Inmerso en mis pensamientos y en mi caminar, no me percaté
de que estaba siendo observado desde el otro lado de la calle. Su visión era
tan perfecta que ni las tinieblas le podían impedir tener una nítida imagen de
mi deambular.
Mentalmente me sentía pesaroso y exhausto. El gélido frío
nocturno no ayudaba para nada a recobrar mis energías, aumentando mi
debilitamiento emocional con el paso de cada segundo.
Con la cabeza gacha, la única certeza que tenía era que los
gusanos nocturnos aprovechaban la ausencia de viandantes para buscarse la vida entre
las grietas de las baldosas. Es en esos momentos de soledad cuando todos
buscamos resquicios donde cobijarnos.
Dichos anélidos vendrían a dar con la tecla. Necesitaba
encontrar refugio urgentemente, puesto que de no ser así, el frío y mis
pensamientos terminarían por doblegarme y dejarme sin aliento.
Lo que no sabía era que quien me iba a ofrecer refugio era
un zorro. Algo me hizo levantar la mirada del suelo directamente hacía donde el
animal se hallaba observándome. Allí se encontraba, justo al otro lado de la
calle. Me dio la impresión de que llevaba mirándome desde hacía rato, sin duda
tratando de encontrar la forma de ayudarme.
Lo que está claro es que halló la forma de hacerlo, puesto
que en cuanto cruzamos miradas, supe que estaba a salvo. Tan sólo nos miramos
durante un brevísimo instante, pero para mí fue más que suficiente.
En sus ojos empecé a distinguir rostros que me resultaban conocidos.
Poco a poco fueron apareciendo desde lo más profundo de la mirada del zorro
caras de familiares y amigos. Allí estaban, todos reunidos, sonriéndome con
ternura. No fue necesario que dijeran nada. No tuve que escuchar ninguna de sus
voces para tener constancia de lo que me querían revelar. Todos parecían
decirme, sin llegar a hablarme, que estaban conmigo, que siempre tendría el
apoyo de todos ellos y que siempre estarían a mi lado, sin importar cuándo o
cómo.
Así, el zorro dio media vuelta y se marchó, dejando tras de
sí un destello que desde entonces alumbraría mi caminar.
Artículo reeditado: Originalmente publicado el 27 de Marzo de 2014.
Artículo reeditado: Originalmente publicado el 27 de Marzo de 2014.
El artículo estamuy bie, el apiadarse de otras personas es ley divina y humana. Si cuentas tu historia personal siempre es positivo que los demás te apoyen.
ResponderEliminarEl apoyo de familiares y amigos es fundamental en nuestras vidas.
ResponderEliminarMi Maná-Maná no necesita ninguna grieta para vivir.
ResponderEliminarEs un gusano, más que gusano es un miriápodo. Gracias a sus diez mil pies puede estar, al mismo tiempo, en su mansión (sin licencia de obras), en su amplísimo despacho, en lujosos hoteles (tarjeta visa oro con cargo a la Administración), en restaurantes donde no caben más tenedores en sus placas, sobre todo los especializados en langostas (tarjeta visa oro con cargo a la Administración), jugando a la "escondé" con los sindicalistas liberaos (es muy juguetón), jugando al teto con la Maína, bañarse en sus piscinas morenas (prevaricación tritonera), como las de la copla, preparando Decretos (algún trabajador sale violado), pidiendo limosnas, empeñando el futuro de la ciudad, en Madrid para preparar los próximas elecciones municipales, haciéndole la pelota al gran caimán o jugando a ser Silas Marner.
Suerte tenemos que no sabe hacer la O con un canuto.
Quiere ser zorro pero no llega ni a comadreja. No tiene ni mirada profunda ni psicología, piensa (¡vaya alago!) que no lo necesita.
Se puede ser más corrupto (nos perderíamos por las inmensidades de nuestra piel de buey), pero más prepotente, chulo e intolerante, imposible.
Tenemos que acabar con esta lacra, que es uno de los elementos que están potenciando la gran diáspora de nuestros jóvenes.
Vaya generación de políticos!!!!!
EliminarPara encontrar la felicidad hay que superar momentos difíciles y complicados.
ResponderEliminarLa verdadera amistad es como la fosforescencia, resplandece mejor cuando todo se ha oscurecido.
ResponderEliminarGracias a la amistad podemos contar con el particular ángel de la guarda para protegernos.
ResponderEliminarPues yo prefiero las miradas de las zorras...
ResponderEliminarMe gusta.
EliminarPillín, pillín...
EliminarAmi las de las putas directamente.
EliminarTRES CLAVES PARA SER FELIZ:
ResponderEliminar1.- Ser uno mismo.
2.- No aferrarse a nada ni a nadie.
3.- Tener presente a la familia y amigos.
Está clara la diferencia de un perro y un zorro, el perro sale con cualquiera y un zorro es mas selectivo...
ResponderEliminarCuando Botas, de Dora La Exploradora, dice: "ese zorro escurridizo siempre está tratando de birlarnos algo" me viene a la cabeza Rajoy.
ResponderEliminarLa mirada del zorro nunca sonríe.
ResponderEliminarMe tiene indignada lo del rescate a las autopistas de peaje. El gobierno que no salvó a las PYMES, salva a las concesionarias....
ResponderEliminarDISFRUTEN DE LO VOTADO
Extrema DERECHA.
EliminarEs muy triste, y frustrante, que la mejor generación de jóvenes de la historia haya tenido que coincidir con la peor generación de políticos.
ResponderEliminarNodoyuna, como siempre "sembrao".
ResponderEliminarYa sé quién se come los gatos de Robin.
ResponderEliminarPero no tenía caballas?
EliminarLa vendedora es Maruja.
EliminarLa mirada del tigre es más peligrosa.
ResponderEliminarBuen artículo, con una metáfora sobre la importancia de los seres queridos.
ResponderEliminarConozco a una monja que se llama Rita. Pues bien, tuvo que cambiarse de nombre porque todos le llamaban "Zor rita".
ResponderEliminarSegún las cifras, desde 2.007 hasta hoy han partido de España en torno a 2.500.000 personas, la gran mayoría jóvenes.
ResponderEliminarNo nos preocupemos que los brotes verdes nos invaden.
Disfrutemos de lo votado.
La estampa del zorro, coyote o lobo es preciosa. Da gusto ver cualquier animal en libertad, en su hábitat natural.
ResponderEliminarEste Bake escribe muy bien, me ha gustado el artículo.
ResponderEliminarMe ha gustado.
ResponderEliminar- ¿Desde cuándo tiene usted la obsesión de que es un perro?
ResponderEliminar- Desde cachorro, doctor.