanes. Se trata de -como quiera que se les llame- plazas, círculos o espacios, tan agresivos y violentos que resulta difícil que nosotras encajemos en ellos, si no es en un papel de bella y raptada víctima o de frágil florero.
La cuenta atrás ha comenzado, efectivamente, suena un nuevo tic tac (otro más) y la carrera está a punto de empezar sin nosotras. En la meta, a nuestros jóvenes y apuestos chicos de la nouvelle politique les espera el poder con mayúsculas en forma de ansiado trofeo, quizás, entonces sí, éste les sea entregado por alguna chica sexy que hasta los haya votado.
Lo de la violencia machista, la brecha salarial, el techo de cristal, la corresponsabilidad... Eso ya lo iremos viendo cada 25 de noviembre, cada 22 de febrero y cada 8 de marzo. Porque esas cosas, es decir, el hecho de que la mitad de la población haya pagado con más de 50 asesinatos un sólo año de machismo (2014), que el trabajo esa misma mitad de la población se valore un 24% a la baja (en euros contantes y sonantes) y que tampoco se pueda mirar al horizonte con una cierta proyección profesional, sin pensar que las cargas familiares y las tareas del espacio privado a nosotras nos pesan el doble... Esto no parece haber alcanzado el rango de problema, ni económico, ni social.
Toca ir a lo urgente, salvar la patria. Oigámosles cacarear los datos de la discriminación por orden, en cada una de las fechas y, mientras, desde las gradas, aplaudamos a nuestros valientes y testoterónicos guerreros de la política nacional.

Ana Pérez Luna
www.eldiario.es

No hay comentarios:

Publicar un comentario